¿El WEF se toma realmente en serio la desigualdad?
El Foro Económico Mundial es un encuentro apropiado para que los líderes de la sociedad civil discutan temas como la pobreza, la desigualdad o el cambio climático, pero el valor de estos debates resulta limitado. Al menos en la opinión de la activista en derechos sociales Lesley-Anne Knight.
Este año, nuevamente, el Foro Económico MundialEnlace externo (World Economic Forum, WEF) ha tenido que defenderse de las críticas que lo acusan de ser un mero club de debate de ricos y poderosos.Sin embargo, es un foro que también atrae una amplia variedad de organizaciones no gubernamentales (ONG). Por ejemplo, a la edición 2015 del WEF, que se celebra entre el 21 y el 24 de enero, asistirán Oxfam, Amnistía Internacional o el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Lesley-Anne Knight ha acudido al WEF en cuatro ocasiones. Primero como miembro del organismo caritativo católico Caritas y, más tarde, como directora ejecutiva de la organización humanitaria The EldersEnlace externo (Los Mayores), fundada por Nelson Mandela en 2007.
swissinfo.ch: ¿Qué ofrece realmente el WEF a los grupos integrados por la sociedad civil y las causas que defienden?
Lesley-Anne Knight: En el pasado, recuerdo haberme enfrascado año tras año en terribles cuestionamientos a este respecto y estoy segura de que quienes asisten hoy también se preguntarán: ‘¿Debo ir o no?’ Por un parte tiendes a pensar: ‘¿Cómo puedo perderme esto?’. Pero por el otro, también te preguntas: ‘¿Cómo puedo aprovechar al máximo este foro para concienciar?”.
Davos es uno de los pocos lugares donde se tiene la oportunidad de tener acceso a líderes empresariales realmente influyentes, así como a políticos y organizaciones integradas por la sociedad civil. Los tres son grupos clave que colaboran cada vez más y que trabajan conjuntamente, porque están comprometidos en la tarea de resolver los principales problemas sociales. La sociedad civil no se proclama dueña de todas las verdades, nos necesitamos unos a otros para hallar las mejores soluciones.
Volviendo a su pregunta… ¿El WEF el lugar apropiado para hablar de desigualdad y pobreza cuando la gente que asiste es la más adinerada? La respuesta es ‘sí’, es un buen sitio para abordar estos temas.
swissinfo.ch: ¿Cómo sabe usted que los líderes empresariales no solo asienten y hablan en público de lo que es correcto para luego olvidarse de su palabra?
L.A.K.: Los líderes empresariales saben que si deciden invertir en un país devastado por la guerra deberán trabajar muy estrechamente con la sociedad civil para tener éxito en sus objetivos. Ambas partes están interesadas en promover el entorno más propicio para que la gente prospere. Sí, es posible hacer negocios y hacer el bien.
Creo que esta es una creencia genuina en Davos. Pienso que la gente escucha con sinceridad lo que la sociedad civil tiene que decir. Los líderes empresariales y financieros que asisten no hablan solo de labios para afuera sobre responsabilidad social porque esto es lo ‘correcto’.
Todo lo contrario, los dirigentes empresariales hacen grandes aportaciones al desarrollo social y a la ayuda humanitaria.
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El centro del universo WEF
swissinfo.ch: ¿Qué resultados concretos ha visto usted emerger de reuniones previas del WEF?
L.A.K.: Determinar en qué medida el WEF es una plataforma real para el cambio es algo que muy probablemente los organizadores del foro deben demostrar mejor de lo que lo han hecho en el pasado. Podemos ser inquisitivos al respecto y preguntarles: ‘¿Después de estos 45 años de reuniones en Davos qué cambio sustancial han generado?”. Pero creo que es difícil medirlo.
Todo el que haya asistido a Davos partirá de ahí con contactos que serán de utilidad para la organización a la que pertenece. Pero las experiencias más enriquecedoras son las que tienen lugar en los pasillos, cuando los debates ya han concluido. Davos es un sitio muy conveniente para lograr esto. Pero que el beneficio final sea mayor que el elevado costo de asistir, esto es algo debatible.
swissinfo.ch: Además del costo de asistir al WEF, ¿hay otros factores limitantes para participar en el foro?
Foro de Davos
El Foro Económico Mundial, en la estación alpina del cantón de los Grisones, tiene lugar del 21 al 24 de enero. El tema de la 45ª edición es: ‘El nuevo contexto global. Se prevé la participación de 2.500 personas, entre ellas hombres de negocios, políticos, líderes religiosos, científicos, intelectuales y miembros de la sociedad civil. Entre los jefes de Estado presentes este año están el presidente francés, François Hollande, la canciller alemana, Angela Merkel y el primer ministro chino, Li Kegiang.
Los debates se centrarán en 10 temas clave: medioambiente y escasez de recursos; capital humano y habilidades en materia de empleo; equidad de género; inversión de largo plazo, infraestructura y desarrollo; agricultura y seguridad alimentaria; inversión y comercio internacional; el futuro de Internet; delincuencia internacional y estrategias contra la corrupción; inclusión social, y sistema financiero y su futuro. El WEF anunció que dedicará los trabajos del viernes a luchar contra el extremismo religioso y la violencia derivada de este, tras el reciente atentado terrorista contra la revista satírica parisina ‘Charlie Hebdo’. Diversos moderadores y comentaristas, entre ellos Lesley-Anne Knight, afirman que los ataques fueron manifestaciones de la desigualdad social y la exclusión.
