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Carlos Santana: «Claude, te extraño»

En 2011, Carlos Santana aún pudo disfrutar de la compañía del fundador del Festival de Montreux, Claude Nobs. Reuters

"Esto es más que música, es una experiencia espiritual", el decir de una de las espectadoras del único concierto ofrecido la víspera por Carlos Santana en la edición actual del Festival de Jazz de Montreux. Fue la décimo tercera visita del mexicano a la escena de la pequeña localidad suiza, convertida en meca musical mundial por el desaparecido Claude Nobs, entrañable amigo de Santana.

También era verano. Pero de 1961, en Tijuana. Javier Bátiz tocaba ese instrumento fascinante ante los ojos del adolescente Carlos Santana. El chico, venido de Autlán, Jalisco, ya tenía cerca de un año de haber dejado en el rincón el violín de su padre, un músico que para alimentar a su familia, recién había emigrado a San Francisco, con una viola y su atuendo de mariachi.

Ante los acordes de Bátiz, Carlos, de catorce, se dijo: “Así quiero ser. Eso quiero hacer hasta el final de mi vida”.

Ocho veranos después, el mexicano sería conocido en el mundo entero, tras su épica aparición en Woodstock. Y aquellos suizos que desde entonces le han seguido, han sufrido y gozado de las experimentaciones en las que se ha sumergido uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos durante estos más de 45 años de trayectoria. Y sus seguidores helvetas lo han disfrutado muy de cerca, y en casa, a orillas del lago Leman, en la idílica Montreux.

A partir de 1970, el “hippie imperialista”, como lo calificara el presidente y general peruano Juan Velasco Alvarado, ha pisado en múltiples ocasiones los escenarios del Festival de MontreuxEnlace externo, ese lugar que desde otras latitudes parece un sueño inalcansable, la cita ineludible para todo aquel que quiera oír de lo bueno.

“Esta noche quiero un Santana puro, ese que yo he adorado, desde siempre”, indica Alain, que ya lo ha tenido ante sus ojos en cuatro ocasiones a su ídolo musical, “muy cerca, siempre, a escasos 10 metros de distancia”, allí mismo, en Montreux. Y el ginebrino no salió decepcionado del único concierto de ‘Devadip’ en esta edición, la 49, del Festival.

Conga y cuerdas

Si bien su último álbum, ‘Corazón’ (2014), marcó el ritmo en el concierto de ayer, con la balanza bien inclinada a la tumba afrocaribeña y a las piezas fácilmente digeribles, Santana también hizo un repaso, infernalmente pasional, de esos éxitos que le hicieron vender, también en Suiza, millones de copias de sus discos.

John Mc Laughling, acompañó también esta vez a Carlos Santana en Montreux, luego de que Quincy Jones presentara al mexicano con grandes elogios @2015 FFJM-Lionel Flusin

Al ganador de diez premios Grammy, que el 20 de julio cumple sus 68 años, le ha llegado la edad de recordar a los que ya han partido, y lo hizo ayer al mencionar a Claude Nobs, fundador del festival, y a B.B. King, más que una fuente de inspiración.

“Nosotros somos ahora ellos. Están aquí, a través nuestro”, dijo en las pocas frases que le dirigió al público, porque con su timidez de siempre, prefiere ofrecer a su público lo que mejor saber hacer.

Íntimos amigos

“Es la decimotercera vez que Santana viene a Montreux. Es, a la vez, mascota y amigo del festival, como lo era B.B. King. Pero antes, el guitarrista venía para 3 o 4 noches temáticas seguidas. Santana llamaba a Claude Nobs ‘hermano’, y gracias a él se produjeron esos proyectos especiales. Eso parece un poco más difícil ahora, con la desaparición de Nobs. La prueba es que en esta edición solo viene para un concierto y en el marco de su gira europea. Aunque, como siempre, lleno completo en el Auditorium Stravinsky”, comenta el especialista musical Laurant Flückiger, del diario suizo Le Matin, a swissinfo.ch.

El periodista suizo subraya el legado de Santana, “que ha hecho mucho en el terreno del llamado rock latino. Es y seguirá siendo un maestro para muchos artistas”.

Justo antes de iniciar su concierto con su “guitarra incendiaria”, como la califica Flückiger, Santana dirigió tres palabras a su amigo Nobs, fallecido en 2013: “Claude, te extraño”,

Para Santana, sin duda, Montreux ha sido y seguirá siendo Nobs. “Claude fue una de las primeras personas que pude respetar como a Bill Graham. El convenció al gobierno y a las empresas locales para invertir en ese festival de jazz, que pronto se convertiría en una de las joyas del mundo de los festivales. Me di cuenta que Claude nos quería mucho”, narra el guitarrista en su autobiografía ‘El tono universal. Sacando mi historia a la luz’, recién aparecida en Suiza, en su versión en alemán, el 11 de mayo pasado (Ediciones Riva).

«Si pudiese clonarme, uno de mis ‘yo’ viviría en Suiza”

De esos primeros pasos en Montreux, describe: “Por primera vez sentí en Europa una camaradería incluso más agradable que el ambiente en el viejo The Fillmore, con los ‘hippies’. (…) En Montreux todo era relajado y libre”.

“Al paso de los años toqué tan frecuentemente en Montreux y participé en tantos espectáculos especiales que el lugar se volvió mi segundo hogar. En serio, si pudiese clonarme, uno de mis ‘yo’ viviría en Suiza”, confiesa.

“Necesitamos más Montreux”

Claude y Santana serían pronto amigos íntimos. “Cada vez que estábamos en Montreux, nos abría las puertas de su casa y nos mostraba su colección de grabaciones y videos. Nos sentíamos como en un museo musical, cuando mirábamos desde las montañas nevadas al mundo”.

1993: en una de sus 13 estaciones en Montreux. Keystone

Incluso Santana describe que Claude fue amigo y colaborador. “Cuando quería yo probar algo nuevo, me ayudaba a realizarlo, como, por ejemplo, un concierto con John McLaughlin o una noche de Blues con Buddy Guy, Bobby Parker y Clarence “Gatemouth” Brown. En 2006 la mancuerna invitó a músicos africanos y brasileños para tocar durante tres noches seguidas. “Fue un festival durante un festival”.

Pero ayer Santana salió al escenario sin la presencia de su amigo suizo, que murió a causa de un accidente de esquí, apenas unos meses después de develar la estatua del guitarrista en los parques de la ciudad sede del festival.

Sobre el legado de Nobs, asienta en su libro el músico, nacionalizado estadounidense: “Considero que él se ha ganado el máximo reconocimiento por todo lo que ha hecho a nivel profesional y personal por los músicos. Necesitamos más laboratorios musicales como el de Montreux”.

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