La biotecnología suiza capea el temporal
La decisión de Merck Serono de cerrar sus instalaciones en Ginebra ha conmocionado la Suiza francófona. Vista desde una perspectiva más amplia, sin embargo, podría ser una ventana de oportunidades para las biotecnológicas pequeñas y las universidades.
La decisión de Merck, anunciada en abril, de cerrar sus operaciones en Ginebra, donde emplea a 1.250 personas, se convertirá en el mayor despido en la historia de la ciudad.
El sindicato Unia la calificó de “terremoto”, pues no han pasado siquiera seis años desde que la alemana Merck, con sede en Darmstadt, comprara la emblemática biotecnológica suiza por 16.000 millones de francos suizos.
“Serono era un poco el caballero blanco de la región y fue incubadora de pequeñas empresas. Va a desaparecer la embajadora de la biotecnología en el lago de Ginebra”, señala a swissinfo.ch Domenico Alexakis. Para el director ejecutivo de la Asociación de Empresas Suizas de Biotecnología, la decisión “es un testimonio de la situación que vive el sector, pero también un llamado a las autoridades para que cuiden de esta industria”.
En opinión de Benoit Dubuis, presidente de BioAlps, una de las cuatro organizaciones suizas dedicadas a promover la biotecnología regional y la tecnología médica, la industria de las ciencias de la vida dispone de todo lo necesario para absorber el shock, al contar con 300 empresas (incluidos los proveedores y prestadores de servicios).
Por ello, la medida -aunque dramática- también traerá oportunidades para las empresas del sector, sostiene Dubuis, quien trabaja para la red de desarrollo de proyectos biotecnológicos Eclosion.
No será el fin
La industria biotecnológica helvética figura entre las 10 más importantes del mundo y es un pilar para la economía gracias a sus multinacionales y al dinamismo de las empresas medianas. En 2011, el sector registró ingresos por 8.700 millones de francos suizos.
En total, Suiza alberga 249 firmas que generan 19.000 empleos y de las que tres cuartas partes se concentran exclusivamente en la actividad biotecnológica.
Los gigantes farmacéuticos, como Novartis, Roche o Merck, son fundamentales porque contratan a los pequeños jugadores del mercado, así como a las universidades para desarrollar sus proyectos de investigación a gran escala.
Cuatro de cada cinco productos de las grandes farmacéuticas fueron originalmente desarrollados por alguna compañía pequeña o un instituto de investigación, confirma Dubuis a swissinfo.ch
Alexakis y Dubuis coinciden en que el paso de Merck responde a una lógica de negocios, debido a la desaceleración económica, la crisis del euro y la fortaleza del franco.
Merck no es la única que enfrenta problemas. El año pasado, Novartis, pero también el fabricante de ascensores Schindler o el banco Credit Suisse anunciaron recortes para reducir sus previsibles pérdidas en Ginebra.
Las farmacéuticas se enfrentan además a la continua presión de gobiernos, aseguradoras y reguladores para reducir sus precios en un mercado que les exige una gran inversión de tiempo, investigación y dinero.
Un rayo de esperanza
El cierre de Merck ofrecerá a las empresas existentes la oportunidad de contratar personal experimentado, como sucedió cuando se vendió Serono, explica a swissinfo.ch Jürg Zürcher, líder biotecnológico para Europa, Medio Oriente, India y África (EMEIA) de Ernst & Young. Una visión que comparte Alexakis.
Después de Merck Serono, hoy el segundo empleador más importante de la región es la empresa sueca Ferring, con 650 personas contratadas en Saint-Prex. Le siguen Debioipharm (300 personas) y la belga UCB acaba de invertir 250 millones de euros (300 millones de francos) en Bulle, lo que permitirá crear 140 empleos.
Otro noticia considerada positiva es que Merck se comprometió a destinar 30 millones de euros para ayudar a sus empleados a aprovechar oportunidades en proyectos de empresas emergentes (start up) o segregadas(spin off).
“Es un rayo de esperanza: existe el conocimiento y el capital de riesgo, y también la demanda en la región”, puntualiza Alexakis.