Fundado en 1971 por Klaus Schwab como el Simposio Europeo de Gestión para relacionar a los líderes europeos de negocios con sus contrapartes de Estados Unidos, establecer lazos y encontrar caminos para solucionar problemas comunes, el WEF tomó su nombre actual en 1987.
L.A.K. Una cosa que molesta a la gente de Davos, y no les falta razón, es su carácter exclusivo. Incluso una ONG internacional con un presupuesto enorme se sentirá un poco al margen del grupo central que es protagonista de los trabajos del Foro Económico Mundial.
Tenemos que estar muy atentos al fenómeno de la exclusión social a todos los niveles. Dondequiera que se mire, uno de los principales peligros es que quienes detentan la mayor parte de la riqueza son un grupo cada vez más reducido en comparación con los que no la poseen. Y no creo que Davos ayude a que esto cambie.
Recuerdo que tras asistir las dos primeras ocasiones me pregunté: ‘¿Realmente necesito esto?’, ‘¿Debo volver?” Tenía un cierto temor a perderme algo y me decía que justo por eso debía estar ahí. Pero ahora me siento suficientemente segura y confiada al afirmar que no me pierdo nada y que no necesito estar en Davos solo para ser vista.
Si somos honestos, para los grupos de la sociedad civil, es un poco como ir al zoológico, y puede ser difícil obtener las cosas que te serán realmente útiles o lograr citas cara a cara. Por otra parte, eres observado de forma estricta con respecto a lo que puedes decir en los debates.
swissifno.ch: ¿Así que este año no asistirá al WEF?
No he buscado ser invitada a Davos este año. Creo que soy capaz de difundir el mensaje de mi organización –lo que defendemos y nuestros valores— por otras vías. No intento que Davos sea mi área de influencia y el sitio en el que creo mi red de contactos. Mi presencia en el WEF no es necesaria.
Existen otros foros de un enorme valor, como la Conferencia de Seguridad de Múnich, la Cumbre del Clima de la ONU del año pasado y el Foro Social Mundial.
Pero suelen ser reuniones muy costosas y complejas en términos de seguridad. Hoy, la tecnología y las redes sociales nos permiten estar en contacto. Así que es conveniente ser más selectivos con respecto a los foros en los que participamos.
En general, quienes asisten al WEF necesitan saber por qué has sido invitado y cuál es tu misión ahí. Pero están abiertos a que se les critique por asistir a una fantástica fiesta en la nieve. Nosotros no tenemos tiempo para esas cosas en el presente, todos estamos mucho más centrados en cumplir nuestros objetivos.
Oxfam, la desigualdad y WEF
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, acudirá a Davos este año como vicepresidenta de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial para llamar la atención sobre la creciente concentración de la riqueza mundial en una minoría cada vez más selecta.
Un tema que aborda el reciente informe de Oxfam ‘Riqueza: Tenerlo todo y con ganas de más’. Según el estudio, en 2014 el 1% más rico de la población disfrutó del 48% de la riqueza mundial, dato que probablemente se acentuará para ubicarse en 50% en 2016.
«Davos es una oportunidad única para que Oxfam aborde ante empresarios y políticos sus principales inquietudes y deje claras las consecuencias que sus acciones tienen para los pobres del mundo. El papel de Oxfam es desafiar a estos líderes. Hacerles ver que pueden – y deben – jugar un rol fundamental en la construcción de un mundo libre de la injusticia que provoca la pobreza”, declara Winnie Byanyima a swissinfo.ch.
“Oxfam no toma una postura en contra de la riqueza o contra alguna de estas personas adineradas. El problema es la brecha que existe entre los ricos y el resto de la población. Vivimos en un mundo capaz de satisfacer las necesidades de todos, pero vemos que algunos viven en una gran pobreza, mientras otros cuentan con una gran riqueza. Esto es una injusticia, y los más pobres son los que pagan la factura.
“Y el quid de la cuestión es que la riqueza mundial se está concentrando en las manos de elites cada vez más pequeñas. Actualmente, 80 personas poseen la misma riqueza que la mitad con menos ingresos de la población mundial. Y para el 2016, el 1% más rico de la población poseerá más que todos los demás (el 99% restante). Un hecho sorprendente, injusto y riesgoso.
“Nos congratulamos de que el WEF haya reconocido reiteradamente el riesgo que la desigualdad implica para la prosperidad y la seguridad del mundo. Por segunda vez, ha solicitado que un líder de la sociedad civil se haga cargo de la vicepresidencia del foro. Una señal, posiblemente, de que ya existe un cambio de mentalidad o de que dicha transformación es necesaria. Existe un consenso cada vez mayor con respecto a que la desigualdad extrema es una barrera real para el desarrollo sostenible. Son cada vez más los líderes económicos, políticos y religiosos que han coincidido en ello durante el último año”.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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