“Deberíamos acabar con la idea de que las «sustancias químicas para siempre» son indispensables»
Las sustancias sintéticas conocidas como PFAS están presentes en todo tipo de productos, desde las sartenes antiadherentes hasta la ropa. Pero la regulación de estas sustancias persistentes, ampliamente utilizadas pero profundamente dañinas, es compleja. En una entrevista con SWI swissinfo.ch, el catedrático suizo Martin Scheringer explica lo delicado que es el manejo de las llamadas "sustancias químicas para siempre".
La contaminación causada por “sustancias químicas para siempre” ocupa cada vez más titulares, sobre todo en Estados Unidos y Europa. En EE.UU., casi la mitad del agua que sale de los grifos contiene PFAS, según un estudio federal publicadoEnlace externo este verano. A partir de ciertos valores, los PFAS pueden causar enfermedades como cáncer, trastornos de tiroides, problemas de fertilidad y daños ambientales. Una nueva investigaciónEnlace externo financiada por el gobierno estadounidense, publicada en septiembre, encontró pruebas de que las mujeres diagnosticadas con algunos cánceres «hormonales» estaban expuestas a ciertas PFAS. Estas sustancias sintéticas son un tema candente para reguladores y legisladores, y se empieza a hablar de posibles prohibiciones.
El nombre de «sustancias químicas para siempre», o sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), procede de su capacidad para acumularse en el agua y los suelos, ya que no se descomponen debido a un enlace extremadamente fuerte entre los átomos de carbono y flúor. Según el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medioambiental de Estados UnidosEnlace externo, gran parte de la población ingiere o inhala estas sustancias químicas sintéticas liberadas a través del agua y los alimentos contaminados, e incluso del aire.
Existen miles de PFAS diferentes que se utilizan en todo tipo de productos y maquinaria, como automóviles, textiles, equipos médicos, molinos de viento y utensilios de cocina antiadherentes, por su resistencia a largo plazo a temperaturas extremas y a la corrosión.
Estas sustancias químicas también se utilizan, por ejemplo, para evitar que los alimentos se peguen a los envases o a los utensilios de cocina, para evitar que la ropa y las alfombras se manchen y para hacer más eficaz la espuma contra incendios. Sin embargo, como explica Martin Scheringer, científico medioambiental de la ETH de Zúrich y presidente del Panel Internacional sobre Contaminación Química (IPCP), estas sustancias no son indispensables para los productos de consumo.
SWI swissinfo.ch: ¿Hasta qué punto es preocupante la propagación de las PFAS?
Martin Scheringer: El problema es grave porque se ha extendido mucho y puede encontrarse prácticamente en todas partes. Además, estas sustancias son extremadamente resistentes. Encontrar una solución podría resultar muy difícil y caro, y con toda probabilidad nunca llegaremos al fonde de la cuestión.
Es muy difícil recuperar de la atmósfera sustancias que se diluyen en el medio ambiente de forma similar al CO2. Desde este punto de vista, no hay mucho que podamos hacer para extraer las PFAS de las aguas subterráneas, lo que confirma que se trata de un problema grave.
A principios de este año, el Forever Pollution Porject identificó altos niveles de PFAS en miles de lugares de toda Europa, incluida Suiza. Usted asegura que hay que tomarse en serio los resultados. Aunque las PFAS no causen problemas agudos de salud, pueden acumularse en el organismo y provocar enfermedades crónicas.
He hablado con expertos en PFAS en toxicología humana, y dicen que es muy importante señalar que algo que tiene toxicidad crónica, una toxicidad a largo plazo, puede ser tan malo como algo que tiene una alta toxicidad aguda. Si bebes agua con PFAS, no te mueres, no te sale un sarpullido. Sin embargo, si lo haces durante mucho tiempo, puedes desarrollar cáncer u otras enfermedades.
La Oficina Federal de Salud Pública de Suiza publicó en agosto un estudio de biomonitorización humana que reveló que el 3,6% de los participantes estaban expuestos a concentraciones de ácido perfluorooctanesulfónico, o PFOS, una sustancia prohibida en Suiza desde 2010, por encima del umbral nacional. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Por lo que sabemos, el PFOS es una de las PFAS más tóxicas. Sin duda, debería preocuparnos. El 3,6% representa un número considerable de personas y eso no es nada bueno. La población debería ser informada de la situación, y tendríamos que intentar averiguar de dónde proceden estos altos niveles de PFOS. ¿Cómo viven estas personas? ¿es algo que está en sus hábitos y en el tipo de material que tienen en sus casas o en sus alimentos? ¿O es algo que procede del agua potable y de la contaminación, de la espuma de extinción de incendios, por ejemplo?