Sin embargo, el sindicato Unia, que representa a muchos de los trabajadores de Serono, duda que los 30 millones de euros se queden en la zona.
“Pueden surgir nuevas compañías, pero tardarán años en establecerse. En este negocio incluso los ciclos de investigación suelen ser muy largos”, señala a swissinfo.ch Anne Rubin, portavoz de Unia.
Las ‘start ups’
La región es hogar de un puñado de empresas emergentes como AC Immune, Novimmune y GenKyoTex, además de grandes grupos internacionales como Shire, Celgene o Baxter.
En opinión de Zürcher, no es previsible que el cierre de Merck afecte la financiación de las empresas y los institutos de investigación porque los socios apoyan siempre las buenas ideas.
“Las pequeñas compañías han mantenido sus costos bajo control durante un largo periodo en el que no era fácil obtener crédito, especialmente para las empresas recién creadas o con poco tiempo en el mercado”. Los inversores buscan gamas de productos con un grado de avance, sólido respaldo clínico, amplio historial y equipos directivos experimentados.
En la segunda mitad de 2011, varias biotecnológicas –entre ellasCytos, Santhera y Mondobiotech– anunciaron medidas de reestructuración, mientras la joya de la industria, Actelion, informó a sus inversionistas el pasado 8 de mayo que acelerará sus iniciativas para recortar costos.
Principales motores
Dado que las empresas pueden operar de forma más barata en el extranjero, Suiza debe asegurar que seguirá aportando valor agregado, subraya Alexakis. “Es un reto, pero contamos con la ventaja de la innovación, tanto en el ámbito de la investigación como de la producción”.
Durante años, Suiza ha apoyado la investigación a través de organismos como el Fondo Nacional para la Investigación Científica (con 760 millones de francos), la Comisión para la Tecnología y la Innovación, o las Escuelas Politécnicas Federales de Zúrich y Lausana.
Elevados estándares educativos y de investigación, estabilidad económica y política, y una calidad de vida elevada seguirán fungiendo como factores promotores de la biotecnología helvética.
“Suiza ha sido y es un buen sitio para la investigación y la innovación debido a la elevada calidad de su sistema educativo, su sistema financiero, el apoyo del Fondo Nacional Suizo para la Investigación Científica y la calidad de los actores de la industria”, anota Zürcher.
Compañías: 249 (237)
Empleados: 19.197 (19.180)
Inversión de capital: CHF 458 millones (CHR 255 millones)
Facturación: CHF 8.696 millones (CHF 9.254 millones)
Inversión en investigación y desarrollo: CHF 2.068 millones (CHR 2.067 millones)
Pérdidas: CHF 350 millones (Ganancias: CHF 480 millones)
Fuente: Informe Biotecnológico suizo 2012
En 2006, Merck compró Serono a la familia Bertarelli por 16.000 millones de francos suizos.
El año pasado, Serono facturó 6.700 millones de francos (5.600 millones de euros), lo que representó el 60% del volumen de negocios de Merck. Pero el resultado operativo de la empresa fue de 365 millones de francos (304 millones de euros), un 46% menos que en 2010.
En resultado negativo fue atribuido a las amortizaciones que realizó el grupo en su planta de Corsier, la reevaluación de algunos proyectos y la decisión de retirar la cladribina (fármaco para la esclerosis múltiple) de su gama de productos, después de que la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU rechazara la venta de este medicamento.
Previamente, Serono había comercializado Rebif, también para la esclerosis múltiple, un medicamento que ha operado con gran éxito comercial durante más de 17 años; asimismo obtuvo buenos resultados con el Erbitux, destinado a los pacientes con cáncer.
Serono se volvió un nombre familiar para los suizos cuando Ernesto Bertarelli –antiguo dueño de la empresa- ganó en 2003 la Copa América de Vela en Nueva Zelanda con su barco Alinghi.
Merck anunció que con el recorte de personal busca ahorrar 300 millones de euros anuales a partir del 2014. Pero cumplir este objetivo le costará 600 millones de euros.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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