El fin de los medicamentos asequibles
Las compañías farmacéuticas están cerca de encontrar la cura para muchos tipos de cáncer y enfermedades genéticas, pero ¿los elevados precios de estos medicamentos los volverán inaccesibles para la mayor parte del mundo?
Hace diez años, un equipo de investigadores de cáncer de la Universidad de Pensilvania hizo lo más parecido a un milagro.
A una niña de 6 años enferma de leucemia linfoblástica aguda -el cáncer infantil más común-, le extirparon glóbulos blancos -vitales para el sistema inmunológico-, reprogramaron estas células para darles el poder de combatir el cáncer y se las reinyectaron. Un par de semanas después, esta pequeña, que había sufrido dos recaídas después de las quimioterapias, despertó de un coma y fue declarada libre de cáncer.
Este es el primer artículo de nuestra serie sobre los dilemas a los que se enfrentan gobiernos, hospitales y pacientes en relación con la asequibilidad de los nuevos y costosos tratamientos contra el cáncer y otras enfermedades genéticas potencialmente mortales.
El tratamiento que permitió este prodigio es el tisagenlecleucel, una inmunoterapia que la empresa suiza Novartis ayudó a desarrollar y que comercializa bajo la marca Kymriah. En 2017, fue la primera terapia CAR-T (receptor de antígeno quimérico) aprobada por los reguladores estadounidenses, convirtiéndose en una pionera de la nueva era de las curas contra el cáncer.
Sin embargo, mientras los médicos y pacientes celebraban el avance científico, las aseguradoras se preparaban para la pesada carga financiera que se les avecinaba. El precio que Novartis anunció para una sola dosis o infusión de este medicamento ascendía a la friolera de 475 000 dólares.
Los medicamentos contra el cáncer que valen 200 000 dólares, o más, no son infrecuentes. El número de nuevas terapias y sus precios se han disparado durante los últimos años
Esa tendencia probablemente continuará debido a que las grandes compañías farmacéuticas, incluida Novartis, están priorizando los innovadores «medicamentos de alto valor», cuyo multimillonario potencial de ventas se basa en la expectativa que ofrecen de cambiar vidas, e incluso salvarlas, beneficios que acicatean la demanda pese a sus elevados costos.
Este incremento en los precios está pesando en los sistemas de salud y en los pacientes de todo el mundo, y el impacto es más profundo en los países con recursos limitados, en donde un solo medicamento puede consumir presupuestos de salud completos y en donde la cobertura de los seguros es incipiente, obligando a los pacientes a pagar por sus propios medios.
«Con la adquisición de un medicamento muy costoso para un paciente, agoto todo mi presupuesto y no puedo comprar otros medicamentos. ¿Pero qué debo hacer cuando sé que ese medicamento salvará a un paciente?”, dice a SWI swissinfo.ch Gavin Orangi, farmacéutico oncológico administrador de la clínica de cáncer del condado de Makueni, en Kenia.
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Una mayor esperanza de vida y cambios en el estilo de vivir de la gente han incrementadoEnlace externo el número de casos de cáncer en muchos países en desarrollo, en donde las tasas de supervivencia están significativamente rezagadas con respecto a las de los países desarrollados. De los 10 millones de muertes por cáncer registradas en 2020, alrededor del 70% se produjeron en países de ingresos bajos y medios, según datosEnlace externo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Suiza, se curan alrededor de 85% de los niños con cáncer; en ÁfricaEnlace externo, solamente el 20%.
Los expertos en equidad de la salud advierten que el aumento de los precios podría ampliar aún más la brecha. “Es una pista de dos niveles”, dice André Ilbawi, un cirujano oncológico formado en Estados Unidos que encabeza el control del cáncer en la OMS. “Un nivel se caracteriza por una innovación increíble que inspira esperanza. El otro, por poblaciones que continúan teniendo muy poco, incluso el manejo del dolor al final de la vida es difícil. Se trata de una profunda injusticia”.
La revolución de la innovación
El diluvio de nuevos medicamentos y sus caprichosos precios crecen a medida que los avances científicos confirman el poder del sistema inmunológico para combatir las enfermedades y también la composición genética de males que alguna vez se consideraron incurables.
En la década de 1990, tratamientos a base de trastuzumab, un medicamento contra el cáncer de mama que Roche comercializa bajo el nombre de Herceptin, y el imatinib, medicamento contra la leucemia que Novartis vende como Gleevec, mejoraron drásticamente las tasas de supervivencia porque se dirigían al gen o proteína que hace que las células cancerosas crezcan sin control.
