La controvertida evasión fiscal se desplaza a Asia
Singapur releva a Suiza como imán de un creciente número de fortunas internacionales, lo que la obliga a asumir un rol protagónico en la oferta de un sector financiero transparente. No obstante, el país asiático estaría utilizando un doble rasero según el origen de los fondos que recibe.
Singapur tomó el relevo de Suiza como imán de un creciente número de fortunas internacionales, privilegio que la obliga a asumir un rol protagónico en la oferta de un sector financiero transparente. A la luz de la realidad, no obstante, el país asiático estaría utilizando un doble rasero según el origen de los fondos que recibe.
Philip Marcovici, que ha asesorado a gobiernos como el de Liechtenstein en la instrumentación de campañas contra la evasión fiscal, habló con swissinfo.ch tras las recientes revelaciones del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), según el cual varios bancos suizos ayudaron a familiares de políticos chinos a ocultar fortunas en paraísos fiscales recónditos.
Estas denuncias, sustentadas en información obtenida en Singapur y las Islas Vírgenes Británicas, no son una evidencia de que exista actividad delictiva. Pero estos hallazgos siembran dudas con respecto al sector financiero debido a que denuncias semejantes realizadas por el consorcio periodístico de Washington el año pasado llevaron a algunos clientes bancarios de alto nivel a ser investigados y posteriormente, procesados.
“Singapur ya ha dado los primeros pasos hacia la transparencia fiscal, pero necesita hacer más”, declaró a swissinfo.ch Marcovici. “Dada la creciente dominancia que tiene en la gestión de fortunas, (la isla) tiene la responsabilidad de mostrar un liderazgo en el cumplimiento fiscal que Suiza fracasó en demostrar”.
Marcovici advierte, no obstante, que Singapur no puede realizar este trabajo solo. “Se necesita más diálogo global y liderazgo porque las instituciones financieras basadas en el extranjero tienen un rol útil y legítimo, pero es vital que la gente respete las reglas establecidas”.
En enero pasado, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) publicó detalles sobre alrededor de 22.000 clientes bancarios de China y Hong Kong que establecieron compañías y fideicomisos en paraísos fiscales.
Algunas de las personas denunciadas eran familiares de líderes –antiguos o en ejercicio– del Partido Comunista chino que contaban con inversiones opacas en las Islas Cook o las Islas Vírgenes Británicas.
El consorcio periodístico incluyó al UBS y al Credit Suisse entre los bancos suizos que presuntamente facilitaron la apertura y gestión de estas inversiones.
El diario Tages-Anzeiger, de Zúrich, publicó que Credit Suisse colaboró con el hijo del antiguo primer ministro chino, Wen Jiabao, en el establecimiento de una compañía en el extranjero en 2006. Y cuestionó que un año después se convirtiera en la primera institución occidental cuya banca privada pusiera en marcha una empresa conjunta (joint venture) en la China continental.
Tanto Credit Suisse como UBS han sido acusados de presunta colaboración con funcionarios chinos y sus familiares para transferir activos al extranjero en los últimos años.
Las informaciones periodísticas han sembrado dudas sobre la transparencia de las operaciones realizadas, pero no han probado ninguna ilegalidad de las mismas.
Crecen las sospechas
Los reportes presentados por el ICIJ citan reiteradamente a Hong Kong, las Islas Cook y las Islas Vírgenes Británicas. Pero Singapur, sede de la firma Porticullis Trustnet especializada en asesoramiento administrativo y fiscal de empresas y particulares con activos en el extranjero, también es mencionada como una figura clave.
Situada en el corazón de la región económica actualmente más vibrante, la gestión de fortunas de Singapur creció un 22% en 2012, para sumar 1,63 billones de dólares singapurenses (1,15 billones de francos suizos). Y el grupo de investigación WealthInsight estima que para el año 2020 este país habrá desplazado a Suiza en la gestión de la llamada banca patrimonial.
La Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), organismo regulador del sector financiero, se mantiene en alerta ante las crecientes sospechas de que no todos los activos invertidos en esta plaza financiera tienen un origen transparente. La isla se ha inscrito en programas de intercambio de información fiscal y desde julio pasado tipifica como delito que los bancos acepten fondos no declarados o provenientes del blanqueo de capitales.
“Nuestro mensaje a los delincuentes fiscales es claro y enérgico: Su dinero no es bienvenido en Singapur. Y la consigna para las instituciones financieras también es contundente: Si sospechan que el dinero no es limpio, no lo acepten”, expresó recientemente Ravi Menon, director general de MAS.
