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La banca de Singapur desplazará a la suiza en 2013

Se espera que la plaza financiera de Singapur desplace a la helvética y a la londinense por volumen de fondos administrados. Keystone

Mientras los polos financieros europeos se enfrentan a requerimientos de capital y reservas cada vez más estrictos, para evitar futuros rescates estatales en caso de crisis, los países emergentes ganan terreno.

Actualmente, Singapur recibe y administra un número creciente de fortunas amasadas por empresarios de China e India.

En el siglo XXI, la economía de Singapur se mide con el mismo rasero que las de Suiza, EEUU, Japón, Canadá, Alemania o Francia, según el World Economic Forum (WEF).

En 2011, el Índice de Competitividad Internacional elaborado por este organismo ginebrino colocó a Singapur en la tercera plaza internacional por sus niveles generales de competitividad, una posición sólo superada por Suiza y Suecia.

Y en indicadores concretos, como la eficiencia del mercado laboral, la transparencia de su gobierno, la calidad del sistema educativo o los niveles de productividad por trabajador, Singapur se encuentra en la primera plaza internacional, dentro de un universo de 139 naciones evaluadas año tras año por el WEF.

Una suma de condiciones que han provocado una migración de fortunas y que encienden ya focos rojos para Suiza: en 2013, la plaza financiera de Singapur habrá desplazado a la helvética y a la londinense por volumen de fondos administrados.

Asia, arrasa

Singapur liderará la banca privada internacional dentro de solo dos años, desplazando con ello a Suiza y a Londres, confirma la consultora internacional PricewatherhouseCoopers (PWC).

Sus conclusiones se basan en una serie de encuestas realizadas entre enero y abril de este año, entre 275 instituciones financieras de 67 países.

El estudio, presentado por el Director de PWC para la región Asia-Pacífico, Justin Ong, entre otros ejecutivos, afirma que “el acelerado desplazamiento del poder económico de los países desarrollados a los emergentes está modificando dramáticamente el manejo de las fortunas y la industria bancaria”.

Y precisa que los capitales que han sido tradicionalmente resguardados por los sistemas bancarios de países del G-7 se mueven paulatinamente hacia las economías emergentes del E-7.

Y mientras los administradores de fortunas de los países desarrollados se enfrentan a un entorno de volatilidad y a niveles de regulación cada vez más estrictos, el negocio migra hacia otras latitudes.

Por otra parte, una nueva oleada de fortunas prefiere simplemente quedarse en Europa en lugar de dirigirse al mundo occidental.

“Singapur y Hong Kong se convierten en nuevos polos económicos y lo aprovecharán”, cita PWC.

Y lo anterior permitirá a Singapur convertirse, para 2013, en la plaza financiera más importante del mundo seguida por Suiza, Hong Kong y Londres, en ese orden jerárquico.

La regulación cuesta cara

UBS, líder del sistema bancario helvético, ha criticado abiertamente las nuevas reglas de solvencia que deben cumplir los bancos.

Oswald Grübel, consejero delegado del grupo, estima que los Acuerdos de Basilea III (ver BASILEA III) exigen una mayor capitalización por parte de los bancos, para asegurar que tendrán recursos propios con los cuales responder en caso de futuras crisis.

Una decisión que se convierte, sin duda, en un arma de dos filos.

En mayo, durante un encuentro con la prensa, Grübel habló sobre los bemoles de esta política y pronosticó que “en 10 años habrá bancos con exceso de liquidez y capital, y bajo crecimiento”.

Cabe recordar que en Suiza la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros (FINMA) es aún más estricta que el consenso de Basilea y exige una reserva de fondos propios de los bancos equivalente a 19% de sus activos en riesgo.

Una política que arriesga con convertirse en la detonante de una oleada de deslocalizaciones.

Consultado por swissinfo.ch, UBS confirmó a título institucional que el grupo explora la posibilidad de transferir su unidad de banca de inversión fuera de Suiza, y acepta que Singapur podría ser uno de sus destinos potenciales.

Sobre las reglas de fondos propios para bancos, el Departamento Federal de Finanzas (DFF) de Suiza explica, por su parte a swissinfo.ch que Suiza tiene motivos claros para optar por una política de precaución máxima.

El Estado y el Banco Nacional de Suiza (BNS) inyectaron a UBS alrededor de 45.000 millones de francos en 2008 para evitar su quiebra, y existe la voluntad, política y económica, explican, de evitar que este escenario se repita y que sean los contribuyentes los que rescate instituciones que asumieron más riesgo del que podían manejar.

Banqueros, al tanto

La Asociación Suiza de Banqueros (ASB) declinó opinar sobre las conclusiones del estudio de PWC, pero reconoció que una recomposición del sector bancario internacional está en curso.

De acuerdo con cifras de la propia ASB, en 2010, la plaza financiera helvética gestionó alrededor de 6.000 millones de francos suizos en 2010, entre fondos de nacionales y extranjeros.

De su clientela foránea, Suiza administra actualmente alrededor de 2.000 millones de francos suizos, lo que la convierte, de acuerdo con la ASB, en líder mundial en la materia.

Sin embargo, ya en 2009 reconoció en un informe interno (La gestión de fortuna en Suiza) la amenaza latente de que Singapur y Hong Kong administren pronto fortunas por alrededor de 1.000 millones de francos suizos cada una.

El G-7 se debilita y las plazas financieras de los países emergentes, llamadas por PWC el nuevo E-7, se alistan para tomar la estafeta.

Las potencias económicas que han conformado históricamente el llamado G-7 son: EEUU, Canadá, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.

El E-7 -grupo de potencias económicas emergentes-, como lo llama PWC, está conformado por China, India, Brasil, Rusia, Turquía, México e Indonesia.

PWC estima que para el año 2050, el portafolio de fortunas administradas por el E7 será mayor que el que resguardarán los países del G-7.

FINMA, autoridad supervisora del sistema financiero helvético, impone a sus bancos reglas aún más estrictas que las que dicta Basilea III.

En 2013, los dos gigantes del sistema bancario suizo, UBS y Credit Suisse, deberán operar bajo criterios de capital y fondos propios mucho equivalentes a 19% de sus activos en riesgo.

Ante esta perspectiva, mientras Credit Suisse se ha dicho confiado; UBS ha manifestado sus inquietudes y temores porque estima que un nivel tan elevado de protección ante el riesgo sacará a Suiza de la competencia internacional, a favor de los bancos de países emergentes.

El Comité de Supervisión Bancaria Internacional, que incluye a reguladores financieros y bancos centrales de 27 países, fijó en Basilea, en septiembre del 2010, nuevas reglas para fortalecer a los bancos y para blindarlos contra futuras bancarrotas.

Dichos acuerdos, conocidos como Reglas de Basilea III, exigen a las instituciones de crédito aumentar los fondos propios de los que disponen para amortiguar futuras crisis y/o riesgos de quiebra potenciale.

En el ámbito técnico, Basilea III exige a los grandes bancos que dispongan de una reserva equivalente a 4,5% de sus activos en riesgo (Tier 1) para el 2013, a la que se sumará otra “reserva emergente” de 2,5%. Para el año 2019, las reglas serán aún más estrictas.

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