La evasión fiscal origina una compleja intriga global
Suiza se dispone a iniciar una partida de póquer internacional. Intentará resolver la disputa fiscal que tiene con la Unión Europea en materia de rendimientos del ahorro, pero sin ceder un ápice frente a sus rivales en el negocio de la gestión de fortuna.
En los próximos meses, la Unión Europea (UE) renegociará la Directiva Europea sobre la Fiscalidad de los Rendimientos del Ahorro (EUSD por sus siglas en inglés). Desde su nacimiento está plagada de lagunas que le han costado caras a las autoridades y que habrá que sustituir por un sistema capaz de combatir robustamente la evasión de impuestos vía el intercambio de información entre gobiernos.
La batalla por venir, no obstante, se vislumbra titánica y violenta porque tendrá como telón de fondo la desconfianza de los países que consideran que otros estados harán todo lo necesario para escabullirse del cumplimiento de las nuevas reglas.
Y no les falta razón. Según algunos observadores, existe un laberinto de entidades propicias para contornear la ley, entre ellas los trusts (fideicomiso anglosajón), que estructuras económicas y jurídicas flexibles y con más potencial financiero que las fiduciarias tradicionales; las sociedades offshore –frecuentemente basadas en paraísos fiscales-, así como varios tipos de aseguradoras. (ver Suiza y la directiva del ahorro”).
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¿Debe temer Suiza los ‘trusts’ anglosajones?
Manipulando las reglas
Eludir el espíritu de las leyes podría exigir un simple juego de prestidigitación en el manejo de los procedimientos, advierte Alexandre von Heeren, presidente de la Asociación Suiza de Empresas de Trust (ASET).
“Algunas jurisdicciones han apoyado el intercambio de información, pero insisten en que sean los tribunales los que decidan qué datos deben entregarse”, dice a swissinfo.ch. “Con ello ponen en entredicho la entrega de información, ya que podría tomar años que el intercambio se haga realmente efectivo”.
En esta partida de póquer en la que cada país defiende sus propios intereses, tanto el Gobierno suizo como la ASET han defendido que el único camino para que centros financieros que administran fortunas -como Panamá o Bahamas- no hagan competencia desleal a otras plazas financieras –como Suiza- es que el intercambio de información obligatorio se cumpla a escala internacional y exactamente bajo los mismos criterios en todos los países concernidos.
Si cada jurisdicción tiene la posibilidad de definir sus propios estándares para el intercambio de datos “veremos que más de un listo utilizará definiciones muy limitadas, de manera que solo entregarán fragmentos de información, mientras otros países la entregan completa”, afirma von Herren.
Sin embargo, algunos consideran que las protestas y los temores helvéticos de que algunos taimados rivales tomen la delantera si se les concede manga ancha –una inquietud que comparten Austria y a Luxemburgo– son meras prácticas dilatorias para evitar el temido intercambio de información fiscal.
La Directiva Europea sobre la Fiscalidad de los Rendimientos del Ahorro, conocida como Directiva del Ahorro o por su sigla en inglés EUSD fue aprobada en 2003 para responder a la creciente movilidad de los capitales europeos.
Dado que los fondos suelen viajar hacia países donde las cargas tributarias son más laxas -en detrimento de las arcas de otros estados-, se decidió fiscalizar todos los rendimientos del ahorro de ciudadanos de la UE sin importar el país en el que estuvieran invertidos.
El mecanismo por aplicar: Cuando un banco paga rendimientos a un cliente extranjero lo notifica de inmediato a las autoridades fiscales del estado donde reside el beneficiario –política de intercambio de información–, para que las ganancias sean gravadas de acuerdo con la legislación vigente en el país del ahorrador.
Sin embargo, hace 10 años, Austria, Bélgica y Luxemburgo rehusaron al intercambiar automáticamente información con otras autoridades fiscales. A cambio, ofrecieron retener impuestos –incluso a una tasa superior a la que les habrían cobrado en casa– para luego transferirlos al estado correspondiente, pero conservando el anonimato de sus clientes.
Es un compromiso que suscribieron también Suiza, Mónaco, Liechtenstein, San Marino, Andorra y territorios como la Isla de Man, las Islas Vírgenes británicas o las Islas Caimán, aunque no son parte de la UE.
