El oro, un verdadero emblema para Suiza
Hablar de Suiza es pensar de inmediato en relojes, chocolate y bancos, pero raramente nos remitimos al oro. Y sin embargo, el país alpino es el principal negociante mundial de este metal precioso.
En Suiza, la última mina de oro cerró definitivamente en 1961, por lo tanto, hace más de medio siglo. El filón que había entre Astano y Sessa, en cantón del Tesino, se agotó.
En la actualidad solo quedan algunos buscadores de oro aficionados que dan continuidad a esta tradición en la región de Napf, entre los cantones de Berna y de Lucerna, donde aún es posible encontrar de vez en cuando un poco de oro aluvial.
No obstante, pese a la ausencia de este metal precioso en el subsuelo suizo –y en general, de cualquier tipo de materia prima-, el país se convirtió en una auténtica potencia en la compra-venta de oro. Su importancia es tal que actualmente es el país número en la comercialización de oro, con 15% del mercado mundial, según cifras 2012 de la Base de Datos Internacional BACIEnlace externo y del Observatorio de Complejidad EconómicaEnlace externo.
Los dos institutos internacionales han ajustado los datos para poder compararlos, ya que provienen de metodologías estadísticas que varían de un país a otro. La citada base de datos también ha intentado compensar las lagunas informativas que existen en algunas economías. Aun así, pese al esfuerzo realizado, las cifras resultantes no consiguen reflejar a cabalidad la importancia de Suiza en el mercado internacional del oro.
Las cifras de la Administración Federal de Aduanas (AFA) ofrecen un panorama más preciso e impresionante sobre el peso de Suiza en este mercado internacional. En 2012, el país importó 2 200 toneladas de oro, con un valor de mercado de 88 000 millones de francos suizos, y exportó 1 500 toneladas (80 000 millones de francos).
El 2014 fue un año histórico: Suiza importó 3 500 toneladas de oro y exportó 3 900 toneladas. Este último dato supera incluso la cantidad de oro que se produce anualmente en el mundo, que ronda las 2 500 toneladas.
La evolución de este mercado ha sido pues muy positiva, especialmente a partir de 2007, cuando estalló la más reciente crisis económica global y el oro se convirtió en un codiciado valor refugio.
¿Cómo consiguió Suiza convertirse en una plataforma de primer nivel en la comercialización de este metal precioso? En primer lugar, por la tradición. El mercado del oro siempre fue interesante para Zúrich hasta hace unos años, mientras el Consejo Mundial del Oro (World Gold Council), el organismo que agrupa a la industria, tenía sede en Ginebra.
Asimismo, existen factores vinculados a la seguridad y a la eficacia de los servicios financieros y logísticos que facilitan el comercio de este metal. Y por último, pero no menos importante, cuatro de las principales refinerías internacionales del metal dorado están en Suiza. De hecho, estos establecimientos se ocupan de refinar dos tercios del oro mundial.
Las autoridades suizas excluyeron durante años las transacciones de metales preciosos de las estadísticas de comercio exterior. Consideraban que “los movimientos de los metales preciosos correspondían más bien a una transferencia de medios de pago que sustituían el papel moneda y no eran movimientos de mercancías reales”, según un informeEnlace externo de la Administración Federal de Aduanas publicado en noviembre de 2013.
Esta práctica se modificó en el año 2014. Desde entonces el Gobierno suizo publica estadísticas de comercio exterior que incluyen también el comercio de piedras y metales preciosos.
Con la inclusión de estas transacciones se ha transformado el panorama global del comercio suizo. Actualmente, el oro representa una quinta parte del comercio exterior de Suiza, delante incluso de productos tradicionales como son los medicamentos o los relojes.
Más transparencia estadística
Otra modificación que experimentaron hace unos meses los registros del comercio exterior consiste en que – por primera vez en más de tres décadas – las autoridades helvéticas publican datos sobre los países que importan y exportan oro a Suiza.
En 1981, el Gobierno decidió ocultar esta información y alegó varios argumentos para justificar su elección. Las autoridades no querían facilitar demasiada información a la plaza financiera londinense, que ha sido históricamente el principal rival del centro financiero de Zúrich.
Además, se intentaba evitar una fuga de información sensible, como revelar si el oro que compraba Suiza provenía de la Unión Soviética o de Sudáfrica (en tiempos del ‘apartheid’), ya que eran países sometidos a un embargo internacional.
Y, por cierto, la información publicada en marzo pasado evidenció justamente que, a principios de la década de los 90, Sudáfrica era el principal proveedor de oro de Suiza.
Pero las estadísticas disponibles aún no permiten arrojar total claridad sobre los países que son el punto de partida de la venta de oro. Las aduanas suizas solo dan a conocer el nombre del último país de tránsito. Esto explica la importancia de Gran Bretaña en la información estadística, ya que la Asociación de Metales Preciosos de Londres (London Bullion Market Association, LBMA) es el principal centro mundial de comercialización de oro y plata.
Las ONG critican esta falta de transparencia, ya que hace imposible conocer si el metal dorado proviene, por ejemplo, de zonas ilegales o en conflicto.
Las exportaciones helvéticas de oro se dirigen hacia los principales centros de negocios de este metal: Hong Kong, Reino Unido e India, siendo esta la principal ‘consumidora’ del metal en el mundo.
Las exportaciones hacia países como China y Singapur también han aumentado sensiblemente durante los últimos años. Cabe destacar una caída importante en las ventas a Italia, que hasta principios del milenio absorbía el 30% de las ventas de oro que realizaba Suiza (con un pico de 340 toneladas en 1998). Pero en 2013, el último dato disponible, Suiza le vendió exclusivamente 40 toneladas de oro.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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