«Tuve que denigrar a mis adversarios, despreciaban a Suiza»
Una pequeña isla rodeada de la poderosa Unión Europea (UE) ¿El caso de la testaruda Suiza es lamentable o envidiable? El país alpino decidió el camino en solitario hace 25 años, cuando se inclinó por el ‘no’ al Espacio Económico Europeo (EEE). Para muchos ciudadanos la adhesión al EEE significaba un paso previo a formar parte de la UE. swissinfo.ch conversa con los exponentes en favor y en contra del ingreso al EEE a un cuarto de siglo de ese histórico ‘no’ en las urnas.
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«La UE se ha desarrollado mejor que Suiza»
La votación del 6 de diciembre de 1992 fue una debacle para el ‘establishment’ político de Suiza. El Gobierno, el Parlamento y la gran mayoría de los grandes partidos se habían pronunciado por el ingreso de Suiza al EEE y habían presentado una solicitud de adhesión de Suiza a la Unión Europea. Pero la muy emocional campaña de los adversarios conservadores de derecha, que profetizaban el fin de la unidad suiza con el ingreso al EEE, resultó un éxito que paró en seco esas intenciones. A Christoph Blocher, figura líder del partido Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora), se debe ese triunfo del ‘no’. Un hecho que para Blocher significó su proyección meteórica en la política suiza.
swissinfo.ch: ¿Recuerda cuándo dijo: «Debo admitir que mental y físicamente estoy al límite”?
Christoph Blocher: Me acuerdo de las condiciones en las que me encontraba entonces. Fue en 1992.
swissinfo.ch: Fue una semana antes de la votación sobre la adhesión al EEE. Había participado en innumerables encuentros en su campaña contra ese paso.
Ch. B.: Todos los días participé en al menos uno durante todo un año. A veces eran dos o tres encuentros por día. Un año antes de la votación se publicó una encuesta de opinión. Indicaba que el 80% de los suizos querían entrar en el EEE. Sabía que todos los medios de comunicación, el Consejo Federal, el Parlamento y las asociaciones empresariales estaban a favor. Me dije: esto hay que combatirlo, las consecuencias serían terribles. Y si no tenemos eco en los medios de comunicación, tenemos que ir a decírselo a cada ciudadano suizo. Al principio los eventos eran pequeños y al final tuvieron unas dimensiones enormes.
La votación sobre el EEE
El Consejo Federal, los gobiernos locales, el Parlamento, los grandes partidos, casi todos estaban a favor del ingreso de Suiza al Espacio Económico Europeo (EEE). Como el Gobierno Federal no contaba con el rechazo, presentó ya en mayo de 1992 una solicitud de adhesión a la Unión Europea. Con ello señalaba que el ingreso al EEE era solo un paso en dirección la adhesión a la UE. Hoy esto se considera un error decisivo. Así, las fuerzas opositoras en torno a Christoph Blocher transformaron el voto en un asunto altamente emocional sobre la cultura y la tradición helvéticas. Alegaron que muchas particularidades suizas solo podían ser preservadas si el país optaba por un camino en solitario. Suiza debía asirse a su independencia y protegerse de la burocracia europea. La votación el 6 de marzo de 1992 se tornó en un desastre para el ‘establishment’ político. El 50,3 % de los votantes se pronunciaron en contra. Además, la mayoría de los cantones (16 de 23) también se inclinaron por el ‘no’ al EEE. En junio de 2016, Suiza retiró oficialmente su solicitud de adhesión.
swissinfo.ch: Se calcula que usted se dirigió directamente a unos 150 000 suizos.
Ch. B.: Y además de esto, debía dirigir mi empresa.
swissinfo.ch: ¿Cómo lo consiguió? ¿Con cuatro horas de sueño al día?
Ch. B.: A veces menos. Hubo noches en las que no dormí. El colapso mental y físico al final fue como después de una guerra; usted está por los suelos, sin dormir, exhausto. Tuve que recuperarme después. Tras la votación me retiré durante cuatro semanas a un albergue para cazadores. No quería tener a nadie cerca y dediqué ese tiempo a realizar largas caminatas.
swissinfo.ch: El día de la victoria convocó a una conferencia de prensa improvisada.
