En Davos se espera más penumbra que luz
Pese al brillo de las impresionantes ganancias que registró el mercado de valores en 2013 y los optimistas pronósticos de crecimiento para 2014, el Foro de Davos se prepara para una versión más modesta de una recuperación económica mundial, que aún tiene muchos riesgos frente a sí.
A partir de este miércoles -y durante cinco días-, los asistentes al World Economic Forum (WEF) se reunirán en la imponente estación alpina de Davos para discutir los principales desafíos del mundo. Retos que algunos consideran como problemas, y otros, como oportunidades.
La extraordinaria evolución del sector bursátil del año pasado revela, de hecho, exclusivamente un fragmento de una realidad económica mundial mucho más amplia, compleja y que cambia a una gran velocidad.
Entre los optimistas se encuentra el presidente Barack Obama, quien tras atestiguar una importante recuperación económica en 2013, pronosticó que el 2014 será un “año decisivo” para la economía de Estados Unidos. Por ello, la Reserva Federal ha anunciado que pondrá fin a la estrategia de estímulo económico que ha aplicado durante los últimos años a través la oferta de dinero barato.
El Banco Mundial, por su parte, anunció que el crecimiento económico global será del 3,2% en 2014 frente al 2,4% de 2013. Mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza su previsión de crecimiento económico para este año: 3,7% (3,9% para 2015).
Suiza también espera tiempos mejores. La Secretaría de Estado de Economía (Seco) anticipó que las exportaciones crecerán un 2 ,3% en 2014, por encima del 1,9% de 2013.
“Por primera vez desde 2010 observamos señales de recuperación económica sostenible a escala mundial”, señala a swissinfo.ch Janwillem Acket, economista jefe del banco Julius Baer. “El repunte es más significativo en los países desarrollados. Sin embargo, aunque la gigantesca China está perdiendo ritmo, su crecimiento económico aún es muy respetable”.
Pero detrás de los datos prometedores parece esconderse una falta de espíritu reformador que podría frenar de golpe la recuperación. Esta situación podría ser tema de debate entre la élite política y empresarial que se reúne a discutir en el espléndido ambiente de aislamiento que ofrecen los Alpes suizos.
¿Intereses creados?
Hace unos días, en un artículo escrito para el WEF, el Premio Nobel de Economía estadounidense, Joseph Stiglitz, calificó la situación económica mundial como “gran malestar” y criticó que los ciudadanos comunes vivan en condiciones cada vez peores, lo que se ha traducido en descontento social en países como Brasil.
Stiglitz afirma que el actual sistema económico no está compartiendo sus beneficios con grandes capas poblacionales, y lo mismo sucede tanto a escala nacional como global. “Los sistemas políticos parecen incapaces de introducir reformas que generen la perspectiva de un futuro mejor”.
Durante una conferencia de prensa celebrada el pasado 15 de enero, el WEF reveló que una de las invitadas habituales, la canciller alemana Angela Merkel, no podrá asistir este año, tras sufrir un accidente a principios de mes en Suiza mientras practicaba esquí de fondo. Percance que le provocó una fractura pelviana.
Otro ausente destacado en la edición 2014 del WEF será el exmagnate ruso de la energía -y recientemente liberado preso político– Mijaíl Jodorkovsky, quien se encuentra en Suiza. Klaus Schwab afirmó que Jodorkovsky podría ser invitado el próximo año, una vez que se aclare su futuro.
El WEF confirmó que experimentará cambios y transitará paulatinamente hacia una estructura conocida como “cooperación pública-privada”, lo que implicará reformas en sus estatutos.
Por el momento, el Foro ha declinado ofrecer detalles sobre los cambios, pero confirmó que se mantendrá como institución no lucrativa.
Un pequeño grupo de hoteleros y restauradores de Davos fueron evidenciados durante la conferencia por abusar de la gran afluencia de asistentes al WEF –la mayoría con un alto poder adquisitivo- para cobrar precios excesivos. El Foro los instó a mejorar sus servicios y modificar su proceder, tras recibir diversas quejas.
El fundador del WEF, Klaus Schwab, también aporta una nota de pesimismo al encuentro. En un artículo publicado en la web del Foro predice «una era de expectativas disminuidas», esto es, un periodo en el que la gente deberá conformarse con cada vez menos. Schwab teme que las reformas que actualmente intentan hacer frente a problemas como las barreras comerciales o la corrupción “estén siendo frenadas por poderosos intereses creados”.
