Suzanne de Treville: “Los dirigentes son incapaces de afrontar riesgos como el coronavirus”
El coronavirus ha puesto de manifiesto, de forma abrupta, la fragilidad y dependencia que ha generado la globalización. Defensora de que las actividades industriales vuelvan a localizarse en Occidente, la profesora suizo-estadounidense Suzanne de Treville tiene la esperanza de que esta crisis sirva para despertar las conciencias.
El COVID-19 está a punto de doblegar a la economía mundial. Desde Asia hasta Estados Unidos pasando por Europa, el nuevo coronavirus llegado de China está paralizando la economía, asestando un duro golpe al crecimiento mundial y haciendo temblar los principales mercados bursátiles del mundo.
Esta crisis, sin embargo, también pone en evidencia los riesgos y las dependencias que conlleva ampliar cada vez más las cadenas de producción y suministro.Utilizando herramientas derivadas de las finanzas cuantitativas,
Suzanne de Treville, profesora de Gestión en la Universidad de Lausana, quiere demostrar que producir localmente resulta más ventajoso que trasladar la producción al extranjero. Incluso para una economía cara, como la suiza. Entrevista.
swissinfo.ch: El coronavirus ha conseguido paralizar toda la economía mundial en apenas unas semanas. ¿Han subestimado nuestros líderes la fragilidad de la globalización y los riesgos sistémicos que conlleva?
Suzanne de Treville: La mayoría de los dirigentes no son capaces de integrar en sus modelos de toma de decisiones conmociones como el coronavirus. Suponen que siempre todo va a salir bien; cuando se sabe que esa no es la realidad y que surgirán problemas importantes una de cada 100 o 500 veces.
Los riesgos asociados a prolongar la cadena de producción son considerables y se ignoran muy a menudo. Por eso es imprescindible formar a los futuros gestores en el pensamiento lógico y sistémico. Junto con mi asistente Jordi Weiss, hemos desarrollado un programa informático y juegos de simulación que permiten ver los costes reales de la deslocalización.
+ Versión del juego accesible para todosEnlace externo
swissinfo.ch: ¿Podría la crisis del coronavirus actuar como un electrochoque?
S.d.T.: Es lo que cabe esperar. Las consecuencias de la epidemia del COVID-19 en la vida de la gente y en la economía son lo suficientemente graves como para iniciar debates impensables hace solo unas semanas. A mediados de los años 90 empezamos a trasladar todo a China y a los países emergentes, sin pensar en los riesgos y las dependencias que esto supondría. Hoy, a la hora de la verdad, es brutal y muchos empresarios se preguntan cómo en ese momento pudieron tomarse decisiones tan estúpidas.
“Las consecuencias en la vida de la gente y en la economía de la epidemia del COVID-19 son lo suficientemente graves como para iniciar debates que eran impensables hace solo unas semanas”
swissinfo.ch: Sin embargo, es un hecho que ahora el mundo es más interdependiente. China representa casi una quinta parte de la producción mundial, forma parte de las cadenas mundiales de suministro y sus turistas gastan al año más de 260 000 millones de dólares. ¿Se puede retroceder?
S.d.T.: En los últimos 20 años se ha creído que con innovar en los países ricos y producir en economías de bajo costo era suficiente. Pero no solo no se puede disociar la innovación de la producción, sino que las actividades industriales también proporcionan muchos puestos de trabajo. Por cada puesto de trabajo en la industria, se crean entre cinco y diez en la cadena de suministro o en los servicios. Eso es mucho.
Del mismo modo, las operaciones de producción y de servicio ya no se pueden separar del todo, como se ha hecho hasta ahora. Hoy en día las dos deben estar estrechamente vinculadas.
swissinfo.ch: ¿Qué quiere decir con esto?
S.d.T.: Tomemos el ejemplo de la industria textil. Hoy en día, los gigantes de la moda rápida inundan sus estanterías con ropa barata producida en condiciones de trabajo deplorables en China y Bangladesh. Sin embargo, a menudo solo se vende el 10-20% de esta mercancía y el resto se destruye para dar paso a nuevas colecciones.
Desde el punto de vista económico, social y ecológico, esto es aberrante. ¡La industria textil es la segunda industria más contaminante del mundo, después de la industria del petróleo! Hace 6 años que el Departamento de Comercio de Estados Unidos utiliza una herramienta desarrollada por mi laboratorio para repatriar esta industria a los Estados Unidos. Esto permitiría crear allí puestos de trabajo y pondría fin a este desperdicio absurdo.
swissinfo.ch: ¿Cómo van a hacerlo?
