«El WEF de Davos permite delimitar una élite»
La reunión anual del World Economic Forum (WEF), que comienza este miércoles en la estación alpina suiza, tiene como función definir una élite, explica la antropóloga Ellen Hertz.
De origen estadounidense, la actual decana de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de Neuchâtel imparte cátedra de Antropología Económica. Entrevista.
Ellen Hertz se interesa particularmente en las complejidades derivadas de los procesos de modernización (China, la ONU, Suiza) y sus trabajos tratan, en especial, sobre la construcción de la Bolsa de Shangai y la historia de las normas internacionales de protección de los pueblos autóctonos.
swissinfo: ¿La reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos tiene un valor simbólico?
Ellen Hertz: En términos simbólicos, este encuentro privilegiado entre esfera política y esfera económica es extremadamente fuerte. Muestra la importancia, para el mundo político de cuidar sus relaciones con el mundo económico y de promover, de manera coordinada, el desarrollo económico. El Foro Social no tiene el mismo atractivo para los políticos. Davos simboliza la importancia que tiene la economía para la política.
Se habla siempre de la élite económica o de la élite política. Pero ningún grupo es certificado como ‘élite’. Se requieren mecanismos para ver y mostrar quién forma parte de la élite y quién no. Una de las funciones del Foro de Davos es, desde el punto de vista sociológico, marcar la pertenencia a un grupo muy selectivo de líderes, delimitar el grupo.
swissinfo: ¿Qué incita a esta élite a reunirse físicamente, a pesar de todas las tecnologías actuales de la información?
E.H.: El elemento de selectividad es muy importante. No se puede formar parte de un grupo si ese grupo no se manifiesta. Los intercambios por teléfono no tienen la misma función social y simbólica que el hecho de formar parte de la foto de grupo, de figurar entre los presentes.
En la buena conducta de los asuntos de Estado, y de los asuntos simplemente, el aspecto de la alquimia entre las personas también es importante. Durante mucho tiempo se dijo que lo virtual reemplazaría las reuniones físicas. Es evidente que no vamos en esa dirección.
swissinfo: Davos, es también la montaña, un lugar al que no llega el tumulto. ¿Importante también, no?
E.H.: Suiza supo muy bien jugar la carta del lugar, del elemento de recogimiento, del país neutro, próspero y seguro. Más aún, en la montaña estamos por encima de otros. Estar en lo alto nunca es anodino.
swissinfo: ¿La reunión anual de Davos no significa también una cierta violencia simbólica infligida a la gente común y corriente?
E.H.: Davos materializa lo que cada uno sabe: las decisiones son tomadas por los responsables. Violencia, sí, pero no más que en las conductas ordinarias de los asuntos de Estado. En Davos se manifiesta simplemente a través de esta selectividad y este elitismo.
Es muy lamentable, por otra parte, limitar el acceso a Davos para los grupos de protesta. Esto subraya el aspecto elitista y excluyente de la manifestación.
swissinfo: ¿Según usted, el WEF y sus participantes son sensibles a la simbología que proyectan?
E.H.: Evidentemente. Saben bien que no están allí para firmar contratos y zanjar problemas, sino por el alcance simbólico. Y posiblemente también porque a veces ellos mismos están fascinados con la idea de la red en la que participan.
swissinfo: Davos esgrime un cierto número de valores. ¿Un ejemplo?
E.H.: Están esas asombrosas declaraciones de principios – pero yo no utilizaría el término de valores – que salen de Davos cada año y que son seguidas de efectos cercanos a cero.
Es interesante ver que en este contexto, líderes económicos y políticos se permiten declaraciones atronadoras. Davos es una especie de ‘safe zone’ (zona segura) donde se pueden proclamar grandes principios sin sentirse luego obligado a rendir cuentas.
Es decir, veo ahí algo mucho más complejo que simple hipocresía. Una función útil de Davos es que esos grandes principios circulan ahí. Mejor que lo hagan en algún lado a que no lo hagan.
swissinfo: Los resultados visibles de Davos son prácticamente nulos, sin embargo, el acontecimiento atrae los proyectores. ¿Por qué?
E.H.: Davos expresa un saber implícito en cada uno: el capitalismo funciona sobre el capital financiero, pero también sobre el capital social. Es decir, sobre las redes.
Estos responsables que se conocen, se frecuentan, tienen relaciones de amistad a pesar de los intereses divergentes o contrarios. Es intrigante, hasta fascinante para el común de los mortales. Hay un tipo de voyeurismo, altamente cultivado por los medios de comunicación, que apunta sobre esta idea de capital social.
swissinfo: ¿Según usted, el WEF y sus participantes son sensibles a la simbología que proyectan?
E.H.: Evidentemente. Saben bien que no están allí para firmar contratos y zanjar problemas, sino por el alcance simbólico. Y posiblemente también porque a veces ellos mismos están fascinados por la idea de la red en la que participan.
swissinfo: ¿Se justifica tomar la reunión anual del WEF como terreno de estudio etnológico?
E.H.: Un trabajo de campo en ese lugar sería un logro notable desde el punto de vista de las autorizaciones. Pero la cosa tendría su interés, es evidente. Menos por las decisiones concretas que podrían tomarse ahí –somos poco proclives a las teorías del complot en antropología – como por ver quién se permite decir qué, en qué contexto y cuáles son los factores que hacen que cierto tipo de declaraciones pueda intervenir sólo en cierto tipo de lugares y situaciones.
Estudiar esto con precisión, ver lo que se dice en los cócteles, en las cenas, en el momento del coñac es muy interesante desde el punto de vista etnológico, porque la palabra es condicionada por las posiciones sociales en las que uno se encuentra.
Empero, las personas que participan en Davos han aprendido, y con razón, que deben tener cuidado con lo que dicen. Entonces, la actitud un poco desconfiada y cerrada en este tipo de medios dificulta el trabajo etnológico.
Entrevista swissinfo: Pierre-François Besson
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
Trayecto. Formada en las Universidades de Yale y de Berkeley, suiza por matrimonio, Ellen Hertz ha sido docente, traductora (del chino), jurista.
Especialidad. Profesora ordinaria en la Universidad de Neuchâtel desde 2001, imparte la Introducción a la Etnología, Antropología Económica, Jurídica y Política, Cine Etnográfico, Estudios de Género y Antropología de China.
Cargos. Ellen Hertz es también decana de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas por el período 2007-2009 y dirige alternativamente el Instituto de Etnología.
Principios. El World Economic Forum (WEF) fue fundado por Klaus Schwab bajo el nombre de Management Symposium en Davos en 1971.
NYC. Desde entonces, el WEF celebra su reunión anual en la estación invernal de Los Grisones, excepto en 2002, que se desplazó a Nueva York tras los atentados de World Trade Center cuatro meses antes.
Eslogan. Esta edición 2009 reunirá a más de 2.500 participantes de 96 países, bajo el tema de ‘Rediseñar el mundo de la postcrisis’.
Figuras. Entre las personalidades esperadas: Vladimir Putin, Angela Merkel, los primeros ministros Wen Jiabao (China), japonés, Taro Aso y británico, Gordon Brown; los ministros franceses Bernard Kouchner y Christine Lagarde, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el responsable de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, entre otros.
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