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Los ricos quieren sacar tajada del ‘boom’ de las criptodivisas

Un cajero automático con la indicación: fácil acceso a bitcoines
Suiza amplía la red de cajeros automáticos que aceptan el bitcóin. Keystone

¿Quiénes son los inversores que más apuestan por el bitcóin y qué planes tienen con sus recién acuñados activos digitales?

“Solo existe un tipo de criptoinversor y es aquel que desearía haber comprado más de lo que ha adquirido”, dice a swissinfo.ch Niklas Nikolajsen, fundador de Bitcoin Suisse. Este servicio de asesoría y corretaje criptográfico, con sede en el cantón de Zug, existe desde 2013, pero durante los últimos 12 meses ha visto crecer de forma explosiva la demanda de sus servicios.

“La mayoría de nuestros clientes son individuos con un alto poder adquisitivo (millonarios o multimillonarios) que han descubierto en las criptodivisas una buena alternativa de inversión para sus portafolios. Ninguna otra clase de activo se ha desempeñado tan bien en tiempos recientes”, afirma Nikolajsen. Y detalla que los clientes están acudiendo a los bancos tradicionales e instituciones especializadas en gestión de fortunas para sus inversiones crípticas.

Otro nicho de clientes son las empresas suizas tradicionales que invierten solo una pequeña parte de sus portafolios en transacciones en bitcoines dado que sus clientes –casi siempre de Asia– son favorables a este tipo de monedas digitales.

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Quién y cuándo se usan las criptodivisas

A principios de 2017, Japón reconoció el bitcóin como una forma de pago legal, lo que ha redundado en una mayor utilización de esta divisa digital para pagos y transacciones.

Algunos inversores chinos también utilizan frecuentemente las criptodivisas para sortear las restricciones que existen en este país para enviar de activos fuera de sus fronteras.

En Sudamérica, el bitcóin se ha erigido como un escudo que protege a los inversores contra la volatilidad de las monedas nacionales, la inflación y los gobiernos inestables.

Entre tanto, en Suiza los inversores comienzan a adquirir bitcoines simplemente como parte de su portafolio de activos y porque no quieren perderse las espectaculares ganancias que ofrecen, afirman los expertos en corretaje. Un bitcóin valía unos 0,4 dólares en 2009. Hoy, cada una de estas monedas tiene un valor que supera los 4 300 dólares (4 100 francos suizos). Y durante los últimos 12 meses, su crecimiento ha sido espectacular.

Además de las criptodivisas, están las fichas digitales, como el Ethereum o el Ripple, cuyo valor y demanda por parte de los usuarios aumentan exponencialmente. En cantón de Zug, el próspero ‘criptovalle’ de Suiza, han surgido muchas compañías emergentes y nuevas divisas de este tipo. Prueba de este éxito es que, en lo que va de 2017, estas empresas emergentes han sido capaces de obtener financiación a escala global por más de 1 000 millones de dólares por medio de un novedoso esquema llamado Oferta Inicial de Monedas (ICO). SE trata de una suerte de micromecenazgo no regulado por las autoridades que se materializa a través de divisas digitales.

Algunas empresas emergentes de este sector se establecen directamente en Suiza y otras solo obtienen financiación a través de fundaciones de origen suizo.

Una tendencia que trae consigo lucrativos negocios para los consultores, abogados y otros especialistas helvéticos.

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Bity se expande

Los negocios también crecen en Neuchâtel, sede de Bity, una plataforma que opera los 365 días del año conectando a posibles inversores con la economía colaborativa. Su misión particular es simplificar el proceso de conversión de monedas tradicionales a criptodivisas y activos digitales. El mercado de intercambio Bity está dirigido a inversores institucionales, pero también a clientes individuales y su expansión supera sus propias expectativas. La plataforma tenía pensado quintuplicar su volumen de comercio este año, un dato que ha excedido largamente, según su fundador Alexis Roussel.

Roussel añade que ha aumentado el número de clientes, pero también ha cambiado el perfil de los mismos.

“Hasta hace poco solo teníamos individuos de las instituciones financieras comprando bitcoines porque su propia entidad trabajaba en algún proyecto criptográfico y quería conocer bien el funcionamiento de este mercado. En 2017, todo tipo de instituciones están invirtiendo en criptodivisas”, explica Roussel a swissinfo.ch.

Glosario de las criptodivisas

Bitcóin: Es el tipo de moneda digital más utilizado. Fue inventado en 2008 por alguien conocido por el apodo de Santoshi Nakamoto. Cientos de tiendas en en línea en todo el mundo la aceptan, incluidas Amazon y Virgin.


