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GSK halla en Novartis la ‘fórmula’ para crecer

La ola de transacciones en el sector refleja que farmacéuticas están recuperando brío. Keystone

Otro día… Otro gran acuerdo farmacéutico. Este martes, Novartis y GlaxoSmithKline (GSK) se convirtieron en las últimas compañías que se suman al frenesí de las fusiones y las adquisiciones de este sector, con un intercambio de activos que reformará a ambos grupos.

El anuncio se produce después de que Valeant Pharmaceuticals y el inversor Bill Ackman presentaran una oferta de 50.000 millones de dólares (44.000 millones de dólares) por Allergan, el fabricante del tratamiento antiarrugas Botox, y de las revelaciones de que Pfizer habría presentado una oferta de 100.000 millones de dólares por AstraZeneca.

En parte, el acuerdo entre Novartis y GSK refleja un renovado optimismo del sector farmacéutico, que finalmente comienza a vislumbrar oportunidades de crecimiento, tras enfrentarse durante los últimos años a lo más aciago de la pérdida de patentes y la falta de innovación.

Joe Jimenez, director ejecutivo de Novartis, sin embargo, asegura que esta decisión también está motivada por los nuevos desafíos de un sector en el que las compañías luchan por escalar posiciones estratégicas dentro de un mercado de la salud que se transforma constantemente.

“Las compañías están revisando sus portafolios y pensando cómo se transformará la dinámica de la salud en los 10 años por venir”, declaró Jimenez al Financial Times.

“El envejecimiento de la población generará mayores gastos de salud y los gobiernos del mundo tendrán problemas para financiar dichas necesidades. Se requieren, pues, negocios que operen a escala global, que lideren el mercado y consigan competir en un entorno caracterizado por una intensa competencia de precios”, añadió.

Un panorama que ha llevado a Jimenez y a Andrew Witty, consejero delegado de GSK, a materializar uno de los movimientos más audaces desde que ambos tomaron las riendas de sus respectivas compañías vía un ambicioso acuerdo que prevé la reorganización de miles de millones de dólares en activos entre dos grupos que son rivales.

Mercado de rápida expansión

El objetivo de ambas partes es el mismo: fortalecer sus respectivos negocios centrales y desprenderse de unidades menos relevantes.

“Es importante centrarse en las áreas donde pensamos que tenemos ventajas competitivas relevantes y mantener una visión clara sobre si existen activos de los que alguien podría ser un mejor dueño, si no estamos en condición de ser los líderes”, señala Witty al Financial Times.

Una visión que condujo a GSK a concluir que, siendo el número 14 en el mercado mundial de la oncología, tenía pocas probabilidades de convertirse en el campeón de la lucha contra el cáncer. Por lo tanto, su negocio oncológico –que incluye nuevos tratamientos para el melanoma maligno– será adquirido por Novartis por un total de 16.000 millones de dólares, lo que permitirá que el grupo de Basilea refuerce su posición como el número dos del mundo en terapias oncológicas, detrás de su rival suizo Roche.

Bajo la misma lógica, GSK adquirirá la unidad de vacunas de Novartis –que incluye avances importantes en la prevención de la meningitis B– por 7.100 millones de dólares, lo que le permitirá ampliar su ventaja sobre Sanofi, Merck y Pfizer en un mercado de rápida expansión, en el que el grupo suizo tuvo problemas para hallar una plaza destacada.

Adicionalmente, ambas compañías pondrán los activos del llamado mercado de la salud de los consumidores –que incluyen desde el dentífrico Aquafresh de GSK hasta Nicotinell, el chicle para dejar de fumar de Novartis– en un acuerdo de inversiones conjuntas (joint venture) que controlará el grupo británico. Con ventas anuales del orden de los 6.500 millones de libras, este acuerdo convertirá a la mancuerna en el competidor más temible para Johnson & Johnson, el líder mundial de este mercado.

Aunque no se trata del acuerdo más grande del sector, los analistas lo describen como uno de los más complejos alcanzados en esta industria. “Mucha gente me dijo que los intercambios de productos no pueden realizarse porque son demasiado complejos y es imposible lograr que la gente se ponga de acuerdo en cada detalle del acuerdo”, afirmó Jimenez. “Esto muestra a las compañías de todos los sectores que sí es posible”.

Con la decisión de retirarse de las vacunas y de la salud animal –un negocio que Novartis vendió recientemente por 5.400 millones de dólares a la estadounidense Eli Lilly–, Jimenez revierte parte del legado que le dejó Daniel Vasella, quien dimitió el año pasado tras 17 años al frente de la dirección general y la presidencia de Novartis.

“La diversificación sigue siendo importante, pero esto nos permitirá enfocarnos en los negocios en los que tenemos una posición de liderazgo, dijo Jimenez, haciendo referencia a las tres unidades centrales del grupo: farmacéutica, medicamentos genéricos y salud visual.

Para Sir Andrew Witty, el 2013 fue el año más difícil de los últimos seis en los que ha sido director Ejecutivo de GlaxoSmithKline, escribe Andrew Ward. Fue llamado al grupo para realizar una labor de limpieza, luego de que GSK viviera un escándalo publicitario en Estados Unidos, pero se encontró con nuevos problemas cuando la firma se vio sumida en acusaciones de corrupción en China.