En 2010, Bélgica cedió y aceptó el intercambio de información. En 2013, Austria y Luxemburgo anunciaron que harán lo mismo, pero Viena ha advertido que no apoyará las enmiendas a la directiva europea, si Suiza no se somete a las mismas reglas. Berna, a su vez, exige que otros centro financieros –como Panamá o Bahamas–cumplan las mismas reglas.
Un escenario que anticipa una negociación de difícil desenlace.
«Humo y espejos»
Para Mark Morris, consultor fiscal en Zúrich y asesor de la Comisión Europea (CE) en temas tributarios, algunos países están echando mano de un “juego de humo y espejos”. Las enmiendas a la directiva sobre fiscalidad “atacan directamente las lagunas que tienen las sociedades offshore, los trust y las fundaciones”.
“Considero muy extraño que los países que se quejan de este tipo de estructuras sean los mismos que postergan las reformas destinadas a esclarecerlas”, añade.
En opinión de Morris, Suiza simplemente trata de ganar tiempo para negociar acuerdos de retención de impuestos con otros países –los denominados acuerdos Rubik que ya tiene en vigor con Gran Bretaña y Austria– para no tener que intercambiar información.
Además, la batalla contra la evasión fiscal en Europa también es compleja porque se libra a tres velocidades.
Por una parte, la Comisión Europea propone reformar la EUSD para eliminar las lagunas que tiene.
Por otra, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, España han tomado la delantera al constituir un bloque que ya permite el intercambio automático de información.
Y en un tercer plano están Austria y Luxemburgo, los dos estados de la UE que desde hace más de cinco años frenan las enmiendas a la directiva, pero que han cedido terreno claramente este 2013.
Pese a ello, Austria aún se rehúsa su consentimiento a cualquier tipo de enmienda que implique el intercambio de información fiscal entre gobiernos europeos, si Suiza no se compromete a hacer lo mismo, lo que aumenta las presiones sobre Berna.
La renegociación de la Directiva del Ahorro que prevé Bruselas y en la que Suiza tomaría parte busca eliminar todas las lagunas que arrastra desde su creación hace una década.
Por ejemplo, la directiva se aplica solo a las personas físicas. Y la experiencia ha dejado claro que muchos de los manejos financieros turbios que hoy persigue la justicia europea se han realizado a través de figuras poco claras como los trusts, las fundaciones o los fideicomisos.
Una nueva Directiva del Ahorro obligaría a todas estas entidades a revelar quién depositó los fondos y, sobre todo, quién es el beneficiario.
El problema reside en que si una de estas estructuras opacas está localizada fuera de la Unión Europea (UE), ni el responsable de depositar los fondos ni el banco que recibe los pagos para los beneficiarios está en obligación de proveer información a las autoridades europeas sobre dichos capitales.
La enmienda a la EUSD busca eliminar la discrecionalidad obligando, por ejemplo, al depositario de los fondos a pagar impuestos si el beneficiario no ha sido claramente identificado.
Suiza no cederá
La suma de estos elementos hace que la sola llegada a la mesa de negociación se anuncie difícil para Europa. En el caso de Suiza, el gobierno precisará del apoyo del Parlamento y de los cantones, y es muy probable que pida -a cambio de aceptar las enmiendas a la EUSD- un mejor acceso de la plaza financiera suiza a los mercados europeos.
Una posibilidad que el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, ya rechazó categóricamente en junio pasando durante una visita de trabajo a Suiza.
No obstante, dado que ha cedido tanto en materia fiscal en los últimos años –especialmente ante Estados Unidos– ahora Berna muestra claramente su intención de delimitar con firmeza lo que está dispuesta a conceder en el futuro.
Tanto Nicolas Pictet, presidente de la Asociación de Banqueros Privados Suizos, como un informe independiente que solicitó el Gobierno en junio, abogan por sustituir el actual modelo de retención de impuestos (ver Suiza y la Directiva del Ahorro) por el intercambio de información entre países que pide Bruselas. Pero el Ejecutivo suizo no está de acuerdo.
En abril pasado, la ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, dejó claro que Suiza solo aceptaría el intercambio de información si todas las plazas financieras se abren en la misma proporción.
“Y esto significa concretamente que debe existir una transparencia absoluta en lo relativo a los trust”, declaró a la prensa durante la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington. “Si no se conoce quién es el beneficiario de estos instrumentos, no resulta de gran utilidad que se intercambie información”.
(Traducción: Belén Couceiro)
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