Google revienta el precio de los alquileres en Zúrich
El precio de los pisos en Zúrich —la capital económica suiza— está alcanzando cotas estratosféricas, incluso más altas que en el resto del país. Uno de los motivos es la sede internacional de Google. Quienes trabajan allí cobran sueldos extraordinarios, lo que encarece el precio de la vivienda.
Christophe* (40 años), empresario residente en Zúrich, es padre de una niña desde hace unos meses. Junto a su esposa comenzó a buscar una vivienda para su familia. “Fuimos a ver un piso de cinco habitaciones que costaba 5.500 francos al mes. Pensamos que por ese precio tendríamos derecho a una acogida personalizada, pero no fue así. En los bajos del edificio había 80 personas haciendo cola”, cuenta.
Decir que la vivienda en Zúrich es inasequible es algo así como un eufemismo. El bum afecta a todos los segmentos. Katia*, treintañera que trabaja en el mundo de la comunicación, busca piso para compartir. “Por una habitación en un piso compartido, los precios suben a 2.000 francos. Estoy alucinando”, indica.
Mathias*, creativo de 33 años, acaba de terminar la búsqueda de su nuevo hogar. “En los edificios de Europaallee —el nuevo barrio junto a la estación— los lofts llegan hasta los 6.500 francos. Precios así sorprenden solo a medias: en Zúrich hay unos 5.000 empleados de Google, y ganan mucho dinero”, explica.
12 metros cuadrados por 2.100 francos al mes
Mathias ha hecho hincapié en algo que en la capital económica suiza está acelerando la gentrificación [la transformación del espacio urbano que hace que sus residentes tengan que abandonarlo y dejar paso a quienes tienen mayor poder adquisitivo], que no es otra cosa que el desarrollo del mayor centro de investigación de Google fuera de Estados Unidos. Su presencia alimenta una afluencia constante de personas expatriadas con alta cualificación. Y el mercado inmobiliario se ha adaptado a sus necesidades.
Un vistazo rápido al portal de alquileres Homegate Enlace externomuestra que muchos pisos se destinan a personas solas con un poder adquisitivo muy alto: normalmente jóvenes muy hábiles con la tecnología. Además de en Google, el foco se pone en trabajadores cualificados de bufetes internacionales de abogacía, directivos de las aseguradoras Swiss Re y Zurich y contables de PwC y EY.
En el distrito 4 [Kreis 4] —el equivalente al barrio rojo de Pâquis en Ginebra— por 2.100 francos al mes se puede encontrar un apartamento amueblado de 12 metros cuadrados. Un ático de 2,5 habitaciones puede alquilarse por 4.275 francos. Y ya, en el colmo de la más pura extravagancia, un loft de 515 metros cuadrados, con piscina cubierta en pleno centro de la ciudad, espera encontrar inquilino por 26.565 francos al mes.
El explicativo de este reportaje en nuestra cuenta en Instagram:
Los alquileres han subido un 40 % en 20 años
La crisis inmobiliaria es un fenómeno que afecta a todos los centros urbanos de Suiza, como demuestran los estudios de Credit SuisseEnlace externo y RaiffeisenEnlace externo. Las causas son la aceleración del crecimiento demográfico y el retraso de proyectos de construcción tras la pandemia de COVID-19. Otro motivo es, al mismo tiempo, que el tamaño de los hogares se reduce, mientras su número aumenta. En las últimas décadas, a esto, se le ha sumado el incremento considerable de la superficie ocupada por habitante.
Zúrich se distingue por su amplia disponibilidad de viviendas corrientes —en su mayoría renovadas o nuevas— a precios que van desde los 6.000 hasta los 10.000 francos o más. En 20 años los alquileres han subido un 40 %, según un estudio que ha publicado el Ayuntamiento de ZúrichEnlace externo. El aumento por metro cuadrado, sin embargo —tal y como matiza Claudia Naegeli, portavoz del Ayuntamiento de Zúrich— es menos espectacular y se mantiene en la media nacional de la subida de precios.
El centro de Zúrich, no obstante, se caracteriza por un alto nivel de renovación de viviendas. “Se han derribado casi 14.000 viviendas antiguas, más bien pequeñas, y se han reconstruido más de 40.000 pisos, la mayoría más grandes”, indica Naegeli.