Por ello, el intercambio de activos que realizará con Novartis trae consigo una oportunidad positiva para reestructurar los negocios de GSK.

El acuerdo, que fortalecerá la división de vacunas de GSK y el negocio de salud de los consumidores, al tiempo que le permite dejar el negocio de la terapia oncológica, es el movimiento más significativo que ha realizado el grupo para reducir su dependencia del gran “mercado occidental de las pastillas blancas”.

Y el giro que da hacia las vacunas, los productos de venta libre y los medicamentos biológicos de última generación, está diseñado para dar un nuevo impulso al crecimiento, ya que ya ha vencido la patente de muchas de las exitosas pastillas de las décadas pasadas.

Andrew Witty asegura que el acuerdo con Novartis surgió de conversaciones que al principio se limitaban al negocio de las vacunas del grupo suizo. Durante los últimos “tres o cuatro meses”, no obstante, las negociaciones se extendieron hasta cubrir también otro tipo de activos. Es el tipo de transacción que estaba esperando para acelerar la transformación de la compañía, afirmó. “Siempre estuve preparado para aguardar hasta encontrar la buena oportunidad”.

El timón de GSK se ha convertido en uno de los líderes corporativos más respetados del Reino Unido, desde que sucediera al francés Jean-Pierre Garnier, en 2008, y recibiera el título de caballero (por sus servicios al a economía) cuatro años más tarde.

Witty se considera un reformador de la industria. Promueve una mayor transparencia en los ensayos clínicos y en las prácticas de comercialización. Una imagen que se vio mermada, no obstante, cuando China inició una investigación aún abierta por el presunto pago de sobornos (500 millones de dólares) a médicos y funcionarios de este país.

Andrew Witty espera que sus reformas en materia de mercadotecnia sea capaces de compensar estos daños. Mientras tanto, los inversores se centran en observar si sus estrategias de crecimiento serán capaces o no de rendir frutos.

Copyright The Financial Times Limited 2014

“Elegante paquete de transacciones”

Algunos analistas se preguntan si Novartis no está pagando demasiado caro el portafolio oncológico de GSK que, aunque prometedor, aún tiene mucho por probar en el mercado. Pero, en general, la mayoría de los expertos ha saludado una decisión que Jeffrey Holford, analista de Jefferies, llamó un “elegante paquete de transacciones”.

La expansión en vacunas y en la salud de los consumidores  permitirá a GSK protegerse contra el impacto del vencimiento de patentes y los riesgos que implica el desarrollo de medicamentos de marca.

Y sumado al efecto que generaron los recientes rumores de que Pfizer quería comprar AstraZeneca, el acuerdo entre Novartis y GSK refuerza la percepción de que, tras varios años de muy pocos negocios, las grandes farmacéuticas están recuperando brío.

No obstante, Andrew Witty insistió en separar el acuerdo con el grupo suizo de la nueva ola de megafusiones de la que se habla. “Me he manifestado abiertamente en contra de las grandes fusiones y adquisiciones realizadas en efectivo al estilo de lo que hemos visto tradicionalmente en nuestra industria. (Pero) si enfocas la transacción en la parte que realmente te interesa, creas valor en ese rubro sin distraer al resto de la organización”.

Aunque más complejo en su estructura, el intercambio de activos entre Novartis y GSK se inscribe más bien en una tendencia de la industria hacia las adquisiciones puntuales y la eliminación de activos que no son fundamentales, ya que las farmacéuticas intentan enfocarse y ser cada vez más eficaces. El año pasado, Pfizer se deshizo de su negocio de cuidado animal, GSK vendió sus marcas de bebidas, y Johnson & Johnson y Novartis se despojaron de sus unidades de diagnóstico.

Adquisiciones expansivas

En cambio, la oferta que Pfizer supuestamente presentó para adquirir AstraZeneca recuerda más bien la era de las adquisiciones expansivas que cambiaron el rostro de la industria farmacéutica a finales de los años 1990 y principios del siglo XXI. Ambas compañías declinaron hacer declaraciones sobre la información que trascendió el fin de semana pasado, en el sentido de que Pfizer habría ofrecido 100.000 millones de dólares por su rival anglo-sueca, que esta última supuestamente rechazó.

Algunos analistas consideran que Pfizer no quitará el dedo del renglón, porque necesita dar salida a miles de millones de dólares que tiene en efectivo en el extranjero. De lo contrario, deberá pagar una desorbitada cantidad de impuestos en Estados Unidos. Una preocupación que comparten otras farmacéuticas estadounidenses con acumulaciones de capital semejantes. Esto explica que tras la especulación sobre la posible compra de AstroZeneca y el rechazo de esta, las acciones de la angloestadounidense Shire –también citada frecuentemente como una posible adquisición– hayan repuntado un 4%.

Andrew Witty insiste en que GSK no se sentirá tentada a sumarse a esta nueva oleada de fusiones, y explica que la compañía cuenta hoy con la mezcla conveniente de negocios para asegurar un crecimiento a largo plazo. “El problema con las transacciones masivas es que, al final, uno consigue dos o tres oportunidades interesantes, pero se ve también con siete u ocho de las que preferiría no tener que preocuparse”.

Copyright The Financial Times Limited 2014

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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