Pero no todo mundo está convencido de que Singapur está traduciendo en hechos este compromiso. Kenneth Jeyaretnam, político de la oposición y secretario general del Partido Democrático de Singapur, lleva años realizando una campaña para terminar con la corrupción en su país.
“Mientras Singapur habla de dientes para afuera del intercambio de información, sigue cerrando los ojos ante la llegada de activos provenientes de la evasión y del robo descarado”, dijo a swissinfo.ch.
Y “gran parte de la expansión de la plaza financiera singapurense se debe a la percepción de que el secreto bancario suizo se ha deteriorado”, añadió.
Doble rasero
Los banqueros suizos –en Singapur o en Suiza- afirman que MAS es una de las autoridades reguladoras más estrictas del mundo. Con frecuencia solicita información a los bancos y realiza revisiones sobre su gestión.
Pero algunos banqueros que operan en territorio singapurense aseguran extraoficialmente que el endurecimiento de las autoridades financieras busca, ante todo, apaciguar a Estados Unidos y Europa, y evitar que los países desarrollados occidentales reaccionen con esta plaza financiera como lo hicieron con Suiza en años recientes.
Singapur está rodeada de países como Indonesia, Tailandia o Filipinas, que generan una importante riqueza y se sospecha que los flujos financieros que vienen de estas naciones no son objeto del mismo escrutinio que las fortunas que provienen de clientes de Estados Unidos.
Marcovici confirmó que es posible que se esté aplicando un tratamiento distinto en función del origen de los recursos. Menos ágil y riguroso cuando se trata de activos procedentes de países en desarrollo que son vecinos, y más estricto cuando los fondos tienen su origen en EEUU o de Europa occidental.
“Pero no es un problema exclusivo de Singapur, sino una realidad que se repite en todo el mundo, incluidas Suiza, Londres, Hong Kong y EEUU, ya que el mundo se adapta al reto simultáneo de garantizar una mayor transparencia, preservando las necesidades de privacidad propias de las familias adineradas”.
El ministro indio de Finanzas, Palaniappan Chidambaram, criticó a su homóloga suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, por no haber atendido las solicitudes de colaboración de Nueva Delhi para seguir el rastro a algunos evasores.
Durante el reciente Foro Económico Mundial en Davos, la ministra respondió que Suiza no puede ayudar a país que han robado datos bancarios a la banca suiza para rastrear infractores fiscales. Se dice que India compró información sustraída al HSBC en Suiza.
La prensa helvética consideró que esta guerra verbal permitiría entrever que el tratado de libre comercio propuesto entre los dos países podría hundirse en un impasse.
Pero algunos otros observadores afirman que el TLC –cuyo futuro tendría que definirse a finales de febrero- podría no prosperar más bien por otro problema. Las farmacéuticas suizas exigen a India que existe una mayor y mejor protección de los medicamentos de patente que comercializan en este país.
Avances suizos
Credit Suisse, que se ha visto implicado en los informes de prensa sobre los funcionarios del Partido Comunista chino con presuntas cuentas opacas, declinó hacer comentarios sobre la forma en la que conduce su relación con sus clientes individuales.
El banco helvético solo afirmó que “Credit Suisse cuenta con un detallado procedimiento para conducir su relación con personas políticamente expuestas (PEP)” que está en línea con las legislaciones antiblanqueo vigentes en Suiza y en los principales centros financieros.
En tanto, la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros de Suiza (FINMA) confirmó que ya está realizando investigaciones preliminares sobre las denuncias del ICIJ. “Estamos en contacto con el banco en la medida en la que lo permite nuestra capacidad de supervisión”, dijo a swissinfo.ch el portavoz Tobias Lux.
Suiza ha aunado esfuerzos en los últimos años para convencer al mundo de que su plaza financiera opera de forma transparente. Puso en marcha una estrategia a favor del dinero limpio en 2009 y el Gobierno helvético exhortó el año pasado a los bancos suizos a entregar a Washington datos confidenciales sobre clientes estadounidenses sospechosos de evasión para poner fin a una larga disputa fiscal entre EEUU y la plaza financiera suiza.
En 2013, un total de 106 bancos suizos firmaron un acuerdo en el que se comprometieron a denunciar voluntariamente si habían recibido fondos no declarados de clientes norteamericanos, y a pagar una multa por dicha falta, a cambio de evitar futuros juicios en EEUU.
Adicionalmente, Suiza ha reforzado su cooperación con otros países en la identificación de evasores y se ha manifestado dispuesta a aceptar el intercambio automático de información, siempre que se pacten antes reglas que se apliquen a escala nivel global y no solo a unos cuantos países.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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