El ministro suizo del interior no es de teflón
Suiza tiene su escándalo estival. Una vez más concierne al consejero federal Alain Berset, responsable del Ministerio del Interior.
Aquí estamos de nuevo. Suiza tiene un escándalo político, casi como los de la realeza. Suiza no es una monarquía y hace mucho que se abolió la nobleza. La Confederación no tiene un verdadero sistema presidencial, sino una presidencia rotativa que cada año ocupa uno de los siete miembros del Gobierno colegiado. En resumen, el país es demasiado pequeño y quizás demasiado equilibrado para los verdaderos escándalos de cotilleo y las verdaderas celebridades.
Sin embargo, la población suiza también anhela esos personajes que brillan antes de caer de su pedestal. Esta necesidad cristaliza cada año en torno a un personaje o un acontecimiento. Este mes de julio de 2022, el escándalo recae en Alain Berset.
Un dandi inteligente
Berset tiene 50 años, lleva gafas de sol y un sombrero de paja sobre su calva; es delgado, atlético e inteligente. Durante diez años, el socialista Alain Berset ha sido miembro del Gobierno, y ha estado al frente del Ministerio del Interior, una cartera gigantesca que en Suiza también incluye la cultura y la sanidad. También es pianista, amante del arte y —como se ha sabido recientemente— piloto de vuelo aficionado. Tiene una mente rápida, una mirada de dandi y un gran dominio de la política. Es admirado.
¡Y también odiado! Pues, en Suiza, pocos miembros del Gobierno son tan despreciados por ciertos círculos como el ministro de Sanidad. Durante la pandemia, ha sido el blanco de los círculos contrarios a la vacunación y las medidas sanitarias. Se le ha llamado dictador, pero ha habido términos mucho peores. Incluso antes de la pandemia, fue víctima de animadversión —especialmente de la derecha política— que una y otra vez pedía su salida.
Y esto es lo que vuelve a ocurrir ahora. Incluso parte de la prensa pide su dimisión. Algo cuanto menos peculiar en un país que no tiene una cultura de destitución. Pero incluso sin pedir su dimisión, muchos medios de comunicación dudan —más o menos abiertamente— de que siga siendo apto para continuar en el cargo.
En los últimos meses Alain Berset ha encadenado una polémica tras otra. Este es un resumen:
Aventura, chantaje e intervención policial. Hace unos años se hizo público que el ministro había tenido una relación extramatrimonial con una pianista. Cuando la relación terminó, ella intentó hacerle chantaje publicando fotos en Instagram. ¿Chantaje a un miembro del Gobierno? Código rojo: la Policía federal, un equipo especial de intervención para hacer un registro, secreto absoluto… Y luego una filtración a los medios de comunicación. Un asunto delicado, porque en Suiza, tradicionalmente los medios de comunicación guardan silencio en torno a las relaciones amorosas de quienes se dedican a la política; es una ley de respeto no escrita. Sin embargo, puede haber existido un abuso de poder. Algunos periódicos acusaron a Alain Berset de haberse aprovechado de su posición y de haber puesto a las autoridades en contra de esta mujer. A pesar de ello, varias comisiones parlamentarias investigaron y llegaron a la conclusión de que no era así. Incluso, aunque aparentemente todo fuera correcto, hay algo que resulta difícil de aceptar: con este asunto Alain Berset se ha creado una imagen de bon vivant y de hombre de poder.
Traición al secreto, parada de emergencia e intriga. El segundo caso comenzó con la dimisión del que durante mucho tiempo fue el portavoz de Alain Berset. ¿El asesor más cercano al ministro, su sombra que se va así, sin más? Poco a poco descubrimos que apenas había alternativa a esta salida. Porque ahora sabemos que —contra este amigo íntimo de Alain Berset— hay en marcha un procedimiento penal por violación de secreto oficial. Según los medios de comunicación, ha pasado incluso varios días en prisión preventiva: un procedimiento rarísimo en Suiza contra altos funcionarios. Se sospecha que este hombre ha facilitado información secreta a los medios de comunicación para así dar una mejor imagen de su jefe Alain Berset. Este último no ha sido acusado directamente, pero siempre sobrevuela una cuestión: Alain Berset se sitúa en el centro de las intrigas políticas. Información secreta de dimensión penal.
Error de aficionado, bochorno y un aterrizaje difícil. Y menos de una semana después, los medios de comunicación revelan un nuevo episodio, que el Ministerio del Interior tuvo que confirmar con pesar. A principios de julio, Alain Berset fue interceptado por dos aviones de combate franceses durante un vuelo privado en Francia y se vio obligado a aterrizar. Al parecer, volaba —sobre una zona militar prohibida— un monomotor Cessna sin contacto por radio, lo que provocó que interviniera la Policía aérea francesa. Según su ministerio, no se ha abierto ningún procedimiento contra el ministro y tampoco hay consecuencias políticas, pero hay algo más: un dirigente que se salta las normas y se dedica a volar en avión privado mientras su partido no cesa de apelar a que se utilice el transporte público.
>> La aviación francesa obliga al consejero federal Alain Berset a aterrizar, explicaciones en RTS 19:30 (en alemán)
Alain Berset habitualmente figura entre los políticos más populares en las encuestas de opinión. Este francófono se expresa —incluso en alemán— mucho mejor que otros hombres y mujeres que se dedican a la política.
En el pequeño mundo de la política suiza —que suele estar dirigido por milicianos [personas que ejercen su dedicación profesional normal aparte de la política]— llaman la atención su despreocupación y soltura en público. Tanta grandeza fascina a muchas personas. Pero también irrita al resto, ya que Berset es considerado engreído y arrogante. Además, sigue siendo un político relativamente joven que entró en la más alta esfera política del país con apenas 40 años.
Brillar genera sospechas
Así se expone a las críticas: en Suiza, la ambición ostentosa se considera sulfurosa; la brillantez, sospechosa. No es casualidad que la mayoría de las críticas se dirijan a la persona y no a sus acciones políticas. Como jefe del Ministerio del Interior, es responsable de la política sanitaria, pero también de la previsión para la vejez. Los dos ámbitos son obras en construcción de largo plazo en los que introducir reformas es difícil. Además, este otoño deberá lidiar con dos asuntos importantes que no mejorarán su imagen: la campaña para retrasar la edad de jubilación de las mujeres y una nueva subida de las primas sanitarias, que se prevé histórica. Pero en el contexto de la pandemia, Alain Berset ha comunicado bien y ha mantenido un sentido de la proporción, que casi todo el mundo reconoce.
Actualmente Alain Berset está rodeado de tres miniescándalos que, aun sumados, no constituyen uno grande. Sin embargo, hay un componente político: el Partido Socialista de Alain Berset se enfrenta a una bajada de su electorado, mientras que el Partido Ecologista está en alza y reclama un escaño en el Gobierno. Algo que se produciría probablemente a expensas del Partido Socialista. Este debilitamiento convendría a la derecha, ya que el año que viene se celebrarán elecciones federales. El comportamiento de Alain Berset, por lo tanto, puede convertirse en una hipoteca para su partido. Cada vez parece más difícil descartar todo como un “asunto privado”. Lo que se pega, se queda.
Adaptado del francés por Lupe Calvo
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.