S.d.T.: En el futuro, cuando usted quiera comprarse una camisa, podrá ir a un asesor personal que escaneará su cuerpo para diseñar una prenda a su medida. A continuación el pedido se hará en un pequeño taller de producción que esté cerca o en una zona de los Estados Unidos que necesite estos empleos. Después de utilizarla 40 o 50 veces, su camisa volverá al taller en el que se reciclará y reutilizará la fibra.
Este servicio se ofrecerá a un precio diferente dependiendo de si necesita su camisa para una boda la semana próxima o dentro de tres meses. Es un poco como en un avión: las personas que viajan en primera clase o clase preferente pagan gran parte del vuelo de quienes viajan en clase económica.
Por otra parte, este modelo de economía circular es muy flexible y se adapta mucho mejor a las necesidades del cliente que lo que las grandes cadenas de la moda ofrecen hoy en día.
swissinfo.ch: ¿Trabajando con la administración Trump, no está usted haciendo el juego a una política económica proteccionista que amenaza el equilibrio mundial?
S.d.T.: El uso de nuestra herramienta comenzó bajo la administración de Obama. De hecho, la persona en el Departamento de Comercio de los Estados Unidos que está a cargo de esta cuestión lleva 34 años en el puesto y, por lo tanto, ha trabajado bajo presidencias republicanas y demócratas. Crear puestos de trabajo y desarrollar la actividad industrial es, sin duda, la cuestión menos politizada de los Estados Unidos. Se trata de una medida unánimemente acordada para frenar la desindustrialización y el empobrecimiento que afecta a numerosas regiones del país.
swissinfo.ch: Su discurso tiene algo que atrae a los líderes políticos americanos y europeos. Uno se imagina, sin embargo, que no debe de ser demasiado atractivo para los países emergentes que han dado un salto adelante gracias a la industrialización de las últimas décadas.
S.d.T.: ¡Se confunde! Cuando era profesora en el MIT [Massachusetts Institute of Technology] en 2014, había muchos estudiantes chinos en mis clases. Estaban convencidos de que mi forma de ver las cosas representaba la esperanza de China. Hoy en día, las fábricas chinas son un verdadero infierno para los trabajadores. La industrialización a ultranza causa además terribles daños a la salud de las personas y al medioambiente.
Los líderes chinos ya se han dado cuenta de que no pueden seguir por este camino. En vez de inundar el mundo con productos baratos, ahora se concentran más en los productos de valor añadido y en el mercado interno. También se están desarrollando interesantes modelos de economía circular en la agricultura. El cambio está en marcha.
swissinfo.ch: ¿Y qué pasa con Suiza? ¿Tiene los medios para mantener una industria competitiva a pesar de los altos costes de producción y una moneda nacional fuerte?
S.d.T.: Está claro que la economía suiza va bien a pesar de la fortaleza del franco. Para muchas empresas, este es un detalle que es muy fácil de compensar. En Suiza contamos con una mano de obra bien formada y motivada porque los jóvenes tienen la oportunidad de trabajar en fábricas modernas, dinámicas y atractivas.
La proximidad a algunas de las mejores universidades y centros de investigación del mundo también es un activo primordial. En mis investigaciones he calculado, por ejemplo, que la flexibilidad de Suiza ofrece a las empresas tecnológicas un valor añadido del 15 al 100%.
Y eso sin contar con la infraestructura de alto rendimiento, ya sea en el área del transporte o de la administración pública. Así que tenemos en nuestras manos todos los activos para desarrollar en Suiza una industria fuerte y competitiva.
El verdadero coste de la deslocalización
El verdadero coste de la deslocalización
Suzanne de Treville ha desarrollado una herramienta –Cost Differential Frontier Calculador (CDF), accesible a todo el mundoEnlace externo– que demuestra que deslocalizar resulta mucho más caro que lo que los responsables empresariales han venido pensando hasta ahora.
El programa informático permite cuantificar los costes ocultos resultantes de ampliar la cadena de suministro. Ya sea que las empresas piden demasiado a sus proveedores en el extranjero y deben liquidarlo, o que no piden lo suficiente y se encuentran sin existencias. Esta herramienta ha impresionado enormemente a los economistas encargados de aplicar la estrategia de reindustrialización de Barack Obama. Está disponible, en el sitio web del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, para los empresarios y para quienes toman las decisiones.
La CDF se complementa con el programa informático Total Cost of Ownership EstimatorEnlace externo, un programa que permite considerar la treintena de parámetros que (junto con los costes laborales) intervienen en una transacción de deslocalización. Los gerentes de las empresas subestiman a menudo factores como los gastos de aduana, traducción, embalaje, productividad más baja, infraestructuras deficientes, pérdida de propiedad intelectual, incertidumbre sobre la estabilidad del país o la supervisión insuficiente.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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