El paisaje suizo dentro de 100 años
El carácter esencial alpino de Suiza tiene pocas posibilidades de sobrevivir al previsto calentamiento global provocado por el hombre, incluso si el acuerdo de París logra poner al mundo en una dieta baja en bióxido de carbono.
Los científicos abocados al tema predicen la desaparición de los glaciares, más frecuentes desprendimientos de rocas y paisajes yermos. Anticipan veranos más tórridos, merma en las estaciones de esquí y más tormentas en el horizonte. Sus proyecciones se basan en el trabajo del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC),Enlace externo que se hizo merecedor del Premio Nobel.
Es casi seguro que los glaciares de Suiza desaparezcan dentro de 100 años, anota la geóloga zuriquesa Kathy Riklin. La también diputada dirige el Órgano asesor sobre cambio climáticoEnlace externo, instituido por el Gobierno.
“En las montañas y elevaciones más altas habrá solamente rocas y escombros”, precisa en entrevista con swissinfo.ch. “Será un mundo diferente”.
En Suiza, la temperatura media anual del aire aumentó 1,75 grados centígrados en los últimos 150 años y “se prevé que ascienda aún más rápido hasta finales del siglo XXI, dependiendo del escenario de emisiones, acompañado de cambios en otras variables como las precipitaciones, la capa de nieve, y los escurrimientos”, señala un estudio de 2014 dirigido por científicos de la Universidad de Berna.
Medidas en Suiza
El Gobierno suizo aprobó el pasado 23 de marzo el acuerdo de París de establecer formalmente las líneas generalesEnlace externo de la política climática nacional e internacional de Suiza hasta 2030. La ministra del Medio Ambiente, Doris Leuthard, firmará el acuerdo el 22 de abril en Nueva York.
Una vez ratificado por el Parlamento, Suiza puede confirmar a la Secretaría de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático su compromiso de reducir, para el 2030, los niveles de emisiones en un 50%, con respecto a 1990.
Para lograrlo, Suiza debe revisar su Ley de CO2. El Gobierno decidió que tres quintas partes de las reducciones deben lograrse con medidas internas, y las otras dos mediante compensaciones en el exterior.
Clima mediterráneo
A pesar de no tener litoral, Suiza debe gran parte de su clima al efecto de enfriamiento del Océano Atlántico en verano y al efecto de calentamiento en invierno, según la Oficina Federal de Meteorología y Climatología, MeteoSwiss.
El panel de Riklin prepara un informe este año para actualizar las hipótesis del Gobierno sobre el cambio climáticoEnlace externo, las cuales se derivan de las conclusiones del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). El organismo, afiliado a las Naciones Unidas, incluye a 195 países y miles de científicos. Informes suizos emitidos entre 2007 y 2014, muestran un panorama que se hace cada vez más claro.
Los especialistas prevén cambios irreversibles en las especies. Las plantas y los animales que viven en condiciones de frío deberán desplazarse a posiciones más altas. Un grupo de investigaciónEnlace externo de la Suiza de expresión francesa encontró, por ejemplo, una mayor vulnerabilidad al cambio climático entre la cría de aves en hábitats alpinos, como el verderón serrano y el gorrión alpino. La temperatura subirá en todas las regiones y estaciones. La mayor parte del país se parecerá a los lagos bordeados de palmeras y al clima mediterráneo del sureño cantón del Tesino, de habla italiana.
Por su parte, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) han demostrado, por ejemplo, que las plantas alpinas podrían enfrentarse no solamente a temperaturas más altas, sino también a la mortal competencia de especies desconocidas. Un estudio publicado en septiembre por la revista ‘Nature’ encontró que cuatro plantas alpinas suizas – la anémona de primavera, la escabiosa brillante, la vulneraria y el plantago – lograron hacer frente a temperaturas más cálidas cuando fueron trasplantadas a una altitud de 600 metros por debajo de su hábitat natural, pero su tasa de supervivencia se redujo a la mitad cuando se enfrentaron a competidores desconocidos.
Las temperaturas más altas traerán más productividad y mayores rendimientos potenciales en tierras de labranza y en bosques; la ganadería también obtendrá ganancias. La disponibilidad de agua, sin embargo, será más importante de lo que es hoy en día, y se registrará un aumento en las malezas y en los insectos. Además serán más frecuentes los registros de tormentas, olas de calor y sequías. Si las temperaturas suben demasiado, advierten los científicos, habrá un punto de inflexión.
En lo que atañe al aspecto económico, se dispararán las primas de los seguros y reaseguros y será necesario reducir los riesgos a través de mayores medidas de prevención y planificación y diferentes normas de construcción. De acuerdo con la reaseguradora Swiss Re, el cambio climático no mitigado podría costar a la economía mundial un 20% del PIB global para finales de este siglo.
Regiones de los Alpes que dependen del turismo de invierno se verán sometidas a más presiones, aunque las estaciones de esquí – y el mercado de segunda vivienda – en elevaciones más altas podrían beneficiarse.
Amenazas a la montaña
Los ferrocarriles de montaña tendrán que lidiar con un mayor riesgo de desprendimiento de rocas y de fusión del permafrost, que pondrían en peligro los cimientos de torres de alta tensión y estaciones. Probablemente, un mayor número de turistas se sentirá atraído por los lagos para refrescarse en verano, pero no será suficiente para compensar la pérdida de ingresos por una menor ocupación en los ferrocarriles y los hoteles de invierno. La mera llegada a los Alpes será más difícil, ya que las vías de circulación tendrán más amenazas como las condiciones meteorológicas extremas.
Un aumento en las olas de calor en Suiza y las elevadas concentraciones de ozono tendrán consecuencias importantes para la salud. Las canículas reducirán la eficiencia laboral y tendrán un impacto psicológico. Y, todo ello, amén del aumento en los peligros de intoxicación alimentaria por la descomposición de los alimentos. Podrán registrarse más enfermedades, como la fiebre del Nilo Occidental, aunque probablemente no la malaria o el dengue.
Energía y agua
Las reservas sustanciales de agua en Suiza se reducirán y habrá un mayor uso de los lagos y los embalses lo que tendrá consecuencias ecológicas desconocidas, aunque otros modelos informáticos suizos han mostrado que los suministros de agua podrían ser suficientes.
“Tendremos probablemente más precipitaciones durante el invierno, y menos agua durante el verano porque si ya no hay glaciares, no habrá agua de los glaciares… Será mucho más irregular”, apunta Riklin.
Para la legisladora, una de sus mayores preocupaciones son las perturbaciones meteorológicas. “Creo que las tormentas eléctricas son mucho más peligrosas que el paisaje (modificado),” subraya. “Ese es el gran riesgo”.
Reducción del bióxido de carbono
El acuerdo de París del año pasado busca restringir el calentamiento global por debajo de 2 grados Celsius. La mayor parte de la responsabilidad está más allá de las fronteras suizas.
A Suiza corresponde solamente el 0,1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y la proporción disminuye con el crecimiento de China, India, Brasil y otras economías emergentes.
Suiza cumplió su promesa de reducir las emisiones en un 8% respecto a los niveles de 1990, y ahora tiene como objetivo para 2020 reducirlas en un 20%, respecto a los niveles de 1990.
Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín
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