La crisis pesa sobre el sector de las materias primas
Suiza está entre la espada y la pared. De aplicar sanciones contra oligarcas rusos y ucranianos, en línea con la estrategia de EEUU y la UE, se verá en la embarazosa situación de comprometer su neutralidad política y los intereses de su plaza financiera.
En opinión de Guy Mettan, presidente del Consejo de la Cámara de Comercio Suiza-Rusia, el país alpino podría verse más afectado que la propia Rusia si cede a las demandas europeas y estadounidenses de aplicar este tipo de castigos.
Para Mettan, Suiza ya ha ido tan lejos como podía, al suspender las negociaciones bilaterales con Moscú para un tratado de libre comercio y al prohibir la entrada a su territorio a un grupo de oligarcas que han sido sancionados por otras potencias.
Estados Unidos impuso una tercera ronda de sanciones a empresas y funcionarios rusos el pasado 28 de abril. Esta vez las enfocó en siete miembros del Gobierno, entre ellos personas muy cercanas a Vladimir Putin y 17 empresas que tienen un estrecho vínculo con el actual Ejecutivo. Con este anuncio, ya son 38 las personas que el Gobierno de EEUU ha puesto en la mira.
También la Unión Europea (UE) ha decretado sanciones como el congelamiento de activos y la prohibición de visas a 15 personas de origen ruso y ucraniano: entre ellas el viceprimer ministro ruso, Dimitry Nikolayevich Kozak; la vicepresidenta de la Duma Estatal (cámara baja) rusa, Ivanovna Shvetsova; el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército ruso, Valery Vasilevich Gerasimov; y algunos líderes separatistas ucranianos.
Suiza anunció el 2 de abril que respetaría las sanciones impuestas por la UE a políticos y funcionarios cercanos al presidente Putin, pero que no impondría sanciones propias. En un comunicado, Berna precisó que, no obstante, prohibía a los bancos que operan en Suiza iniciar nuevos negocios con cualquiera de las personas sancionadas por Bruselas.
Esta decisión busca adelantarse y evitar que se especule sobre el hecho de que la banca suiza aprovechará la situación para recibir los fondos de dichas PEP.
La UE bloqueó ya la posibilidad de que los integrantes de la lista de Bruselas transfieran sus patrimonios a Suiza desde cuentas en países comunitarios. Berna complementa la estrategia prohibiendo que los bancos suizos reciban fondos -de las citadas PEP- provenientes de cualquier otro país del mundo.
Sin embargo, los negocios que estos personajes tenían en marcha ante de la imposición de sanciones aún son motivo de debate, porque por el momento pueden seguirse realizando.
Fuente: Secretaria de Estado de Asuntos Financieros Internacionales y Reuters
Recientemente, las autoridades helvéticas decidieron congelar los activos de Mako Trading Company, la comercializadora de carbón suiza encabezada por Oleksander Yanukovych, hijo del depuesto presidente ucraniano Viktor Yanukovych.
Gennady Timchenko –la sexta fortuna más grande de Rusia según Forbes– anunció la venta de sus acciones en el gigante petrolero suizo Gunvor a uno de sus socios, luego de que EEUU le incluyera en una lista de sanciones que comprende a diversos hombres cercanos al presidente Vladimir Putin.
Otro peso pesado de los negocios, Dmytro Firtash, que también tiene intereses comerciales en Suiza y vinculado estrechamente al antiguo régimen ucraniano, fue arrestado en marzo en Austria por órdenes del FBI.
Lazos entre Suiza y Rusia
“La postura actual adoptada por Suiza no ha dañado significativamente las relaciones helvético-rusas. Pero si Suiza va más lejos, entonces cruzaría una línea roja que podría afectarle”, dice Mettan a swissinfo.ch.
“La historia muestra invariablemente que las sanciones no producen cambios de régimen”, añade. “Pero podrían ser un mal augurio para el sector financiero suizo y traducirse en fugas de capital hacia otros centros financieros rivales, como Singapur o Dubái”.
Los datos más recientes del Banco Nacional Suizo refieren que en 2012 la banca helvética albergaba fondos de origen ruso por el equivalente a 13.800 millones de dólares.
La situación política actual en Rusia ha llevado a los capitales de este país a buscar nuevos destinos. En 2013, alrededor de 63.000 millones de dólares abandonaron Moscú y el Banco Mundial estima que saldrán otros 150.000 millones de dólares en 2014, si los problemas en Ucrania siguen agudizándose.
