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Deshielo de los glaciares: ¿podemos anticiparnos a las inundaciones?

El río Simme en crecida en julio de 2018 cerca de Lenk
El río Simme en crecida en julio de 2018 cerca de Lenk. El agua de deshielo del lago Faverges, en el glaciar Plaine Morte, había comenzado a fluir el día anterior. Como resultado, los ríos Trübbach y Simme pronto comenzaron a desbordarse. Los turistas que estaban en la zona, un camping y un restaurante fueron evacuados. Keystone / Patrick Huerlimann

Millones de personas podrían verse afectadas por las inundaciones provenientes de los glaciares. Los científicos están investigando sobre los riesgos y las posibles medidas para mitigar estas catástrofes, no obstante, quedan muchas incógnitas.

Una escena del documental ‘Einstein’, producido por la televisión pública suiza SRF, conmovió al glaciólogo chino Shugui Hou. Las imágenes muestran cómo el agua del deshielo glaciar sale a borbotones de una presa natural, devastando el valle de Berna y provocando inundaciones en algunas zonas del pueblo. El espectáculo le recuerda un trágico suceso ocurrido en el Tíbet. El 26 de junio de 2020, los aldeanos del este de Nyainqêntanglha estaban recogiendo hierbas medicinales río arriba cuando una enorme cantidad de agua, hielo y rocas brotaron repentinamente de un lago glaciar.

De hecho, el hielo, los montones de rocas y la tierra que rodean los lagos glaciares actúan como presas naturales, pero son inestables. Las fuertes lluvias, la nieve o las avalanchas de hielo pueden elevar el nivel del agua y provocar el colapso de estas presas. Las inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares (GLOF, por sus siglas en inglés) son uno de los mayores peligros, aunque menos conocidos, de las regiones montañosas, afirma Shugui Hou tras ver el documental de la ‘Expedición SRF Deep into the Glacier’ en el reciente Festival de Cine ‘Global Science’Enlace externo de Basilea.

En el Tíbet, el agua surgió de repente a una velocidad increíble: según los científicosEnlace externo al frente de la investigación de este desastre, la presa derramaba una media de 5 602 metros cúbicos de agua -el equivalente a 2,3 piscinas olímpicas- por segundo. Afortunadamente, nadie murió, pero el diluvio inundó rápidamente viviendas, tierras de cultivo, carreteras y puentes.

«Eso nos lleva a pensar que este tipo de catástrofes existen desde hace siglos, pero en los últimos años han atraído una atención pública y científica dramática y catastrófica», afirma Shugui Hou, profesor de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China), cuyo departamento se centra ahora en el hielo y el cambio climático.

Aunque estos fenómenos repentinos ya amenazan a millones de personas, todavía no se comprenden bien y las predicciones siguen siendo muy especulativas. Sin embargo, los investigadores suizos y de otros países están aprendiendo cada vez más sobre sus peligros.

«Tsunamis que caen del cielo”

Las causas de las inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares son, en principio, conocidas: a medida que el cambio climático se impone y los glaciares retroceden, se forman lagos detrás de presas naturales. Estas presas pueden desbordarse o romperse y liberar enormes cantidades de agua de deshielo sin previo aviso. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo se refiere a ellos como «tsunamis que caen del cieloEnlace externo«.

Pero ¿por qué es tan difícil predecir estos fenómenos? Según Caroline Taylor, estudiante de doctorado de la Universidad de Newcastle que ha evaluado recientemente la amenaza mundial de los GLOF, simplemente hay demasiadas variables en juego, lo que significa que «nunca hay dos estallidos iguales». Crear un modelo único de predicción es, como en el caso de otras catástrofes naturales, extremadamente complicado. Si los científicos se centraran en un criterio u otro, pasarían por alto otros sucesos y alertas, afirma.

En un artículo publicado en febreroEnlace externo, Caroline Taylor y sus colegas trazaron un mapa del riesgo potencial. Llegaron a la conclusión de que 15 millones de personas en todo el mundo podrían estar expuestas a los efectos de posibles GLOF. De ellas, más de la mitad viven en India, Pakistán, China y Perú. Las regiones más afectadas son el Himalaya y los Andes. De los 30 países analizados, Suiza tiene el segundo riesgo más bajo después de Nueva Zelanda. Sin embargo, unas 700 000 personas en el país podrían estar expuestas a este fenómeno y sus consecuencias.