Ch. B.: No tenía las fuerzas para explicar a cada periodista lo que yo pensaba. No sé, tal vez no dije nada inteligente allí.
swissinfo.ch: Ese día no habló como un vencedor, no pronunció ninguna palabra triunfal.
Ch. B.: Estaba fatigado. Después fui a casa y a las ocho de la noche ya estaba en la cama.
swissinfo.ch: ¿Y pudo dormir finalmente ocho horas?
Ch. B.: No. Tuve problemas para conciliar el sueño. Hoy lo llamaríamos desgaste profesional (‘burn-out’). Antes se usaba la frase: ‘Ich bi uf de Schnure’ (Estoy al límite). Pero a las diez de la noche se oyeron cohetes afuera. Mi mujer me llamó: ‘Ven a ver Christoph; encienden fuegos de artificio, celebran’. En pijama, me paré en la ventana, agotado de toda esa gran batalla. No estaba seguro de tener la razón. Al inicio estaba solo con poca gente. No estaba claro que el partido me seguiría. Mis colegas de partido, también nuestro consejero federal, Adolf Ogi, estaban en mi contra. Todos aquellos con rango y nombres conocidos decían: “Si no entramos al EEE, Suiza se hunde”. Y entonces la gente votó por que Suiza continuara su camino sola, de modo independiente. Estaba feliz. Pero sin aire triunfal.
swissinfo.ch: Pero en todas sus intervenciones públicas usted mostraba otra imagen, la de una persona convencida de su posición.
Ch. B.: Cierto. Pero en las noches llegaban las dudas. En la cama pensaba con frecuencia: ¿Puede ser que yo, solo, tenga la razón, y todos los demás estén equivocados? Tenía pesadillas. Pero en la mañana, cuando el sol salía, tenía muy claro lo que debía hacer.
swissinfo.ch: Su campaña se enfocó en la Suiza de expresión alemana, en especial, la Suiza central.
Ch. B.: Sí. Desde el inicio tenía claro que a la Suiza francófona no podía ya convencerla a favor del ‘no’. Pero sabía que necesitábamos la mayoría cantonal para ganar. Por eso fui a muchos pequeños cantones, y dejé de lado ciertas regiones, y toda la Suiza oriental. Aunque fui a algunos sitios a hablar sobre el tema con mi mal francés, como a la Universidad de Friburgo.
swissinfo.ch: … donde una consejera cantonal lo calificó de ‘satanás’…
Ch. B.: … los profesores también usaban la palabra ‘diablo’.
swissinfo.ch: También usted era un demonio para la juventud, la prensa, los políticos contrarios.
Ch. B.: Las hostilidades eran enormes. Todos en contra: economía, prensa, política. Yo los incluyo a todos en el término ‘clase política’.
swissinfo.ch: En cambio, recibió también la etiqueta de ‘tribuno del pueblo’.
Ch. B.: Y de ‘populista’. Así me calificaba el diario NZZ en un anuncio.
swissinfo.ch: ¿Eso duele?
Ch. B.: Sí, a nadie le gusta ser el despreciado, a mí tampoco.
swissinfo.ch: ¿Recibió amenazas?
Ch. B.: Sí, también. Informé de todas las amenazas a la policía.
swissinfo.ch: ¿Tuvo protección personal?
Ch. B.: No. Pero en el local ‘Kreuz’, en Rapperswil-Jona hubo una amenaza de bomba durante uno de mis discursos. El dueño me avisó. Le dije: “Seguiré hablando”.
swissinfo.ch: ¿Cómo reaccionó su esposa?
Ch. B.: Lo supo después. Le dije: “Imagínate el éxito de esa amenaza si yo hubiera dejado de hablar”. Nunca hay que ceder a un chantaje.
swissinfo.ch: ¿Eso fue lo peor que ha vivido?
Ch. B.: Lo peor fue la acción de Peter Bodenmann, que atentó en contra de mi propia subsistencia.
swissinfo.ch: El otrora presidente de los socialistas lo acusó de no pagar salarios justos a sus empleados en su empresa EMS Chemie.
