El hornussen, tradicional juego suizo que exige vista águila

Fuerza y precisión son dos cualidades fundamentales para quien tiene que lanzar el hornuss. Mientras que los defensores deben ante todo tener buena vista. © Keystone / Marcel Bieri

Entre los deportes y juegos tradicionales suizos, hay uno que para los profanos puede ser difícil de entender a primera vista: el hornussen.

Están la lucha suiza y el lanzamiento de piedras. Y aquí, incluso aquellos que no están demasiado familiarizados con los deportes nacionales suizos no deberían tener demasiada dificultad para comprender rápidamente en qué consisten.

Luego está el hornussen. Y en este caso, quienes vean por primera vez un partido del tercer deporte en la lista de juegos tradicionales suizos, probablemente se quedarán un poco más perplejos. Quizá no sea casualidad que en una búsqueda rápida en internet, el hornussen aparezca a menudo en lo más alto de hipotéticas clasificaciones de los los juegos más extraños (o absurdos) del mundo, como el afgano buzkhasiEnlace externo (una suerte de polo en el que la pelota es reemplazada por un cadáver de cabra) o el cargador de esposaEnlace externo (disciplina finlandesa en la que los participantes llevan a su mujer sobre sus espaldas y el ganador es recompensado con el peso de su esposa en cerveza).

Casi un insulto, podríamos decir … ¡un ataque en toda regla al amor propio suizo! Sin embargo, el autor de estas líneas debe confesar humildemente que antes de preparar este artículo sabía poco o nada sobre el hornussen. De hecho, este deporte no existe prácticamente más que en algunas regiones rurales de la Suiza de habla alemana, en particular en Emmental y Entlebuch, y nunca ha logrado abrirse camino en el Röstigraben y el Polentagraben, con excepción de un equipo en el Jura bernés (región francófona del cantón de Berna).

Comencemos con el nombre. Hornuss significa avispón y el nombre del juego proviene del sonido que produce al “volar” el disco utilizado en este deporte. Un sonido semejante al zumbido del avispón. Esta disciplina tiene sus raíces en la época medieval, cuando en algunas regiones alpinas se practicaba un rito para ahuyentar a los malos espíritus. Con una especie de látigo se arrojaban leños ardiendo desde lo alto de las montañas.

La panoplia del hornussen es relativamente sencilla: una especie de látigo o bastón semirrígido con una madera en la punta, un disco de plástico de 78 gramos (el hornuss) y muchas palas semejantes a las de un panadero.

Dos equipos de 16 o 18 jugadores se enfrentan en un campo de juego rectangular de 300 metros de largo o más. Cabe señalar que desde hace algunos años las mujeres practican este deporte antaño reservado a los hombres. Los jugadores del equipo defensor se colocan a intervalos regulares en un área ubicada a 100 metros del lugar del servicio (lanzamiento). Los atacantes tienen que lanzar el disco de plástico con el látigo que tiene unos dos metros de largo.

El único equipo de hornuss de la Suiza de expresión francesa se encuentra en el Jura bernés. Reportaje de archivo de la RTS (en francés).

El objetivo de los defensores es interceptar lo antes posible el disco lanzado por los jugadores del equipo atacante lanzando al aire las palas, que tienen un tamaño de unos 60×60 cm. La dificultad radica sobre todo en ver dónde está el hornuss en el cielo y evaluar el momento exacto en el que tirar la pala. Un gesto que es todo menos sencillo, teniendo en cuenta que el disco en el momento del lanzamiento puede alcanzar una velocidad de más de 300 km/h y durante el aterrizaje se desplaza a unos 200 km/h. En definitiva, para practicar hornussen hace falta tener una gran capacidad de reacción y sobre todo una vista de águila.

El que “golpea” el hornuss (en suizo alemán se dice golpear y no lanzar) debe intentar enviarlo lo más lejos posible, dirigiéndolo al área de los defensores. Esta zona varía de ocho metros de ancho en la primera base (100 metros desde el punto de lanzamiento) hasta los 14,65 metros en la vigésima base (300 metros desde el punto de lanzamiento).

Si el disco es interceptado entre la primera a la segunda base (es decir, en el área comprendida entre los 100 y los 110 metros), el equipo atacante marca un punto y así sucesivamente hasta los veinte puntos de la última base.

¿Quién gana?

Cada jugador atacante puede tirar tres veces y se cuentan los dos mejores tiros. Una vez que todos los miembros del equipo han lanzado el hornuss, se invierten los roles. Cada equipo ataca y defiende dos veces.

Así que gana el que más puntos sume. Quizá usted piense que es muy fácil.  No se engañe. Si el hornuss toca el suelo sin ser interceptado por los defensores, el equipo defensor recibe un punto de penalización (llamado «número» en la jerga). Y son precisamente estos puntos de penalización los que determinan el resultado del partido en primer lugar. El equipo que acumula más penalizaciones pierde, no importa si sus jugadores lograron sumar más puntos lanzando el hornuss más lejos que sus oponentes. Si, por el contrario, los dos equipos tienen el mismo número de penalizaciones, gana el que tiene más puntos.

Adaptado del francés por Marcela Águila Rubín