Los GLOF se vienen produciendo desde hace cientos de añosEnlace externo. Sin embargo, ni siquiera Suiza, con su amplia experiencia en dinámica de glaciares y modelización y vigilancia de GLOF, es capaz de prevenir completamente una catástrofe.

«Es ilusorio intentar encontrar una estrategia universal», afirma Mauro Werder, glaciólogo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ). La principal dificultad es que las tecnologías existentes no permiten medir con precisión los cambios en la red de canales de un glaciar.

Hay innumerables grietas pequeñas en un glaciar o en la interfaz entre el hielo y el lecho rocoso que crecen y se mueven constantemente, contribuyendo a la formación de lagos glaciares», explica Mauro Werder. Los científicos sólo pueden detectar una tendencia general, pero no saben si estas grietas crecerán hasta alcanzar varios metros. Tampoco saben si el agua de fusión glaciar fluirá lentamente por las grietas o si se acumulará rápidamente hasta alcanzar un volumen crítico, dando lugar a un fenómeno de fusión glaciar. «Quizá no ocurra nunca, o una vez, o muchas veces», añade.

Las fotos siguientes ilustran una expedición al glaciar de Plaine Morte, en Suiza occidental, para evaluar la situación:

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Experimentos costosos

En 2008 se construyó en los Alpes berneses un túnel valorado en 15 millones de francos para drenar el lago de agua de deshielo del glaciar inferior de Grindelwald. Desgraciadamente, según Mauro Werder, esta infraestructura sólo funcionó unos años y luego perdió su efecto porque el glaciar retrocedió aún más rápido de lo previsto.

El documental de SRF ‘Einstein’ presenta otro ambicioso experimento suizo: en 2019, las autoridades locales construyeron un túnel de drenajeEnlace externo a través del glaciar, que se extiende entre los cantones de Berna y Valais y recoge más de mil millones de litros de agua de deshielo cada verano.

El túnel drena artificialmente uno de los lagos del glaciar y pretende mitigar el riesgo de inundación, que es una amenaza constante para el pueblo de Lenk, situado más abajo. Aunque el proyecto cuenta con el apoyo científicoEnlace externo del Instituto Federal Suizo de Investigación Forestal, de la Nieve y del Paisaje (WSL), las autoridades locales han cuestionado el riesgo real de GLOFEnlace externo y si un túnel es la estrategia más rentable para reducirlo.

El glaciólogo chino Shugui Hou sostiene que este tipo de intervenciones no deben evaluarse y validarse en función de la relación coste-beneficio, ya que no existe una solución «de talla única». Las medidas de mitigación son necesarias aunque su efecto sea sólo temporal, afirma.

‘Expedition Deep into the Glacier’, que puede verlo en streaming (en inglés), lleva a los espectadores al interior del glaciar Plaine Morte durante la construcción del túnel de drenaje.

Muchos glaciares desatendidos

Shugui Hou señala que los científicos están de acuerdo en una cosa: es muy probable que los lagos glaciares aumenten en tamaño y número y que las inundaciones sean más frecuentes en un clima más cálido y húmedo.

Caroline Taylor afirma que en los próximos años habrá más personas expuestas a este tipo de fenómenos si las poblaciones cercanas a los lagos glaciares siguen creciendo y no se toman medidas paliativas.

Históricamente, Islandia y la Cordillera de América del Norte han sido consideradas puntos calientes de inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares (GLOF).

Pero, según Caroline Taylor, de la Universidad de Newcastle, es difícil saber si se trata de una tendencia real en términos de frecuencia y magnitud, o simplemente del resultado de una documentación a largo plazo.

Muchos GLOF pasan desapercibidos a gran altitud o no se registran con precisión, por lo que los científicos aún no disponen de una base de datos completa de la historia del fenómeno.

En cuanto a las zonas que requieren vigilancia y planificación, Caroline Taylor y sus colegas señalan en su último artículo que Pakistán es una región de especial riesgo, así como los Andes, donde los registros son irregulares y escasos.

Es mucho más fácil controlar la situación en Suiza, donde los lagos glaciares son bastante accesibles que en países mucho más grandes como China o India, donde los lagos están aislados y sólo se puede acceder a ellos mediante costosas expediciones. Las tensiones geopolíticas también son un obstáculo.

Sin embargo, Caroline Taylor ve progresos a medida que la vigilancia de los GLOF cruza fronteras. Por ejemplo, India y Bután, dos países que antes no se comunicaban, ahora comparten información sobre el tema. «Las cosas van por buen camino», subraya.

Texto adaptado del inglés por Carla Wolff

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