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El Prix de Lausanne, un pequeño concurso que se ha ganado la fama mundial

chicas en una clase de ballet en la barra
©PDL/Gregory Batardon

El Concurso internacional para jóvenes bailarines celebra su 50° aniversario en Lausana. Un periodista que ha seguido el evento desde sus inicios cuenta cómo una pequeña competición local se convirtió en un acontecimiento mundial en el mundo de la danza.

Desde el 29 de enero y durante ocho días, el Théâtre de Beaulieu albergará el Prix de Lausanne. De los 429 candidatos de 39 países, 87 bailarines de 18 países han conseguido clasificarse para participar en el Concurso. Casi la mitad de esos jóvenes talentos (de entre 15 y 18 años) proceden de Asia y otra buena parte de América Latina.

Sin embargo, en sus inicios, «el concurso era ambicioso, pero bastante local», recuerda Jean Pierre Pastori, periodista, escritor e historiador de la danza de Lausana, que ha cubierto la competición desde sus inicios. Philippe Braunschweig, fundador y director de la Fundación para el Arte Coreográfico, fue quien pretendió que el Prix de Lausanne se convirtiera lo más pronto posible en un concurso internacional.

La primera edición se celebró del 19 al 21 de enero de 1973, con la participación de 50 estudiantes de ocho países occidentales. En aquella época, el jurado estaba compuesto por tres profesores de danza de Lausana, y podía participar cualquier persona de entre 15 y 19 años, sin examen previo. Los suizos eran mayoría. Además, solo las finales estaban abiertas al público, por lo que los amantes del ballet no podían seguir la competición como hoy.

En 1999 y 2006 se produjeron cambios radicales en el concurso, como la introducción de variaciones contemporáneas, la supresión de las variaciones libres y la preselección de los candidatos por vídeo. Esas innovaciones han mejorado considerablemente el nivel de la competición.

Trampolín a la fama

A diferencia de los concursos de ballet de Varna (Bulgaria) o Moscú, el Prix de Lausanne no está dirigido a profesionales, sino a estudiantes que aspiran a ser profesionales. Los ganadores de la primera edición del concurso solo podían ser admitidos en tres escuelas: la Royal Ballet School de Londres, el Centro Rosella Hightower de Cannes (Francia) y la Mudra de Maurice Béjart, que entonces aún tenía su sede en Bruselas. En la actualidad hay más de 30 escuelas asociadas de todo el mundo y, desde 1999, los premiados pueden hacer prácticas directamente en una de esas compañías.

Con los años, la competición ha ido ganando fama. Ha empezado a atraer a cada vez más jóvenes talentos que no tienen forma de convertirse en profesionales en su propio país, ya sea por falta de un sistema nacional de financiación o de cualificación.

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Lausana ha visto cómo algunos de los candidatos que participaron en el concurso se han convertido en verdaderas estrellas, tales como Alessandra Ferri, Carlos Acosta, Diana Vishneva, Friedemann Vogel o Sergey Polunin, entre otros.

Jean Pierre Pastori piensa que el nivel del Prix de Lausanne ha ido en aumento. Según él, se ha beneficiado del rápido cambio generacional de las estrellas del ballet, cuyas carreras son de por sí cortas.

Así, en 50 años el escenario ha visto dos o tres generaciones. Los bailarines que participaron en el Concurso se han convertido en profesionales y profesores. Han vuelto al Prix de Lausanne como maestros y miembros del jurado. Y eso también ha contribuido a la gran proyección internacional de la competición.

A lo grande en Japón

Desde que Naomi Yoshida ganó la sexta edición en 1978, el Prix de Lausanne se ha convertido en uno de los favoritos del público japonés. En 1989, incluso se celebró en Tokio, con japoneses en el jurado y la final se retransmitió por la NHK, la cadena pública japonesa. Por eso no es de extrañar que en cada edición participen muchos jóvenes talentos del país asiático. Y hasta ahora, 84 de ellos han ganado uno u otro premio.

Pero en Lausana no solo surgen estrellas. También ofrece a jóvenes bailarines la oportunidad de ampliar su formación con becas para convertirse en profesionales. «Si hay grandes estrellas internacionales, también hay muchos bailarines que no son necesariamente conocidos en todo el mundo, pero que han hecho una buena carrera. Y el Prix de Lausanne les ha dado esa oportunidad», concluye Jean Pierre Pastori.

El Concurso internacional de ballet de Lausana se organiza desde 1973 con el objetivo de apoyar a jóvenes talentos de la danza de entre 15 y 18 años en su desarrollo profesional. Es una de las mejores competiciones del mundo de la danza y se considera una puerta al éxito. No pueden participar los jóvenes que tengan un contrato profesional con una compañía o que ya hayan trabajado como profesionales. Los ganadores reciben una beca para estudiar durante un año en una escuela o compañía de ballet de su elección.

El Prix 2023 tendrá lugar en el Théâtre de Beaulieu de Lausana del 29 de enero al 5 de febrero de 2023. Los participantes acudirán a clases y recibirán entrenamiento en sus variaciones clásicas y contemporáneas durante cinco días. El 3 de febrero se seleccionará a un máximo de 20 finalistas. Los ganadores se anunciarán el 4 de febrero. Esta edición concluirá con una Gala des Étoiles el domingo 5 de febrero con Laura Fernández, Mayara Magri, Antonio Casalinho y muchos otros.

Adaptado del francés por Carla Wolff 

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