¿Cómo podemos aislar a estas personas de ese tipo de contaminación? Una vez resuelto el problema, estas personas deben eliminar los PFOS de su organismo, y el proceso es lento. En cuatro años, los niveles disminuyen un 50%.Enlace externo
En la Unión Europea y Estados Unidos se debate mucho sobre la regulación y prohibición de las PFAS. ¿Habrá cambios próximamente?
Cinco países de la UE han propuesto restringir severamente la producción y el uso de PFAS; esta propuesta está aún en fase de consulta. No obstante, podría pasar mucho tiempo antes de que se tome una decisión. En general se trata de un paso normativo muy importante, porque por primera vez afecta a las PFAS en su totalidad.
El Gobierno suizo afirma que se toma en serio los riesgos para la salud y el medio ambiente de las PFAS y otros contaminantes persistentes. Tras una pregunta parlamentaria en 2022, el Gobierno aseguró que la cuestión «había adquirido una nueva dimensión en los últimos años, con múltiples análisis que demuestran la presencia, a veces en concentraciones peligrosas para la salud, de sustancias del grupo de las PFAS en cualquier lugar del medio ambiente». Los cantones tienen dificultades para aplicar la legislación vigente en los ámbitos de la protección de las aguas, los lugares contaminados, la gestión de residuos y el consumo de animales salvajes como el pescado, añadió.
El Gobierno está preparando un plan de acción para los próximos dos años con el fin de reducir la exposición de las personas y el medio ambiente a las sustancias persistentes. Las autoridades federales también siguen de cerca la evolución de los acontecimientos en la UE, en particular las conversaciones sobre una posible prohibición de los PFAS, y adaptarán la normativa suiza en consecuencia.
Sea cual sea, la decisión será analizada muy de cerca en todo el mundo. Para China, por ejemplo, la contaminación por PFAS es un problema enorme y, aunque el país se ha mostrado muy independiente respecto a este fenómeno, Pekín también seguirá la evolución de la situación.
En Estados Unidos y los Países Bajos, los gigantes químicos 3M, Chemours y su predecesor Dupont han sido objeto de demandas y cuantiosos acuerdos financierosEnlace externo por verter PFAS potencialmente nocivos en el medio ambiente local y los suministros públicos de agua. ¿Qué opina de esas demandas?
Son muy significativas. Son muy importantes porque estas empresas están implicadas en todo este asunto, o lo han causado, y es importante hacerles frente. Suiza no tiene el mismo tipo de industria; estas empresas no trabajan aquí.
Pero estas demandas son necesarias. En cierto modo, están empujando a las empresas a abandonar esa área de negocio [PFAS]Enlace externo hasta cierto punto y ponerle fin a esas prácticas que han estado utilizando durante muchos años y décadas.
Existen alternativas sin PFAS. ¿Qué ejemplos están marcando la diferencia?
Hay muchos ámbitos en los que es posible sustituir las PFAS o simplemente dejarlas fuera del producto, como las cremas para la piel, la cera para esquiar o la cuerda de escalada resistente al agua. Hay ropa de exterior, chaquetas, sacos de dormir y tiendas de campaña sin PFAS. Dinamarca ha prohibido los PFAS en los envases de alimentos. La gente ha encontrado alternativas y ha demostrado que funcionan. Hay cientos de ejemplos disponibles.
He oído a varias empresas químicas decir que estas aplicaciones de PFAS en productos de consumo pueden desaparecer. No quieren gastar dinero en ellas y afirmar que ya no las necesitan.
Sin embargo, hay dos segmentos del mercado que están obteniendo volúmenes de producción y beneficios muy grandes: los fluoropolímeros como el teflón y los gases fluorados utilizados en bombas de calor y sistemas de refrigeración. Con respecto a estos productos, la industria no querrá dar un paso atrás.
Una cosa es cierta: debemos acabar con el mito de que los PFAS son indispensables; no lo son, al menos no en los productos de consumo. Pueden ser muy importantes para algunos usos industriales porque tienen propiedades únicas muy fuertes, pero es totalmente posible prescindir de ellos en los bienes de consumo.
Texto adaptado del inglés por Carla Wolff
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