“Decepciona” aporte de Suiza a un planeta libre de emisiones de CO2
Suiza quiere alcanzar la neutralidad climática antes del 2050. Pero si todos los países continúan con su trayectoria actual, la temperatura del planeta podría aumentar 4 grados centígrados antes de que termine el siglo.
Más de 130 países desean lograr emisiones netas equivalentes a cero en los próximos 30 años. Sin embargo, para alcanzar este objetivo deben generar menos gases de efecto invernadero de los que están absorbiendo sus ecosistemas naturales y las tecnologías que ya utilizan para capturar el CO2 atmosférico.
El asunto está al centro de la conferencia climática de las Naciones Unidas (COP26) que tiene lugar desde ayer 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre.
El objetivo fundamental es limitar el calentamiento global a 1,5 ° C por encima de los niveles preindustriales, un umbral que fue acordado a nivel internacional y consignado en el Acuerdo Climático de París.
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Suiza ha ofrecido lograr la neutralidad climática para el año 2050. Un compromiso que también han realizado la Unión Europea y Estados Unidos, pero no China ni Rusia, que se han fijado horizontes de cumplimiento más distantes.
Suiza es un país particularmente vulnerable al cambio climático. La temperatura media ya aumentó en casi 2 °C durante los últimos 150 años, dos veces más rápido que el promedio mundial. El efecto más tangible del calentamiento se observa en el derretimiento de los glaciares.
Coches eléctricos y bombas de calor
Suiza se propuso reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte, la construcción y la industria en 90%. Actualmente, el tráfico vehicular es responsable de aproximadamente un tercio de las emisiones registradas.
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La electricidad del futuro será producida casi exclusivamente a través de centrales hidroeléctricas -que ya proveen dos tercios de la energía eléctrica consumida actualmente en Suiza- y habrá otras fuentes de energía renovable, con énfasis en la solar. Se espera que la producción fotovoltaica aumente de 2,5 a 34 teravatios-hora por año.
«El balance de Suiza es muy decepcionante«.
Ryan Wilson, Climate Analytics
Esta transformación requerirá una inversión media de unos 13 000 millones de francos suizos anuales y de un total de 387 200 millones de francos para el 2050, estiman la Asociación de Banqueros Suizos (ABS) y el Boston Consulting Group. Un dato que equivale a alrededor del 2% del PIB.
Las emisiones que no se puedan reducirse, por ejemplo, en la agricultura o el tratamiento de residuos, se compensarán con tecnologías que eliminan el CO2 de la atmósfera. Suiza es pionera en el campo de las llamadas emisiones negativas. En octubre, la empresa suiza Climeworks inauguró en Islandia la instalación más grande del mundo para el filtrado de dióxido de carbono del aire y su almacenamiento definitivo bajo tierra.
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El “no” a las medidas de reducción de emisiones
El principal instrumento de Suiza para reducir las emisiones es la Ley del CO2. Ésta prevé un impuesto que grava el combustible y el gas natural; la obligación de compensar las emisiones generadas por el tráfico vehicular y la posibilidad de que parte de la reducción de los gases de efecto invernadero se materialice en el extranjero.
En septiembre de 2020, el parlamento aprobó una revisión exhaustiva de la ley. Las reformas habrían reducido en 50% las emisiones para 2030 (con respecto a los niveles de los 90), y al menos 37,5% de la reducción habría sido a nivel nacional.
Pero la nueva legislación del CO2 fue rechazada en referéndum por la población suiza, que se opuso a la creación de nuevas regulaciones, especialmente de un impuesto a los billetes de avión. El gobierno tiene la intención entonces de prologar las herramientas que ofrece la ley actual, que expira este año. Y proponer una reforma más profunda, pero sin nuevos impuestos, que sería presentado en 2022.
La política climática de Suiza no es suficientemente ambiciosa, lamentan las organizaciones ambientalistas y los activistas climáticos, que ya reanudaron sus protestas en distintas ciudades después de la pandemia. Pero ahora también hay críticas provenientes del exterior.
El historial de Suiza es «muy decepcionante», comenta Ryan Wilson, analista de Climate Analytics. «Es crucial presionar a los países ricos como Suiza para que apunten más alto alineándose con el objetivo de 1,5 °C del Acuerdo de París, al tiempo que brindan más recursos de ayuda a los países en desarrollo para reducir sus emisiones».
África da el ejemplo
Gambia es el único país cuya política climática es compatible con el objetivo de 1,5 ° C, según el análisis del Climate Action Tracker (CAT). El informe, resultado de una colaboración entre Climate Analytics y el New Climate Institute, examinó 36 países y a las naciones que integran la UE.
El estado más pequeño de África continental ha lanzado proyectos para restaurar bosques, manglares y sabanas, así como para la construcción de una gran planta de energía solar. El gobierno de Gambia ha reconocido que la transición a un sistema energético sostenible y asequible «es un paso importante para el desarrollo socioeconómico del país», escribe CAT.
(Traducción: Andrea Ornelas)
Andrea Ornelas
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