¿El obispo de Myre debe retornar a Turquía?
Turquía exige la devolución del resto atribuido a Nicolás de Myre, un fémur que se conserva en la catedral de Friburgo desde 1506. Pero, ¿a quién le corresponde decidir el lugar de descanso final de un santo?
Desde hace más de 900 años, la mayor parte de la (pretendida) osamenta de Nicolás de Myre, santo del Siglo IV y base de la leyenda del Papá Noël, se encuentra en el sur de Italia, a donde los marineros de Bari la llevaron desde la actual ciudad de Demre, Turquía.
En 2009, el Ministerio turco de Cultura señaló que las reliquias deberían volver a suelo turco. Recientemente, el arqueólogo Nevzat Cevik replanteó el asunto y generó sensación en los medios de comunicación suizos e internacionales.
Preguntado por swissinfo.ch, el arqueólogo turco explicó que solamente lanzó un intento al sugerir que Bari restituya el esqueleto a la antigua Myre. “Escribí un artículo sobre el tema. Espero una respuesta del Papa u otras instancias de Italia o el Vaticano. No sé aún qué piensan. Cuando lo sepa, tal vez enviaré mi artículo al Papa”, señaló Nevzat Çevik. Supone que la respuesta será negativa.
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Tras una reliquia perdida de la Santa Cruz
Fiebre mediática
El arqueólogo no mencionó Friburgo, simplemente indicó que espera ver algún día la totalidad de los restos de regreso a Demre.
Pero, dadas las reacciones, sería inútil esperar una respuesta del Papa. Claude Ducarroz, preboste de la catedral de Friburgo, fue bombardeado con preguntas por los periodistas que querían saber su opinión. “No estoy sorprendido por esta petición, pero la respuesta es clara: no”.
Expuso tres razones por las cuales la reliquia debe permanecer donde está. “Forma parte del patrimonio religioso de la catedral, dedicada a San Nicolás. Juega un importante papel tradicional en la ciudad: forma parte de la presencia mística del santo en Friburgo. Y, por último, hay un aspecto histórico: el relicario que contiene la osamenta fue elaborado en 1514, es muy importante para la gente”.
Para Nevzat Çevik, poco importa que la tradición se remonte a hace 500 años, incluso a 900, en el caso de Bari. “El tiempo es nada, es el origen lo que cuenta”.
Nacido en el año 270, el obispo de Myre (hoy Demre) murió en 345, cuando la ciudad estaba bajo el dominio bizantino.
Según la leyenda, marineros de la ciudad italiana de Bari se llevaron la mitad de su esqueleto en 1087, a pesar de las objeciones de los monjes ortodoxos que tenían la custodia.
Una de las versiones de la historia califica a los marineros de piratas, otra dice que el santo se les apareció y les ordenó llevar sus restos para salvarlos de la inminente conquista musulmana. El resto de la osamenta fue tomado más tarde por marineros venecianos.
El fémur fue enviado a la abadía de Hauterive, en el cantón de Friburgo, luego fue trasladado a la Catedral, en 1506.
En muchos países de Europa occidental, la fiesta del santo, el 6 de diciembre, está marcada por un intercambio de regalos.
Diversas regiones católicas de Suiza todavía celebran San Nicolás.
En Friburgo, una representación del santo recorre las calles a lomo de burro y distribuye ‘biscômes’ (panes de especias) a los niños.
La imagen se convirtió con el tiempo en la de Papá Noël.
Autenticidad no siempre garantizada
Uno de las aspectos sobresalientes del asunto tiene que ver con la autenticidad de las reliquias. “Es siempre importante, ya que solamente una verdadera reliquia pone en contacto con el santo”, señaló el teólogo e historiador de las religiones Othmar Keel.
Estableció una clara distinción entre una reliquia que crea un contacto directo con el santo y un recuerdo, como una fotografía. “Un recuerdo implica lo intelecto, mientras que una reliquia interpela los sentidos. Hay que poder tocarla”.
Claude Ducarroz es un poco menos asertivo: espera que las reliquias sean auténticas, pero admite que, en el caso de San Nicolás, es imposible estar seguro cien por ciento. “Habrá personas que dirán: ‘Es seguro que San Nicolás existió. Tal vez las reliquias no le pertenecen, pero cuando las veo, pienso en la persona que realmente existió’. Yo soy un poco más occidental. Yo diría que si hay indicaciones de que son auténticas, siento más fácilmente una veneración por ellas”.
De manera independiente a las reticencias de la cristiandad occidental, el culto a las reliquias es todavía poderoso en las Iglesias de Oriente, donde San Nicolás es muy popular. Muchas personas que vienen a Friburgo pertenecen a la Iglesia ortodoxa rusa.
“No se preocupan de saber si la reliquia es auténtica o no. Para ellos, San Nicolás está presente de alguna manera”, añade Claude Ducarroz. “El otro día, el sacristán mostró la reliquia a un grupo de rusos: se arrodillaron y oraron y cantaron durante media hora. Lo que nosotros, en Occidente, no haríamos. Para ellos, se trata de un vínculo simbólico con la persona que intercede ante los santos”.
En la Edad Media era muy popular. Las cajas en las que se conservaban las reliquias, los relicarios, eran a menudo obras de arte preciosas. Cada iglesia tenía que tener uno.
Las reliquias circularon por toda Europa, intercambiadas a veces como regalos entre los gobernantes.
El Papa Julio II contribuyó a que el fémur de Nicolás de Myre llegara a Friburgo, como regalo geopolítico, según Claude Ducarroz. A principios del Siglo XVI, Friburgo era una potencia prometedora y, al igual que otros cantones suizos, participó en las guerras de Italia entre Francia y el Papa. La reliquia fue, y sigue siendo, una parte de la identidad de la ciudad, entonces recién fundada.
Pero la tradición en general ha llevado a muchos abusos y fue muy combatida durante la Reforma en el mismo Siglo XVI.
¿Cuál es el lugar de San Nicolás?
Algunos críticos sospechan que la demanda turca se basa en razones puramente mercantiles, lo que evik Nevzat rechaza con vehemencia. “No necesitamos los restos de San Nicolás para hacer funcionar al turismo. La gente viene de todas maneras”. La mayoría de los visitantes de Demre son peregrinos ortodoxos rusos que acuden a rezar ante la tumba vacía expuesta en el museo.
Pero, para Claude Ducarroz está claro que la reliquia debe ser conservada en una iglesia. “No veo ninguna razón para sacarla de aquí y colocarla en un lugar fuera de todo contexto cristiano, en un museo situado en tierras musulmanas”.
Sin embargo, se congratula con la idea de un museo en honor del “ciudadano importante de Myre” y estaría encantado de contribuir, por ejemplo, mediante el envío de fotocopias sobre las repercusiones de San Nicolás en Friburgo. Subraya que la reliquia del obispo no fue robada a los musulmanes, ya que nunca estuvo en sus manos.
Nevzat Çevik rechaza esa objeción. “En la época de San Nicolás, no había musulmanes. Él luchaba por extender la religión de Alá, por lo que es también importante para los musulmanes. Había entonces muy pocos cristianos en Europa. Fundaron la primera iglesia en este lugar y luego la trajeron a Europa”.
Tampoco está de acuerdo con la otra objeción formulada en el campo occidental, según la cual el lugar de un santo cristiano debe estar en un país cristiano.
“Para mí es un hombre santo para el Islam, porque el Islamismo y el Cristianismo tienen el mismo dios. Si pudiéramos preguntarle, estoy seguro de que querría volver a su tumba”.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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