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¿Está lista Europa para una escasez de gas?

No se descarta un corte del suministro de gas de los gasoductos que atraviesan Ucrania. Reuters

Rusia no ha jugado aún la ‘carta del gas’ para aumentar la presión sobre Ucrania y como medida de retorsión a las sanciones que le impuso Occidente tras la anexión de Crimea. Si Moscú recortara a Europa el suministro de este insumo estaría cometiendo un “suicidio económico”, opina un experto.

Ante la creciente tensión que provoca la adhesión de Crimea a Rusia, la próxima interrupción del suministro de gas podría estar dirigida contra de Ucrania, debido a lo que adeuda a proveedores del gigante euroasiático, alerta el especialista energético Giacomo Luciani.

“Rusia ha aumentado, en efecto, el precio del gas que suministra a Ucrania cancelando los descuentos que habían negociado previamente”, dice a swissinfo.ch el profesor de Estudios del Desarrollo del Graduate Institute Instituto de Altos Estudios Internacionales y Desarrollo de Ginebra. “No creo que Ucrania vaya a pagar y esto colocará a Rusia en una situación difícil”.

No obstante, si Moscú opta por interrumpir las provisiones de gas dirigidas a Ucrania -como ya lo hizo en dos ocasiones anteriores, la más reciente en 2009- repercutiría negativamente en la oferta general de gas para Europa, advierte Luciani. “Y esto dañaría la dudosa fiabilidad que tiene Rusia como proveedor de gas”.

“Rusia no tiene demasiada influencia en la actualidad”, destaca el experto.

Desde 2009 se ha ampliado la infraestructura de abastecimiento con gasoductos fuera de Ucrania a partir del 2009 y varios países europeos han reforzado su capacidad de almacenamiento. Por otra parte, se multiplican los acuerdos y los planes de diversos proveedores para ampliar la red de gasoductos que permiten asegurar a corto plazo la oferta de gas licuado en la región.

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Equidad, la clave

Un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ) muestra cómo podría mitigar Europa una potencial interrupción de gas a gran escala.

A partir de un modelo estadístico, la ETHZ evidenció que la posición de Europa como importadora de gas sería menos vulnerable ante choques externos si se reorganizan las rutas de suministro y también las reservas gasíferas dentro de la infraestructura existente para nivelarlas a las necesidades de cada país. Lo anterior permitiría aligerar el inevitable congestionamiento que provocaría que un proveedor importante -como Rusia- abandone el sistema actual de abastecimiento.

Para lograr este objetivo, señala el profesor Helbing y coautor del reporte, sería necesario un acuerdo político paneuropeo que recoja el compromiso de los países de trabajar conjuntamente. Y dicha voluntad política tendría que ser acompañada con nuevas herramientas, como un software especializado y sensores capaces de detectar a tiempo real los flujos de gas disponibles en la infraestructura que opera actualmente.

“Enfrentar exitosamente las posibles interrupciones en el suministro de gas ruso dependería de la equidad con la que se aplicara el mecanismo”, explica Helbing a swissinfo.ch.

“No puede permitirse que sea el mercado el que se ocupe del problema, porque entonces los países más ricos terminarían con la mayor parte de los recursos (energéticos), creando con ello una situación política explosiva”, añade.

Estados Unidos y la Unión Europa impusieron una serie de sanciones a Rusia tras conocerse el resultado del referéndum de Crimea que confirmó su separación de Ucrania.

A principios de marzo, EEUU y la UE congelaron activos bancarios e impusieron prohibiciones de entrada a sus territorios a un grupo de figuras claves que tienen nexos cercanos con el presidente ruso Vladimir Putin.

Esta lista negra fue ampliada el 20 de marzo cuando se complicó la situación en Crimea. La UE advirtió entonces que podría imponer sanciones económicas más severas de existir brotes de violencia en Crimea o si los problemas se contagian a Ucrania.

Uno de los nombres incluidos en la citada lista es el de Genaddy Timchenko, cofundador de la empresa ginebrina Gunvor, una de las principales comercializadoras internacionales de petróleo y gas ruso.

Timchenko respondió a las sanciones vendiendo las acciones que tenía en esta compañía a otro de los socios llamado Torbjörn Törnqvist.

EEUU y la UE también suspendieron las conversaciones que sostenían con Rusia para estrechar sus lazos y para celebrar la próxima cumbre del G8 en Sochi. Y el presidente Barack Obama invitó a los países del G7 a hablar sobre la situación de Ucrania en Europa.

Por su parte, Suiza suspendió las conversaciones que había iniciado con Rusia para un posible tratado de libre comercio.

Buenas nuevas

El 23% del gas que consume anualmente Suiza proviene de Rusia. Sin embargo, un invierno clemente y la política de diversificación de fuentes de suministro fiables que ha puesto en marcha recientemente el país (privilegiando a Noruega, Alemania y Gran Bretaña como proveedores) reducen los temores con respecto a los vaivenes potenciales de la oferta de gas ruso.

De presentarse un problema de escasez a corto plazo, la ETHZ considera que Suiza podría reemplazar el gas ruso aumentando temporalmente las importaciones de Noruega y los Países Bajos.

En términos generales, el estudio ubica a Suiza como uno de los países que se verían menos afectados por una interrupción de gas, ya que su consumo es bajo comparado con el de los países vecinos. Y otro factor positivo es que ya es físicamente posible desplazar gas norafricano desde el sur hasta el norte de Europa.

“Estas son buenas noticias para Suiza que destacan su fortaleza ante los choques energéticos”, dice Helbing.

Y para atender el problema a largo plazo, Suiza sigue el ejemplo de la UE que consiste en diversificar las tuberías de abastecimiento, señala la Oficina Federal de Energía.

Un ejemplo es el proyecto Gasoducto Trans-Adriático (TAP por sus siglas en inglés) que tiene previsto bombear gas desde el mar Caspio hasta Europa a partir del año 2019.

Los intereses directos de Suiza en el TAP se redujeron el año pasado, cuando la firma helvética Axpo anunció que reduciría su participación accionaria en el proyecto del 42,5% al 5%. Pese a esta retirada parcial, la compañía se mantiene optimista con respecto al futuro y la relevancia de este gasoducto.

“Abriendo un corredor en el sur, el TAP fortalecerá la certidumbre de un abasto seguro de gas natural para Suiza y Europa. Y reforzará la posición de Suiza como jugador en el mercado europeo del gas”, afirmó en su momento la compañía.

Suiza consumió gas natural y biogás por el equivalente a 39.965 gigawatios (GWh) hora en 2013, un 5,4% más que en 2012.

Un nivel de consumo que superó el récord de 38.893 GWh que se había registrado en 2010.

La Asociación Suiza de la Industria del Gas estima que, de haber utilizado la misma cantidad de petróleo, se habrían generado 2,9 millones toneladas de dióxido de carbón.

El número de carros ecológicos suizos que se desplazan a gas suma ya las 11.300 unidades y existen 140 estaciones de servicio habilitadas para ofrecer este tipo de combustible.

En Suiza, alrededor de dos tercios de la población vive ahora en comunidades que son abastecidas con gas, según la misma asociación.

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