Schwab no ofrece detalles en su artículo sobre los “intereses creados” a los que hace referencia, pero este problema podría ser un tema que atraiga el interés de algunos de los invitados más destacados del Foro de Davos, donde se esperan jefes de Estado y ministros, líderes empresariales y financieros.
Tortillas
Otro motivo de inquietud es la estimulación artificial -vía dinero barato- que han protagonizado los gobiernos y los bancos centrales de Europa, Estados Unidos, China y Japón, una política que frecuentemente se apoya en tasas de interés extraordinariamente bajas y, por lo tanto, insostenibles.
Acket añade que el excesivo endeudamiento público que registran diversas economías y una tasa de paro que aún avanza a un ritmo galopante, “son las dos grandes sombras que más pesan sobre Europa”. En su opinión, los gobiernos se han vuelto “perezosos” en la tarea de instrumentar reformas para reducir el gasto y estimular su mercado laboral.
“A todo el mundo en Europa le gusta comer tortillas, pero nadie quiere romper los huevos”, se queja el economista al referirse a las complejas reformas que están pendientes el mundo, ya que resultarían dolorosas a corto plazo, antes de comenzar a ofrecer resultados positivos.
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Rostros, gestos y palabras
Bancos inconformes
En el ámbito financiero, otro tema que podría levantar ampollas en el Foro de Davos es la naturaleza local y poco expedita de las reformas que ha experimentado la regulación bancaria.
Los ajustes a la legislación bancaria han provocado frustración y caldearon los debates sostenidos por un gran número de reguladores, banqueros y economistas en la edición 2013 del WEF. La mayoría de ellos se quejaba de que aplicar reglas diferenciadas –por ejemplo, mucho más estrictas en Suiza que en otros países- ha creado más confusión que soluciones reales al problema de la fragilidad bancaria.
Este año, los mismos argumentos podrían ser ventilados durante las discusiones, ya que los países siguen adoptando principios distintos para evitar el objetivo común de que los bancos caigan en la bancarrota poniendo en jaque a sus respectivas economías.
La 44ª edición del Foro Económico Mundial (WEF), que tendrá lugar en la estación alpina de los Grisones esta semana, eligió como tema central La remodelación del Mundo: consecuencias para la Sociedad, la Política y los Negocios”.
Entre el 22 y 25 de enero, alrededor de 2.500 participantes escucharán y dialogarán con líderes del mundo político, financiero, empresarial, religioso, científico, cultural y personajes destacados de la sociedad civil.
Este año asistirán alrededor de 50 jefes de Estado y de Gobierno, entre los que se cuentan el primer ministro japonés, Shinzo Abe; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; el presidente iraní, Hassan Rouhani; el primer ministro británico, David Cameron; el primer ministro australiano , Tony Abbot; y el presidente de Corea del Sur, Park Geun- Hye .
El WEF fue fundado por Klaus Schwab en 1971, originalmente bajo el nombre de Simposio Europeo de la Gestión y fue diseñado para propiciar encuentros entre destacados líderes empresariales europeos y sus homólogos estadounidenses para fomentar los negocios, pero también para resolver sus problemas más significativos.
Fue en el año 1987 cuando el foro tomó su nombre actual tras ampliar horizontes y confirmarse como una plataforma de debate y búsqueda de soluciones para problemas de orden internacional.
El WEF es un organismo no lucrativo, con sede en Ginebra, que se financia con las cuotas de suscripción de sus miembros.
Conflictos en la mira
Las tensiones diplomáticas que existen entre China y Japón, un conflicto geopolítico que podría estallar en cualquier momento desestabilizando la recuperación económica global, tampoco pueden ignorarse.
Daniel Woker, exembajador de Suiza en Australia, Singapur y Kuwait, considera que existe un cierto paralelismo entre la región Asia-Pacífico en 2014 y la antigua Europa de 1914.
Woker compara la China actual con la Alemania bajo dominio prusiano de hace 100 años y considera que la expansión de las dos potencias desafió de una forma parecida el orden global establecido. Además, opina que la presencia en esta región de un país tan impredecible como Corea del Norte acrecienta las probabilidades de que una chispa encienda el barril de pólvora.
“Ningún poder global quiere conflictos, pero lo mismo podía decirse en 1914”, declara Woker a swissinfo.ch. “Los conflictos no siempre comienzan de forma racional. Algunos empiezan a pequeña escala y crecen en espiral hasta que se pierde el control”.
En este caso y a diferencia de Oriente Medio o el norte de África, donde los problemas están delimitados en una zona concreta, en la región Asia-Pacifico -que ha adquirido una gran relevancia económica global- el riesgo de que los problemas se propaguen es mucho mayor, advierte Woker.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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