Ch. B.: Llegó con los sindicalistas a las cinco de la mañana a la fábrica. Alegaba que los trabajadores de EMS ganaban mucho menos que sus colegas en el Valais. Bodenmann dijo que era preciso acabar conmigo en el campo de los negocios. Quería incitar a mis empleados a una huelga. Después fue a Berna para dar una conferencia de prensa calificándome de opresor salarial. Eso pudo haber sido muy peligroso, pero no pasó nada.
swissinfo.ch: Poco después aumentó el salario de sus empleados un 3,5%, como compensación inflacionaria.
Ch. B.: Como lo hacíamos todos los años y no gracias a Bodenmann. La inflación entonces era fuerte. Reinaba una profunda recesión.
swissinfo.ch: Un tema importante: en las crisis nadie abre la puerta. La recesión ayudó en su lucha contra el EEE.
Ch. B.: Es verdad que en las crisis las empresas se concentran en lo sólido. Al mismo tiempo, el Consejo Federal insistía mucho en el tema de la recesión: Desde su punto de vista, la adhesión al EEE y a la UE permitiría terminar con la crisis.
swissinfo.ch: Y en ese tiempo usted ya era un empresario exitoso.
Ch. B.: Sí, era visto como ejemplo. De un empresario dedicado a la exportación de mis productos. No podía calificárseme de aislacionista. Conocía el mundo. Entonces buscaron tornar mi éxito en mi contra. Fui señalado por mi riqueza. Pero a la gente sencilla no le molestaba que, como empresario, fuera yo tan rico.
swissinfo.ch: “La proscripción de los grandes le ha ganado el respeto de los pequeños”, escribió entonces el semanario ‘Weltwoche’.
Ch. B.: Sí. Fue doloroso porque fui condenado por mi propia gente. Como industrial siempre los tuve a mi lado, pero también tuve que denigrarlos, porque despreciaban a Suiza.
swissinfo.ch: Fue el inicio de un proceso que se tornó cada vez más agresivo y polarizado.
Ch. B.: La polarización era urgentemente necesaria. Suiza se anticipó a algo que ahora sucede en Occidente, el rechazo a los políticos.
swissinfo.ch: ¿Se refiere al surgimiento de movimientos y a la desintegración del cuadro partidista convencional?
Ch. B.: Sí, en EEUU, Trump no es republicano, sino que tiene su propio movimiento. Lo mismo ocurre con Macron en Francia y Beppe Grillo en Italia.
swissinfo.ch: En ese sentido, ¿usted también representa un movimiento?
Ch. B.: Justamente, la lucha contra el EEE movilizó a mucha gente y trajo nuevas caras a la Unión Democrática de Centro (UDC), con la llegada de personas que abandonaron otros partidos.
swissinfo.ch: ¿La UDC es el vehículo del ‘movimiento Blocher’?
Ch. B.: Influí mucho en el partido, pero siempre he actuado para que no se vuelva una suerte de secta. No hablamos de nosotros, sino de Suiza. Por eso tenemos una situación más estable y menos extremistas de derecha.
swissinfo.ch: La UDC puede estar agradecida con la UE. Sin ella no tendría las dimensiones actuales.
Ch. B.: Cierto. Porque hemos sido los únicos en ocuparnos del valor de la independencia helvética y la autodeterminación. Antes tuvimos enormes discusiones internas. Tuvimos incluso que estar en contra de nuestros propios consejeros federales.
swissinfo.ch: ¿Esto significa que usted se impuso?
Ch. B.: No. Fue una discusión. Al final nos impusimos. Nuestro curso fue exitoso, y los políticos también son personas que gustan del éxito. Por obtenerlo nadan contra corriente.
swissinfo.ch: Usa su dinero para fines políticos.
Ch. B.: Nunca he financiado al partido, pero sí las campañas de voto.
swissinfo.ch: ¿Sabe cuánto invirtió en contra del EEE?
Ch. B.: No.
swissinfo.ch: ¿Si lo supiera, nos lo diría?
