La diplomacia multilateral en la era COVID-19
Si bien en la Ginebra internacional se efectúan reuniones de algunas delegaciones que participan en las conversaciones de paz para países en conflicto como Siria, Libia y Yemen, desde el pasado mes de marzo de 2020 muchas actividades diplomáticas se han trasladado a Internet. ¿Cuál es el valor de esta diplomacia en línea?
¿Qué impacto dejará la crisis sanitaria en la diplomacia mundial y qué futuro espera a los centros de la diplomacia internacional como Ginebra, Viena o Nueva York con el uso intensivo de las plataformas digitales desde el año pasado?
La magia digital
Una de las principales consecuencias de esta crisis es el uso masivo de herramientas digitales por parte de la mayoría de las organizaciones e instituciones diplomáticas, merced a las restricciones de desplazamientos y la prohibición de reuniones.
Davide Rodogno, experto en asuntos internacionales y profesor de historia en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo (IHEID) de Ginebra, señala que, debido a esta situación, «los diplomáticos se han visto obligados a experimentar con métodos de trabajo que no conocían. El mundo digital les ha ofrecido muchas oportunidades que podrían ayudar a fortalecer y desarrollar la cooperación internacional, si hay voluntad”.
Esta transición ha sido posible gracias a la movilización de las instituciones internacionales desde el comienzo de la pandemia. “Las Naciones Unidas en Ginebra han actuado rápidamente para responder a la crisis desarrollando plataformas digitales para conferencias y debates a distancia», indica a swissinfo.ch el embajador Jürg Lauber, jefe de la Misión Permanente de Suiza ante la Oficina de las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales en Ginebra.
Hoy en día, las delegaciones extranjeras participan en debates y conferencias internacionales sin ni siquiera salir de su territorio. Según fuentes bien informadas de la sede de la ONU en Ginebra, esta última organizó 1 200 importantes conferencias internacionales a través de Internet entre marzo de 2020 y finales del mismo año. Esta práctica ha cambiado considerablemente las normas de la diplomacia internacional.
Entre marzo de 2020 y finales del mismo año, la sede de la ONU en Ginebra organizó 1 200 importantes conferencias internacionales a través de Internet.
Sin embargo, a pesar de las medidas adoptadas, “las organizaciones han enfrentado enormes dificultades y problemas técnicos, como la elección de las plataformas digitales adecuadas, o la provisión de intérpretes durante esas reuniones, con base en las políticas en vigor de multilingüismo”, afirma Jürg Lauber.
Y lo que se aplica a las organizaciones internacionales con sede en Ginebra vale igualmente para las misiones diplomáticas, que también se han visto obligadas a respetar las medidas sanitarias adoptadas por el país anfitrión, en este caso, Suiza.
«Nuestro trabajo presencial no se ha interrumpido, pero solamente hemos desplegado un número mínimo de personal en la sede de la misión. La mayoría de nuestros colaboradores sigue trabajando desde casa «, añade el diplomático, al referirse a la experiencia de su misión.
Esto se debe, sin duda, a la doble función de esa dependencia en particular: por un lado, representa los intereses y valores suizos ante la ONU y ante las organizaciones internacionales. Por otro, representa al país anfitrión de esas organizaciones y vela por dar respuesta a sus necesidades.
Para el embajador suizo, lo que cuenta son “las actividades de la ONU y otras organizaciones internacionales sobre el terreno, que no se han interrumpido». Por el contrario, los órganos ejecutivos de la ONU han demostrado flexibilidad, resistencia y resiliencia ante los impactos directos e indirectos de la pandemia.
El valor de una reunión
En general, todo el mundo está de acuerdo sobre el impacto positivo de estas herramientas digitales, en términos de eficacia de las actividades diplomáticas y de su transparencia. Además, les confieren un carácter más democrático, en un ámbito que ha escapado durante mucho tiempo al control de la opinión pública.
Sin embargo, algunos diplomáticos, basándose en su experiencia sobre el terreno, no dejan de señalar los límites de estas herramientas, los cuales se alcanzan rápidamente cuando se trata de tomar una decisión a largo plazo o de iniciar negociaciones entre varias delegaciones, especialmente cuando se habla de la paz o se trata de crisis humanitarias.
«Las conversaciones directas eran la mejor manera de reunir a las partes en conflicto. Por ejemplo, tuvieron que celebrarse 15 rondas de conversaciones secretas en Noruega entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina antes de que ambas partes se pusieran de acuerdo sobre los Acuerdos de Oslo a principios de la década de 1990», recuerda a swissinfo.ch Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados y antiguo asesor especial del secretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios en Siria.
“Cuando era consejero para Siria, me reuní muchas veces con las partes en conflicto durante las negociaciones en Ginebra para facilitar la entrega de ayuda humanitaria a los civiles», añade el veterano diplomático. “Gracias a la presencia de actores clave en estas conversaciones, logramos avances en el acceso a los convoyes humanitarios, las evacuaciones y la firma de acuerdos locales. La reunión de las partes beligerantes o sus representantes es un gesto de gran valor simbólico, que demuestra buena voluntad”.
Todos en la misma mesa
¿Significa esto que, una vez terminada la pandemia, la diplomacia multilateral volverá a su funcionamiento anterior? Para Jan Egeland, «es probable que se sigan utilizando algunas plataformas clave, como Zoom, Microsoft Teams y los seminarios web, pero la diplomacia para la resolución de conflictos no tomará un nuevo camino. En gran parte seguirá reuniendo a las personas y, en el mejor de los casos, sentándolas alrededor de una mesa”.
En un artículo intitulado «¿La diplomacia puede funcionar en línea?”, Paola Deda, directora de la División de Bosques, Tierra y Vivienda de la Comisión Económica para Europa (CEE-ONU), hace una observación similar: «La tecnología digital es muy beneficiosa para las sesiones en las que se comparte información, en las que se discuten temas de interés y relevancia para la vida de la gente. Pero, precisa, «la toma de decisiones es otra historia, y cuando los procesos intergubernamentales requieren negociaciones e intercambios entre los delegados, las reuniones en línea no parecen facilitar la tarea de los diplomáticos”.
Jürg Lauber, por su parte, recuerda que las tecnologías de teleconferencia no aparecieron con la pandemia. “Han sido utilizadas para facilitar la participación de personas que no pueden venir a Ginebra. Su uso se intensificó con la crisis sanitaria. Por supuesto, esto representa un gran cambio, pero hay que tener presente que la labor de la diplomacia en su forma más tradicional sigue siendo muy importante y no puede ser sustituida por las tecnologías».
«Las tecnologías digitales, como antes el teléfono, no sustituirán el trabajo que hacen los diplomáticos sobre el terreno», subraya el embajador suizo. «Tampoco sustituirán a un importante polo de la diplomacia multilateral como la Ginebra internacional que se mantendrá como el lugar ideal para llevar a cabo el trabajo transversal (realizado por varias organizaciones al mismo tiempo). No solamente todo esto permanecerá, sino que Suiza se compromete a hacer accesibles sus experiencias a otras regiones del mundo».
Está claro que, a pesar de la experiencia de los últimos meses, que ha demostrado la utilidad de las herramientas digitales en la diplomacia y en otros ámbitos, nada sustituirá nunca el contacto directo entre las personas.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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