¿Debe temer Suiza los ‘trusts’ anglosajones?
La lucha internacional contra la evasión fiscal ha socavado el reputado secreto bancario suizo. Berna se niega a hacer más concesiones, mientras los 'trusts' (fideicomisos anglosajones) y otras estructuras opacas no desvelen tantos secretos como lo han hecho los bancos privados helvéticos.
Varios círculos acusan a Suiza de recurrir a tácticas dilatorias para ganar tiempo. Pero incluso militantes independientes que defienden las reformas fiscales reconocen que los trusts han salido prácticamente ilesos de la reciente ofensiva contra los paraísos fiscales.
“Hasta ahora no había igualdad entre el secreto bancario clásico y sus variantes anglosajonas a la hora de establecer restricciones”, explica a swissinfo.ch Markus Meinzer, consultor en la sección alemana de la ONG británica Tax Justice Network (Red Justicia Fiscal).
Suiza teme que las fortunas depositadas en sus bancos abandonen el país rumbo a paraísos fiscales, si Berna acepta el intercambio automático de información con otros países.
Para muchos clientes acaudalados, el secreto bancario sigue siendo un activo valioso para mantener sus fortunas millonarias a salvo de gobiernos inestables, ex cónyuges, rivales de negocios y familiares codiciosos, sin olvidar los inspectores de Hacienda.
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La evasión fiscal origina una compleja intriga global
Trust en el punto de mira, pero…
Los trusts, las sociedades ficticias y otras entidades jurídicas opacas están en la mira de los gobiernos por su falta de transparencia. De hecho, se han adoptado regulaciones para arrojar luz sobre los recovecos de la gestión de fortunas.
La Ley para el Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras (FACTA) y las enmiendas a la Directiva Europea sobre la Fiscalidad de los Rendimientos del Ahorro (EUSD) que propone Bruselas son dos ejemplos. Gran Bretaña, cuna de los trusts, exige transparencia de sus múltiples territorios asociados que se han especializado en este sector, desde Jersey hasta las Islas Vírgenes.
En opinión de John Christensen, director de Tax Justice Network, las nuevas normas constituyen un paso en la buena dirección, pero por el momento solo abordan la superficie del problema.
“Las restricciones son fragmentarias y presentan lagunas”, declara a swissinfo. No se sabe si FACTA resolverá el problema, ya que se trata de una ley en proceso de adaptación y que no se aplica por igual a las distintas jurisdicciones.
“En la situación actual, si tuviera que asesorar a clientes sobre cómo desviar la atención del gobierno les aconsejaría un contrato de fideicomiso discrecional en un paraíso fiscal”.
Se cree que el modelo anglosajón del trust se remonta al siglo XIII, cuando los caballeros ingleses que partían a las Cruzadas confiaban sus propiedades a terceros con la misión de que se ocuparan de gestionarlas en nombre de la familia en caso de que no regresaran de Oriente.
Con el paso de los siglos, se desarrolló en el marco del derecho inglés un conjunto de reglas sobre los trusts, que se utilizaban cada vez más como un instrumento para administrar un patrimonio y resolver conflictos financieros o jurídicos.
Los trusts fueron especialmente útiles a la aristocracia para preservar el control sobre sus propiedades esparcidas en diferentes países y para gestionar la repartición de la herencia en la familia.
En el siglo XX, empezaron a ser útiles para evadir impuestos de sucesión –entonces en constante aumento– separando legalmente los bienes del dueño de los mismos.
Un trust carece de personalidad jurídica propia. Existe solamente un contrato entre la persona que constituye el patrimonio y la persona u organización que lo gestiona. El derecho anglosajón reconoce este contrato.
En el derecho germánico existen estructuras con un fin similar, especialmente las fundaciones, que sí están reconocidas como personalidad jurídica.
¿Quién dará el primer paso?
Markus Meinzer está convencido de que para reforzar las nuevas normas de transparencia se necesitan registros públicos que desvelen la identidad de los beneficiarios de un trust. “Sin tales registros, corremos el riesgo de acabar con un paquete de magníficas normas en el papel, pero imposibles de aplicar”, señala a swissinfo.ch.
Tanto Christensen como Meinzer destacan que la Directiva Europea sobre la Fiscalidad de los Rendimientos del Ahorro, pendiente desde 2008 pero aún no aprobada, establecerá condiciones de igualdad para los bancos privados y los trusts. Y es que las estructuras fiscales opacas estarán obligadas por ley a generar una transparencia fidedigna.
En lugar de utilizar los trusts como excusa para quedarse de brazos cruzados, Suiza debería acceder al intercambio automático de información fiscal, sostienen ambos expertos. De esta manera se adheriría a los esfuerzos para dejar limpio y reluciente el sector financiero global.
Hoy, sin embargo, Suiza no parece dispuesta a dar un primer paso. El país insiste en que antes se establezcan las normas internacionales donde se definan los estándares mínimos del intercambio de información que incluya a todos los territorios e instrumentos financieros.
Problema de legislación
La ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, ha solicitado reiteradamente una regulación más estricta de los trusts, de las compañías ficticias y otras estructuras opacas que esconden fortunas al fisco.
En la cumbre de los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20, celebrada en abril en Washington, Widmer-Schlumpf esquivó las críticas formuladas contra Suiza haciendo hincapié en los dobles estándares que se aplican a los “centros financieros extraterritoriales que se rigen por la legislación británica”.
“La identificación de los beneficiarios de los trusts debe mejorar en muchos países”, declaró.
Las publicaciones de Offshore Leaks a principios de este año revelaron no solo cómo trabajan los trusts y las sociedades ficticias, sino también cómo colaboran con los bancos, gestores de fortuna y abogados.
Varios artículos de prensa relacionaron a varios sospechosos de evasión fiscal con profesionales en Suiza que transfirieron y gestionaron fondos opacos en paraísos fiscales. La falta de regulaciones en Suiza ha contribuido, según Alexandre von Heeren, presidente de la Asociación Suiza de Compañías Trust, a procedimientos poco éticos.
“Desafortunadamente, los trusts están considerados como estructuras destinadas a ocultar activos. Trusts y secreto nada tienen que ver el uno con el otro”, señala a swissinfo.ch.
En lugar de criticar a los trusts, von Heeren quiere que Suiza acoja ese sector. El Partido Demócrata Cristiano (PDC, centro derecha) y otras formaciones han propuesto que el Parlamento adopte una legislación que autorice a los trusts a operar plenamente en suelo helvético.
El gobierno se opone a la moción al considerar que puede multiplicar la desconfianza y las sospechas sobre el sector financiero suizo.
“El gobierno no tratará el asunto porque considera que los trusts son un asuntos demasiado comprometido”, sostiene von Heeren. “Confía en que los trusts simplemente se irán, pero no lo harán”.
(Traducción: Belén Couceiro)
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