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La bandera suiza ondea en altamar

El MCT Matterhorn navega con bandera suiza. Michael Eichmann, BWL

Parece extraño que un país sin costas cuente con una marina mercante. Sin embargo, 41 barcos comerciales navegan actualmente con bandera helvética y son vitales para el plan de defensa del país en caso de crisis globales.

La flota mercante suiza, cuyo puerto nacional es Basilea aunque sus barcos jamás navegan a la vista del suelo suizo, se fundó en 1941 cuando la guerra se intensificaba y resultaba de suma importancia hallar nuevos caminos para asegurar que los suministros económicos esenciales llegaran a Suiza.

Hoy, los citados navíos contribuyen con una fracción mínima al Producto Interno Bruto (PIB) del país, comparada con las aportaciones de las grandes empresas extranjeras de transporte marítimo que operan desde Ginebra. Pero buscan los mismos objetivos que durante la Segunda Guerra Mundial.

Seis empresas privadas son propietarias y operadoras de una gama de barcos con bandera suiza que van desde los contenedores hasta los buques tanque. Estandarte que portan a cambio de aceptar que el Gobierno suizo tenga derecho permanente a solicitarles cambiar de mercancías o de ruta para responder a sus demandas.

“Tenemos una flota muy variada y la política es que los barcos garanticen la oferta de productos susceptibles de escasear en tiempos de crisis. En este caso, el Gobierno puede solicitar a los propietarios de las embarcaciones que transporten ciertos bienes para asegurar el bienestar de Suiza”, explica a swissinfo.ch Reto Dürler, jefe de la Oficina Federal de Navegación Marítima.

“Tienen vía libre en los aspectos comerciales y el Gobierno no opina en absoluto sobre sus itinerarios”, añade.

A cambio de su flexibilidad, el Gobierno suizo, que tampoco otorga ningún tipo de subsidio a estas flotas, les brinda garantías de crédito –del orden de los 1.100 millones de francos suizos actualmente–los propietarios de los navíos puedan financiar la adquisición de nuevas unidades.

“Es la compensación por el pequeño riesgo que los propietarios asumen al aceptar que quizás algún día deberán poner sus barcos a disposición del Gobierno”, señala Dürler. Suiza cuenta actualmente con una de las flotas marítimas más modernas del mundo, precisa.

Y además está en plena expansión: de 32 barcos en junio de 2008 ha pasado a 41 unidades, y dos más que se han encargado y serán entregadas antes de finales de año.

No es la única

Suiza está lejos de ser el único país que utiliza esta estrategia marítima. Otras naciones sin costas, como Mongolia, Eslovaquia, Kazajistán o Bolivia, aplican este esquema.

De los 156 países con flota mercante, Suiza ocupaba el sitio número 76 en 2010, según el Libro Mundial de Hechos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Pero lo más interesante de la flota helvética es que ha crecido, mientras la actividad del transporte marítimo de mercancías se contraía.

Ian Lewis, periodista con 20 años de experiencia en temas de la industria marítima y articulista del TradeWinds, publicación especializada en este sector, afirma que, a raíz de la crisis de 2008, la industria se enfrentó a una sobreoferta de navíos de todos los tipos. Y barcos graneleros cuyos propietarios solían ganar 200.000 dólares diarios (196.400 francos suizos) antes de la crisis, vieron erosionados sus ingresos a solo 5.000 dólares por día.

Sobre la conveniencia de expandir la flota helvética, el periodista considera que “en el momento que vive el sector, creo que es innecesario. Hay demasiados barcos y construir más ayudaría poco a resolver las cosas”.

No obstante, su modernidad podría dar a los barcos con bandera suiza una ventaja en otros sentidos. Lewis explica que las grandes compañías fletadoras son cada vez más renuentes a contratar navíos viejos. Y cita el ejemplo de MSC Napoli, que tenía 16 años de vida y era fletado por la italiana Mediterranean Shipping Company (MSC), basada en Ginebra, cuando encalló en el Canal de la Mancha en 2007.

“La mayor preocupación de los dueños (de los navíos) es la edad de sus barcos y el mantenimiento que se les ha dado, porque la última cosa que desean es que se hunda como el MSC Napoli… En ese caso tienen un gran problema en las manos”, afirma Lewis.

“Por esta razón la gente pone atención en la antigüedad de los barcos. Y todo navío que supere los 15 años es objeto de cuestionamientos”, refiere.

Tripulación extranjera

Como sucede con la mayoría de los barcos que navegan con banderas de países occidentales, la tripulación de las embarcaciones suizas suele ser mayoritariamente de Asia o Europa del Este.