Pero los vaivenes de la política rusa no solo se reflejan en el sector financiero suizo, sino también en el empresarial.
Empresas y destacados hombres de negocios de origen ruso tienen fuertes vínculos con el mercado de las materias primas en Suiza, afirma Oliver Classen, de la ONG Declaración de Berna. En su opinión, “es una cuestión de tiempo” que comiencen a revelarse los nexos que tienen con el Kremlin otros empresarios rusos con empresas en Suiza.
Personas políticamente expuestas
“Creo que Yanukovych, Timchenko y Firtash son solo la punta del iceberg. Esto es cuestión de tiempo, pronto la industria suiza del comercio de materias primas se verá avergonzada nuevamente con la aparición de otras PEP (personas políticamente expuestas)”, señala Classen a swissinfo.ch.
El activista explica que el sector de las materias primas generalmente tiene acceso y una relación estrecha con los dirigentes políticos de los países en los que opera y esto siempre puede generar conflictos de interés. Pero una cosa es realizar un negocio con una PEP, y otra muy distinta que esas personas sean dueñas o administradores de las empresas de tu país, aclara Classen.
¿Por qué Suiza es atractiva para los oligarcas de la antigua Unión Soviética y por qué algunos de ellos juegan un rol tan activo en el mercado internacional de las materias primas?
Muchos de estos personajes han hecho sus fortunas gracias a la estrecha relación de amistad que les une con el Kremlin. Un camino sencillo y veloz para ganar dinero a través de la producción de gas natural y petróleo.
Lo anterior conduce a plantearse dos preguntas. ¿Dónde vender estos energéticos? Y… ¿cómo invertir las ganancias?
Suiza ofrece una solución interesante para ambos problemas. Es uno de los principales centros de comercio de materias primas y cuenta con una de las plazas financieras más importantes del mundo.
La posibilidad de comerciar e invertir en Suiza permite a los oligarcas resguardar parte de su riqueza. Y se dice que les permite también atender negocios que han permitido legalizar el dinero sospechoso que pertenece a un círculo cercano del presidente Putin. Una práctica que es difícil, e incluso imposible, de probar, ya que frecuentemente se realiza a través del llamado poder blando (como las fundaciones).
Por ello, la Declaración de Berna se dice insatisfecha con la respuesta del Gobierno suizo ante los riesgos en los que incurre la industria helvética de las materias primas. Hace un año, el Ejecutivo ordenó la elaboración de un reporte que recomendaba la realización de más controles voluntarios en la industria, pero no sugería más regulación.
Classen pide que se establezca un registro público donde queden documentadas las propiedades de todas las sociedades de comercio exterior independientes y un mejor control sobre los flujos financieros de esta industria.
Sin embargo, Stéphane Graber, secretario general de la Asociación de Comercio y Transporte de Ginebra (GTSA en inglés) defiende al sector y afirma que se le está creando injustamente una mala fama por hacer negocios con las PEP.
“El hecho de ser amigo o de haber ido a la escuela con algún político no significa automáticamente que uno esté involucrado en la corrupción”, dice Graber a swissinfo.ch. “El comercio de materias primas no es distinto al resto de las industrias, y puede tener tantos vínculos con las PEP como cualquier otro sector”.
Comercio de materias primas
Actualmente, Suiza es sede de alrededor de 500 compañías dedicadas al comercio de materias primas, entre las que se encuentran gigantes como Glencore, Cargill, Vito o Trafigura. Es un sector que emplea a 10.000 personas y genera una riqueza anual equivalente el 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB) helvético, un aportación más significativa que la del turismo.
GTSA –el principal grupo de cabildeo que esta industria– apoya desde Ginebra la posibilidad de aplicar regulaciones más severas para el uso de derivados (pactos para la compra-venta de productos a futuro) y para el mejor seguimiento de los flujos financieros de las compañías, ya que esto pondría a Suiza en línea con EEUU y la UE.
Pero Graber aclara que son las propias fuerzas del mercado las que evitan que los negociantes de materias primas se salgan con la suya y se conviertan en canales para el lavado de dinero o para encubrir algún acto de corrupción.
“El debate actual hace pensar que quien comercia con materias primas presta muy poca atención a los riesgos vinculados a sus operaciones, cuando sucede justamente lo contrario. Si una compañía tiene problemas de reputación puede cerrar mañana porque, simplemente, perderá el acceso a la financiación (bancario)”, puntualiza.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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