Criptodivisa: Una forma de dinero que utiliza la criptografía para controlar su emisión y gestión.

Blockchain: Es el libro mayor de contabilidad pública digital en el que se registran todas las operaciones con bitcoines.

El sector financiero tradicional no es indiferente al interés que sus clientes manifiestan por los portafolios de inversión que incluyen criptodivisas. Por ejemplo, el año pasado Vontobel lanzó un instrumento, denominado certificado de rastreo de bitcoines, que permite a la clientela adquirir un producto ya estructurado y denominado en bitcoines, pero sin necesidad de acudir directamente a comprar estas divisas digitales en los mercados especializados. Ha resultado tan popular que, de abril a septiembre, el volumen de fondos invertidos en dicho certificado pasó de 1,7 a 18 millones de francos suizos.

Por su parte, el banco privado Falcon llegó a un acuerdo con Bitcoin Suisse para permitir a sus clientes invertir en criptodivisas. Y la plataforma de comercio en línea Swissquote siguió rápidamente el ejemplo de los vecinos llegando a un acuerdo con el mercado de intercambio de bitcoines luxemburgués Bitstamp.

Todas estas decisiones estratégicas abren la puerta al pequeño inversor al universo de las criptodivisas.

Y e Crypto Fund, con sede en Zug, que será lanzado a finales de este año, hará posible que la gente pueda invertir en criptodivisas.

La negación de los grandes

Las grandes instituciones financieras son más cautas. El banco privado Bordier prefiere jugar la carta de la simplicidad: orienta a sus clientes entusiasmados con las criptodivisas hacia la adquisición de los certificados que venden Vontobel y otras entidades, no a la compra directa de estas divisas.

Este banco ginebrino tiene sus reservas con respecto a los bitcoines, aunque reconoce el potencial que posee la tecnología de cadenas de bloques cuando se trata de almacenar y transmitir datos.

Por ello, sin cerrarse puertas, avanza con tiento. Actualmente, Bordier está en conversaciones con una “plataforma suiza líder en criptodivisas” –declinó precisar cuál– para un posible acuerdo. Y también podría crear un fondo destinado a que sus clientes puedan invertir en empresas emergentes dedicadas a las criptodivisas.

Sin embargo, una encuesta realizada por swissinfo.ch ha llegado a la conclusión de que es poco probable que las grandes instituciones financieras se sumerjan de lleno en el universo de las criptodivisas. Incluso Vontobel, Falcon y Swissquote que ya han dado pasos en este sentido prefieren, por el momento, mantener cierta distancia con las divisas digitales impidiendo que sus clientes depositen o retiren este tipo de monedas de sus plataformas.

¿Criptodivisa, activos criptográficos o ficha?

Desde el surgimiento del bitcóin en 2009, se han creado al menos 900 formas adicionales de fichas digitales. Y no todas operan como divisa.

Ethereum, por ejemplo, puede usarse para almacenar y transmitir un amplio volumen de datos, de gran utilidad para la elaboración de contratos y la escrituración de bienes inmobiliarios.

Este mercado ha crecido a tal velocidad que las autoridades de la mayoría de los pases no han conseguido siquiera definir si estas fichas digitales pueden considerarse monedas o solo activos distintos a los tradicionales. La situación complica la capacidad de los bancos para aconsejar a sus clientes sobre estrategias de inversión que incluyan estas fichas.

Algunas compañías y expertos del universo digital las llaman “activos criptográficos”, en vez de criptodivisas, ya que tienen un amplio abanico de aplicaciones.

Actualmente, el bitcóin es la ficha digital de mayor utilización y capitalización a nivel global (alrededor de 70 000 millones de dólares y sigue en ascenso). Para dar una idea de la velocidad a la que crece, los activos totales administrados por el sistema financiero global suman 65 billones de dólares. Y las inversiones en francos suizos alcanzan 1,4 billones de dólares, según cifras del Banco Mundial.

Otro problema a la hora de promover las criptodivisas entre los clientes de los bancos son las estafas de las que han sido objeto los titulares de bitcoines en distintas partes del mundo, la volatilidad de los precios de estas monedas digitales y la sensación de que, con el dramático ascenso que experimentan sus precios, podría estarse creando una burbuja que está a punto de explotar.

Un administrador de activos, que solicitó el anonimato, asegura que “es difícil recomendar a los clientes un activo que no genera ni ingresos ni dividendos y que es casi imposible valuar con precisión”.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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