¿Si vivimos más años tendremos que trabajar más?
El Parlamento suizo acaba de elevar la edad de jubilación para las mujeres de 64 a 65 años. Tal vez sea solo un primer paso, pues desde hace tiempo se habla de subirla a 67 años para ambos sexos. Para algunos, el aumento de la esperanza de vida justifica estas medidas. Otros ven en ellas una reducción inaceptable de las prestaciones sociales. Las estadísticas relativizan (un poco) la situación.
En 1889, Otto von Bismarck, el primer canciller del nuevo Imperio Alemán, puso en práctica un concepto revolucionario para la época: la jubilación. El sistema establecía que la edad ideal para retirarse de la vida laboral era a los 70 años, es decir, 25 años más que la esperanza de vida entonces.
Desde esa fecha es un concepto universal. La edad de jubilación que estableció von Bismarck hace más de un siglo apenas ha cambiado. En cambio, sí ha aumentado la esperanza de vida prácticamente en el mundo entero, especialmente desde la década de 1960.
Dado el notable aumento de la esperanza de vida, hoy los jubilados en los países industrializados pueden aspirar a vivir de sus pensiones durante una media de 10 a 25 años.
La brecha entre la edad legal de jubilación y la esperanza de vida es más acentuada en el caso de las mujeres, cuya esperanza de vida es superior a la de los hombres.
El sistema de pensiones en los países industrializados se enfrenta a un gran desafío. El aumento constante de la esperanza de vida, junto con la caída de las tasas de natalidad hace que haya cada vez menos población activa para financiar las rentas de los pensionistas, cuyo número crece. A ello se suman los malos réditos en los mercados financieros que merman el capital de las cajas de pensiones (segundo pilar en Suiza).
En este contexto, una de las soluciones evocadas para evitar la asfixia económica reside en subir la edad de jubilación. Una opción que se debate no solo en Suiza, sino en muchos otros países desarrollados. Y en todos, la idea de trabajar más años levanta ampollas.
Las estadísticas, sin embargo, relativizan la situación. De hecho, en muchos países se sigue trabajando después de la edad oficial de jubilación. En Suiza, por ejemplo, la edad promedio a la que se jubila la población es de 66,3 años, cuando la edad oficial hoy es de 64 para las mujeres y de 65 para los hombres. En otros países europeos, como Alemania o España, los trabajadores abandonan la vida activa varios años antes de la edad oficial.
La esperanza de vida, por tanto, es solamente un aspecto del problema. Las opciones de una jubilación anticipada, la integración de las personas mayores en el mercado laboral o el nivel de cotizaciones son otros aspectos de una ecuación con muchas incógnitas.
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Desafíos de las pensiones en una Suiza que envejece
Traducido del francés: Belén Couceiro
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