El hecho de que los viajes internacionales se hayan vuelto más sencillos y baratos, ha deslavado el atractivo que tenía antes la vida de un marino, asegura Dürler. Así, mientras en los años 60 y 70 varios cientos de suizos trabajaban como marineros, ahora apenas el 1% de las tripulaciones de los barcos suizos es de origen helvético.

Hans-Peter Schwab, un marino jubilado que inició su carrera en embarcaciones con bandera suiza, explica a swissinfo.ch que, cuando comenzó a navegar en 1965, había pocas alternativas para aquellos que querían conocer el mundo.

“Yo empecé en un barco de bandera suiza, pero el último de este tipo lo dejé en 1972 para ir a navíos con bandera de conveniencia. Para mí fue interesante, porque en aquel momento me permitió duplicar mi salario”.

“Obviamente, esto depende de la compañía. Yo trabajaba con barcos de banderas de Estados Unidos y Grecia”, apunta.

Aunque desconoce cuánto gana hoy un marino, Schwab sostiene que “todos los europeos del Este y asiáticos que conforman las tripulaciones actuales, los salarios superan ciertamente los que recibirían en (barcos de) sus propios países”.

Piratas al acecho

Un gran reto que enfrentan las naves de bandera suiza es que, al atravesar el Golfo de Adén y las costas africanas adyacentes una vez al mes en promedio, son cada vez más vulnerables a ataques piratas.

Aunque Suiza siempre ha mantenido un estatus neutral, se han registrado diversos intentos de asalto de navíos con bandera helvética, señala Dürler.

Las embarcaciones de otros países pueden pedir protección naval a sus respectivas naciones. Ante la falta de protección militar suiza en altamar, ¿qué pueden hacer los capitanes de los barcos con bandera helvética para protegerse?

Lewis indica que capitanes de todos los países han insistido en que se les permita llevar guardias armados a bordo para disuadir a los piratas que intentan aprovecharse de la insuficiente protección que existe en algunos casos. Pero también se toma otra clase de medidas.

Aunque declina precisar en qué consisten exactamente, Dürler confirma que los dueños de navíos de bandera suiza deben “adherirse estrictamente” a las llamadas mejores prácticas estándares fijadas por el Consejo Marítimo Internacional y del Báltico (BIMCO), que buscan coadyuvar a reducir los riesgos que corren las embarcaciones en las costas de Somalia y del Mar Arábigo.

“Cada propietario de navíos tiene sus propios medios y caminos para frenar los ataques piratas”, puntualiza Dürler.

Tras el bloqueo del transporte de mercancías por el Rin que impusieron los alemanes y los británicos a barcos de bandera griega, pero fletados por Suiza, el Gobierno helvético creó en 1941 la Ley Federal Marítima.

Esta permitía a los navíos registrarse con bandera suiza para garantizar con ello el suministro de artículos de primera necesidad al país durante la guerra.

Basilea fue designada como el puerto de matrícula de la marina suiza de altamar, sede de la Oficina Suiza de Navegación Marítima y Registro Marítimo suizo.

Los primeros barcos con bandera suiza transportaban ayuda de la Cruz Roja británica y estadounidense, así como cartas y paquetes para los prisioneros de guerra.

Con el bloqueo marítimo durante la guerra, los buques helvéticos estaban obligados a presentar información sobre sus viajes tanto a las autoridades de los aliados como a las alemanas.

Para este objeto se instalaron puestos de control donde se detenían y controlaban los barcos. Cuadernos, diarios, dibujos y otros objetos personales estaban prohibidos y eran confiscados si eran hallados durante las revisiones.

Los barcos portaban la insignia SUIZA en letras mayúsculas en ambos lados del casco que se iluminaba de noche, así como la bandera suiza pintada en la estructura del barco.

Fuente: swiss-ships.ch

En 2008, el Parlamento aprobó aumentar de 500 millones a 1.100 millones de francos suizos las garantías de crédito destinadas a asegurar la renovación y ampliación de la flota mercante suiza de aquí al año 2017.

Las garantías de crédito se conceden a barcos de un máximo de 32,30 metros de ancho, con objeto de asegurar que puedan atravesar el Estrecho de Panamá.

Su capacidad debe ser superior a las 10.000 toneladas de peso muerto (dwt) e inferior a 80.000 dwt. La capacidad de los tanques está limitada a 40.000 dwt y deben contar con un doble casco. No se otorgan garantías de crédito a barcos de más de 8 años.

Bajo este sistema, las garantías pueden cubrir hasta el 85% del precio de adquisición en un periodo de 15 años para navíos recién construidos.

Los propietarios de los barcos deben asumir el 50% del crédito durante la primera mitad del plazo del crédito. El esquema también facilita el pago de tasas de interés preferenciales.

Fuente: Oficina Federal para el Suministro Económico Nacional

(Traducción: Andrea Ornelas)

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