Los inhibidores de puntos de control, una forma de inmunoterapia que desbloquea la capacidad del sistema inmunitario para combatir el cáncer, son parte de los últimos avances científicos. Alrededor de 10 inhibidores de puntos de controlEnlace externo han sido aprobados por las autoridades estadounidenses o europeas del 2011 a la fecha.
Algunas terapias celulares, como la Kymriah, han ido incluso más lejos al reiniciar el sistema inmunológico a través de la llamada ingeniería genética. Hasta ahora, se han aprobado siete terapias celulares y se realizan otros 300 ensayos clínicosEnlace externo de este tipo.
Los avances científicos han permitido a los investigadores crear mapas genéticos de tumores e identificar pacientes, de forma individual o grupal, que tienen más probabilidades de responder al tratamiento con medicamentos específicos.
«Estamos cerca de afirmar que en el futuro cada paciente tendrá un tratamiento único basado en su perfil genético y respuesta inmune», asegura Olivier Michielin, jefe de oncología del Hospital Universitario de Ginebra.
Las nuevas tecnologías como el ARNm, utilizado en las vacunas para combatir la COVID, plantean también la posibilidad de que existan vacunas personalizadas contra el cáncerEnlace externo, al tiempo que surgen terapias génicas capaces de remplazar un gen faltante o que no funciona con normalidad. Esto ofrece una esperanza de largo plazo para la cura del cáncer y de muchas otras enfermedades hereditarias mortales, como la anemia falciforme.
Actualmente, se anticipan más de 60 nuevas terapias génicas para el 2030 y alrededor de dos tercios de los ensayos clínicosEnlace externo de terapia génica se enfocan en el cáncer.
Estos avances han incrementado el número de nuevos tratamientos. Unos 215 medicamentos oncológicos fueron lanzados en el mundo durante los últimos 20 años, y casi la mitad aparecieron durante los últimos cinco años, según IQVIA, grupo global de análisis e investigación de atención médica.
Pero la innovación tiene un costo. El año pasado, el gasto mundial en medicamentos contra el cáncer realizado por los gobiernos, las aseguradoras y los pacientes aumentó 12%, ubicándose en un nivel histórico de 185 000 millones de dólares, un dato que podría superar los 300 000 millones de dólares en 2026, según estimaciones de IQVIA presentadas en el informeEnlace externo ‘Tendencias oncológicas 2022’. En Suiza, la factura anual gubernamental dedicada al consumo de medicamentos oncológicos fue de 931 millones de francos suizos en 2019, un 54% superior a la registrada en 2014, refiere un análisis de la televisión pública suiza RTS.
Si bien el aumento de los casos de cáncer y el uso de medicamentos son parte de la explicación, otro factor significativo son los precios. Un informe realizado por la OMS en 2018 analizó el costo de los medicamentos oncológicos y concluyó que la tasa de crecimiento del gasto superabaEnlace externo largamente al número de nuevos casos.
Es clara pues la razón por la que los grupos farmacéuticos están tan centrados en la oncología. De 2010 a 2019, los ingresos generadosEnlace externo por las 10 principales compañías farmacéuticas del mundo por la venta de medicamentos contra el cáncer casi se duplicaron, pasando de 52 800 millones de dólares a 103 500 millones, en contraste con los medicamentos no oncológicos cuyos precios cayeron 19% en ese mismo lapso.
En Estados Unidos, más de la mitad de los nuevos tratamientos contra el cáncer aprobadosEnlace externo entre 2009 y 2013 tenían un costo superior a los 100 000 dólares por paciente al año. El precio medioEnlace externo de los nuevos medicamentos oncológicos aumentó de 1 932 dólares en el periodo 1995-1999 a 14 950 en el lapso 2015-2019. Y se espera que las terapias génicas sean aún más costosas, las primeras aprobadas tienen un valor de mercado superior a los 2 millones de dólares por una sola inyección.
En el pasado, las compañías farmacéuticas justificaban sus elevados costos en estudios que demuestran que se requieren inversiones de entre 90 y 2 600 millones de dólares para desarrollar un nuevo medicamento y destacaban que las empresas deben asumir un alto riesgo de fracaso cuando financian una investigación. Pero su narrativa se ha transformando y ahora se enfocan en el valor que los medicamentosEnlace externo aportan a los pacientes y a la sociedad, incluidos factores como el ahorro en los costos de las estadísticas hospitalarias.
El consejero delegado de Novartis dijo a ReutersEnlace externo en 2019 que «lo que a menudo se pierde en el debate es el notable impacto de estos medicamentos. Se trata de verdaderos avances que se logran con una sola infusión (intravenosa) de un medicamento que no requiere después una terapia de por vida”.
