El ascenso de Schindler en México
Desde hace más de 60 años el consorcio de ascensores se encuentra en México, país que en los últimos 15 años se ha convertido en uno de los mercados más abiertos del mundo, con repercusiones positivas para la empresa suiza.
La sede de Schindler se encuentra en la avenida Reforma, con vista al monumento al Ángel de la Independencia, entronado en una de las más famosas glorietas de la capital mexicana.
Jörg Wiedenbach trabaja en una oficina cubierta de vidrio y tiene la puerta abierta a sus colaboradores, quienes ocupan un amplio espacio común. «Cuidamos una cultura de negocios abierta, con acento en el trabajo y no en las jerarquías», explica.
El economista empresarial, procedente de la ciudad suiza de Lucerna, ha hecho carrera en Schindler. Desde 1990 se convirtió en revisor del consorcio, realizando diversas auditorías en toda Europa. Devino luego asistente del gerente regional de Schindler en Sao Paulo, Brasil.
De este modo, Jörg Wiedenbach descubrió su amor por Latinoamérica. A principios de 1994 se le presentó la oportunidad de ocupar el puesto de jefe financiero de Schindler en México.
Crisis y ascensores
Fue un clavado en agua fría, justo cuando México cayó a finales de 1994 en una recesión, ocurrida en coincidencia con el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el empobrecido estado sureño de Chiapas.
Una grave devaluación provocó la peor crisis económica reciente de México, y con ello, la industria de la construcción y, por ende, el negocio de los ascensores, se vieron drásticamente reducidos.
Durante ese lapso, Jörg Wiedenbach cambió de rumbo en su carrera para ocupar un puesto en la reaseguradora Swiss Re, pero el destino le permitió volver a Schindler como jefe financiero y, medio año después, convertirse en directivo de esta compañía en México y responsable también de los negocios en Costa Rica.
Mejor invertir en proyectos de construcción, que en acciones
No obstante, la actual crisis financiera y económica también ha tocado puerto en México. Los inversionistas buscan valores seguros. Una tendencia de la que Schindler puede sacar provecho.
«Varios proyectos de construcción quedaron congelados en el primer trimestre de este año. Ahora vuelven a dirigirse a nosotros los grandes constructores, que prefieren invertir sus fondos en un proyecto de construcción de un edificio a ponerlos en riesgo en la bolsa de valores», precisa Jörg Wiedenbach.
La percepción del representante de Schindler en México es que sus socios son duros negociadores. «Buscan con afán el mejor precio, y la competencia es muy grande».
Schindler es una de las cinco empresas de ascensores activas en el mundo que luchan por obtener una parte del mercado mexicano. El profesionalismo tradicional de esta empresa en sus tareas de servicio, mantenimiento y reparaciones es la carta principal para mantener y aumentar su cartera de clientes.
«En México debemos trabajar cada día en la lealtad del cliente», explica Jörg Wiedenbach, al mostrar el nivel de competitividad que exige el rubro.
El consorcio helvético de elevadores, cuya sede principal se encuentra en Ebikon, Lucerna, acostumbrado a la exigencia de precisión y puntualidad, también debe enfrentarse a otra mentalidad en el ámbito de la construcción en México.
«La gestión de las construcciones es mejorable. Siempre hay retardos. Y nosotros, constructores de ascensores, somos los últimos en la cadena para recuperar el tiempo perdido, por lo que puede resultar difícil compensar los costos extraordinarios causados por ello», indica Wiedenbach.
No es fácil conseguir talentos locales
Schindler recluta en México a casi todos sus colaboradores, lo que no resulta tampoco sencillo, pues –en opinión de Wiedenbach-, es raro encontrar empleados cualificados en el ámbito técnico, y también son raros los talentos en el sector administrativo. Por ello es toda una batalla la tarea de contar con colaboradores altamente cualificados:
«Aquí no existe propiamente el aprendizaje de oficios, por lo que nosotros, de forma interna, formamos a la gente. Schindler está en proceso de implementar dentro del consorcio y a nivel mundial un ‘proceso de certificación’ para técnicos».
Otro tema en México es la corrupción. De acuerdo con la organización Transparencia Internacional, este país ocupa uno de los primeros lugares de su lista de países corruptos. ¿Pese a esa constatación, es posible para Schindler realizar negocios de modo transparente? «Podemos ser exitosos en México sin corrupción», subraya Jörg Wiedenbach: «No obstante, también hay convocatorias para contratos de aquellos que sabemos que no hacen trato sin corrupción. Allí no ponemos un solo dedo.»
swissinfo, Erwin Dettling, Ciudad de México
(Traducido del alemán por Patricia Islas Züttel)
El grupo Schindler (en millones de francos)
Capacidad productora: 14.027
Gastos de operación: 13.138
Resultado de la explotación: 889
Resultado financiero: -12
Beneficio antes de la deducción de impuestos: 634
Recursos ajenos: 4771
Capital propio del consorcio: 2018
Fuente: Informe de actividades 2008 de Schindler
Los edificios más notables y los centros comerciales en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y varios puntos turísticos del país, como Cancún e Ixtapa, están provistos de elevadores y escaleras eléctricas de la firma Schindler.
Los ascensores más cotizados actualmente son aquellos provistos en la propia cabina del sistema de control y propulsión, sin espacio de máquinas por separado.
Schindler ocupa en México a 600 colaboradores, dos tercios de ellos trabajan en la capital, el resto en Guadalajara, Monterrey y en centros turísticos como Cancún e Ixtapa.
Los componentes requeridos para los ascensores montados en México se producen en Londrina (Brasil) y en Clinton, Carolina del Norte (EE. UU.)
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