Kebabs transformados en lofts de alto nivel
La transformación está teniendo un gran impacto en la popular zona del Kreis 4, donde la inflación alcanza ya el 60 %. La famosa Langstrasse es la espina dorsal del Kreis 4. Esta zona —guarida de proxenetas, traficantes de droga y delincuentes de poca monta—, popular también entre la gente amante de la noche, está siendo golpeada por un cataclismo que el medio RepublikEnlace externo describe como el “efecto Google”.
El gigante de Mountain View, en 2022, abrió una segunda sucursal en Europaallee, el eje que une el barrio rojo con la estación central. Este año, Google invertirá en un bloque en el mismo barrio: en la calle Müllerstrasse 16-20. Este nuevo ocupante está precipitando una gentrificación vertiginosa.
En pocos meses, los edificios vecinos, que albergan kebabs y sombríos bares de barrio, se han llenado de carteles que anuncian cambios. A una manzana de distancia, ya se han demolido viviendas de alquiler de los años 50 y 60 para construir lofts de lujo. Un caso de espiral especulativa de libro.
Las rentas más altas de Suiza
La piedra angular de este desarrollo son los grandes ingresos de un creciente número de residentes. En Zúrich el salario bruto medio es de 8.000 francos al mesEnlace externo, lo que significa que una parte de la población gana menos; el resto, más. Algo que contrasta con un salario medio nacional de 6.665 francosEnlace externo, según la Oficina Federal de Estadística.
Los registros de la ciudad de Zúrich señalan que la mitad de los salarios superan los 10.000 francos al mes. Son personas que trabajan en los sectores de las finanzas y los seguros, así como en el de la informática y la comunicación. Por llevarse los mejores cerebros, Google —con casi 5.000 “Zooglers” (personas que trabajan para Google y viven en Zúrich)— compite de manera implacable con Meta (antes Facebook), Disney y Amazon. Todas, presentes en la región.
Una lucha que está disparando los salarios hasta la estratosfera. GlassdoorEnlace externo (sitio web donde las plantillas puntúan a las empresas en las que trabajan) muestra que Google puede llegar a pagar hasta 100.000 francos suizos por unas prácticas de un año, mientras que una persona que se dedique a desarrollar puede aspirar a unos 350.000 francos anualesEnlace externo. Google Zúrich no ha respondido a la mayoría de nuestras preguntas y tampoco ha comentado estas cifras.
Clases medias expulsadas del centro
El Ayuntamiento de Zúrich dice que es consciente del “riesgo” de que los elevadísimos precios de la vivienda expulsen a las clases medias del centro de la ciudad. “Estamos vigilando de cerca los grupos de población vulnerables —es decir, las personas con presupuesto bajo— para minimizar en lo posible este proceso de desalojo”, afirma Claudia Naegeli.
Ya se han puesto en marcha diversas medidas. Las autoridades están sacando del mercado viviendas públicas y alquilándolas a precio de coste. Las fundaciones ofrecen viviendas para personas ancianas y familias numerosas.
El Ayuntamiento también fomenta la vivienda cooperativa poniendo suelo a bajo coste a disposición de la gente. Sin embargo, frente a una demanda muy alta —la tasa de viviendas vacantes en la ciudad de Zúrich es de solo el 0,07 %— estas posibilidades de encontrar una vivienda a un precio razonable resultan irrisorias.
Claudia Naegeli admite que “a pesar de los grandes esfuerzos realizados, mantener o aumentar la proporción de viviendas públicas sigue siendo un gran reto”.
Berlín como contraejemplo
Walter Angst, codirector de la Asociación de Inquilinos de Zúrich (MieterverbandEnlace externo) y concejal de Izquierda Alternativa (AL), muestra su alarma: “No podemos seguir como hasta ahora. La Confederación y los cantones deben dar a las ciudades los medios para frenar el estallido del precio de los alquileres. A nivel federal, necesitamos una ley de arrendamiento eficaz que garantice una protección real contra las rentabilidades excesivas. Los municipios deben tener competencias para garantizar viviendas a precios moderados”.
Pero la furia de la lógica especulativa —como en Zúrich— no es inevitable y, como prueba de ello, tenemos el ejemplo de Berlín. Allí, en 2019, Google renunció a abrir un campusEnlace externo en el barrio joven y de moda de Kreuzberg, ya presa de la sobrepuja inmobiliaria.
La decisión llegó tras dos años de protestas vecinales. La capital alemana —a diferencia de Madrid, Varsovia y Seúl— antepuso la suerte de la población local al crecimiento económico que supondría una sede de Google.
*nombres que la redacción conoce
Texto adaptado del francés por Lupe Calvo
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