Los fabricantes de medicamentos, que no están obligados a revelar la forma en que fijan sus precios, son reacios a ofrecer detalles al respecto. «Por principio, Roche no hace comentarios sobre sus precios”, expresó la compañía a SWI a través de un comunicado, pero precisó que se apega a la definición de la OMS de precios justos, que implica “equilibrar la necesidad de asequibilidad para los pacientes de hoy y los incentivos para invertir en investigación y desarrollo, así como en innovación para los pacientes del mañana».
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¿Cuánto ganan las farmacéuticas con los tratamientos anticáncer?
Sin embargo, la presión para lograr cambios aumenta por parte de la OMS, sus estados miembros adoptaron en 2019 una resolución que exige más transparencia. Los progresos, no obstante, han sido marginales hasta ahora.
El secretismo desata la molestia de activistas de salud pública como Patrick Durisch, responsable de la política de salud en Public Eye, una oenegé suiza que busca fortalecer la responsabilidad corporativa. «¿Cómo saber si se está obteniendo un precio justo si no hay transparencia sobre cuánto se gastó en desarrollar el medicamento y qué beneficio están obteniendo las empresas?», pregunta. Los márgenes de beneficio de algunos medicamentos contra el cáncer que todavía tienen patente pueden oscilar entre el 40% y el 90%, según las estimacionesEnlace externo de Public Eye.
Lo que está en juego
El «valor» de estos nuevos y costosos medicamentos se convierte en un tema de la mayor importancia para gobiernos y aseguradoras que deben tomar decisiones difíciles, por ejemplo, si se debe gastar en estos medicamentos, cómo y cuánto. Algunos fármacos se lanzan tan rápidamente que las pruebas clínicas sobre sus beneficios en materia de supervivencia y calidad de vida son limitadas.
Los gobiernos comienzan a contraatacar. En 2019, Noruega rechazó el 22% de los nuevos medicamentos y tratamientos, principalmente contra el cáncer, porque eran demasiado costosos. El año pasado, siguiendo una dinámica parecida, Reino Unido, la Unión Europea y Japón comenzaron a realizar sus propias evaluaciones sobre la rentabilidadEnlace externo real de estos nuevos medicamentos, lo que obligó a algunas empresas a reducir sus precios.
Observando esta resistencia por parte de los compradores, algunas firmas proponen nuevos modelos de pago para aliviar la carga financiera en lo inmediato. En Italia, por ejemplo, Novartis acordó aceptar el pago de Kymriah en tres cuotasEnlace externo solo si se logran resultados en ciertos pacientes.
Pero las naciones emergentes tienen menos poder de negociación sobre los precios. Los países con una renta anual per cápita inferior a 30 000 dólares solo representan el 14% del gasto mundial en oncologíaEnlace externo, mientras que el 74% del gasto procede de solo siete países: Estados Unidos, Reino Unido, cuatro países europeos y Japón.
Así, mientras los países ricos negocian acuerdos para Kymriah, Kenia está luchando para cubrir las facturas de los pacientes que consumen trastuzumab, un tratamiento que ha estado en el mercado durante más de dos décadas.
«Podemos recibir inmunoterapias», dice Naftali Busakhala, un médico que ayudó a establecer el programa contra el cáncer en el Hospital Universitario Moi, en Eldoret, Kenia, “pero el problema es el costo. La gente no puede permitírselo».
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¿Puede Novartis poner sus medicamentos al alcance de todo el mundo?
Pese a ello, los grandes grupos farmacéuticos buscan cada vez más a estos mercados emergentes del cáncer, y varios, incluidos Roche y Novartis, se han comprometido a hacer que sus tratamientos más innovadores y costosos también sean asequibles en países de ingresos bajos y medios. «Fundamentalmente, las innovaciones no importan si los pacientes no pueden acceder a ellas», dice a SWI Jackie Wambua, quien dirige los asuntos gubernamentales en la oficina de Roche en África Oriental.
Y los países en desarrollo, que enfrentan un incremento en el número de pacientes oncológicos, también quieren los medicamentos más avanzados ahora. «Necesitamos hacer que estos medicamentos sean más accesibles (en los países emergentes) para que comencemos a ver sobrevivir a los pacientes con cáncer», concluye a SWI Mary Nyangasi, jefa del programa de control del cáncer en el Ministerio de Salud de Kenia.
Información adicional de Mercy Murugi. Edición de fotos, Helen James. Edición de texto, Nerys Avery.
Adaptación del inglés, Andrea Ornelas
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