Ch. B.: Bueno, se trata de unos millones.
swissinfo.ch: ¿Decenas?
Ch. B.: No. En total, gasté uno o dos millones
swissinfo.ch: ¿Unos cinco millones?
Ch. B.: No, eso fue el costo de toda la campaña. Tuvimos muchos donativos, muchos pequeños. A propósito, en 1992 yo no me encontraba en las condiciones financieras actuales.
swissinfo.ch: Su familia hoy está entre las más ricas de Suiza. ¿Cuándo se tiene tanto dinero, está uno orgulloso o agradecido?
Ch. B.: Uno no se da cuenta de eso.
swissinfo.ch: ¿En serio?
Ch. B.: Sí, veo en la declaración fiscal ese patrimonio, pero no tenemos dinero, sino activos, o sea, empresas.
swissinfo.ch: Pero con ello puede decir: “Esto no me gusta, aquí pongo un par de millones para hacer contracampaña”.
Ch. B.: No. No se puede gastar el dinero tan a la ligera. ¿Por qué tenemos esta riqueza? Porque las empresas son muy valiosas. Y un buen empresario debe ser rico. Uno pobre es lo más triste que pueda existir, pues significa que su empresa no tiene ningún valor. ¡Está mal desde la base!
swissinfo.ch: Entonces sí está orgulloso.
Ch. B.: No orgulloso, sino satisfecho. Asumí la mayoría de las acciones de EMS Chemie en plena crisis. El valor bursátil era de unos 100 millones. Hoy es la misma empresa, pero vale unos 17 000 millones.
swissinfo.ch: Hoy sus inversiones en los medios de comunicación provocan malestar. ¿Ese interés viene de su experiencia pasada, cuando prácticamente toda la prensa estaba en su contra?
Ch. B.: No es rencor personal. Pero en esa época ciertamente sufrí de esa monotonía, cuando todos escribían a favor del EEE y contra mí. Después se produjo una mayor concentración de medios en manos de pocas casas editoriales, la desaparición de la diversidad mediática. Esa fue la ocasión para invertir. Comencé en el cantón de los Grisones…
swissinfo.ch: …Sede de su empresa EMS Chemie. Se puede pensar que la decisión se debe, en parte, a los ataques de sus opositores a su empresa EMS Chemie hace 25 años, durante la batalla previa al voto sobre el EEE. En un caso como ese, usted hubiera podido tener la oportunidad de defender su punto de vista si hubiera tenido un medio donde poder expresarse.
Ch. B.: Sí, el medio de la competencia, el ‘Bündner Zeitung’, escribió entonces brutalmente en mi contra. Yo quería una situación que fomentara la competencia mediática, con una segunda voz. El ‘Bündner Tagblatt’ pertenece hoy a EMS-Chemie. Si EMS no lo hubiera comprado, el diario habría muerto. Allí no se contrata a ningún redactor en jefe que EMS no apruebe.
swissinfo.ch: Un comentario en el diario en esa época decía: “El pueblo tiene siempre la razón. Si decide de modo correcto, es otra cuestión”.
Ch. B.: El pueblo no siempre tiene la razón. La voz ciudadana no es la voz divina. Pero si la población toma una decisión, esa posición debe valer. Algunas personas que estaban a favor del EEE hoy me lo agradecen.
swissinfo.ch: Sabemos cómo se ve la UE hoy. ¿Es una satisfacción para usted ver todos los problemas que Europa no logra resolver?
Ch. B.: No. Hace 25 años dije que la UE se desarrollaría como un estado federal centralizado o como una confederación descentralizada y poco rígida, lo que sería lo mejor. Y en ese caso, estaríamos allí. Sigo esperando a que se desarrolle en esta dirección. Pero en estos momentos, sin embargo, el euro sigue forzando la centralización, que es la única forma de garantizar que la UE tenga la posibilidad de equilibrar la carga financiera entre los miembros más ricos y los más pobres. No, no me alegro cuando a la UE le va mal. Pero me alegro de que Suiza se encuentre bien gracias a su independencia.
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Christoph Blocher: «Suiza estaba tan desgarrada»
(Traducción del alemán: Patricia Islas)
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