La relojería suiza busca relojeros
La industria relojera suiza se encuentra en plena expansión. Pero para los industriales del sector no siempre es fácil encontrar el personal altamente calificado que requiere.
Entretanto, los jóvenes vuelven a interesarse por este oficio que había perdido atractivo tras la crisis relojera de la década de los años 70.
El sector relojero suizo goza de una salud de hierro: 2005 fue el año que rompió todos los récords con una cifra de negocios que rebasó por primera vez los 12.000 millones de francos. El año en curso también se anuncia igual de fructífero y los proyectos de desarrollo surgen como champiñones en el bosque.
A mediados de marzo, por ejemplo, las autoridades de la ciudad de Bienne, en el cantón de Berna, aprobaron la venta de dos terrenos –con superficies de 70.000 y 46.000 metros cuadrados respectivamente-, situados a las puertas de la ciudad para el Grupo Swatch y Rolex.
No se dispone de cifras exactas en cuanto al número de empleos que serán creados, pero Nicolas Hayek, presidente del Grupo Swatch, hizo referencia a varias centenas de puestos de trabajo.
Tras la crisis relojera de mediados de la década de los años 70, que vio reducirse a más de la mitad de los efectivos existentes hasta entonces (alrededor de 90.000 empleados en 1970 y 30.000 en 1980), el mercado del trabajo se estabilizó y actualmente se encuentra en plena fase de consolidación.
Unos 1.700 empleos fueron creados entre los años 2004 y 2005, según cifras proporcionadas por la Convención Patronal de la Industria Relojera. Actualmente, alrededor de 40.000 personas se encuentran económicamente activas en ese sector.
Un sector con falta de mano de obra calificada
Las empresas podrían toparse rápidamente con un problema. El personal calificado escasea, en contraste con el crecimiento que espera tener el sector.
La falta de personal es un tema actual, sobre todo, en la relojería de lujo, principal precursor del sector en los últimos años y que requiere de mano de obra altamente calificada.
«La situación es particularmente difícil en algunos sectores, como por ejemplo en el de los relojeros experimentados que supervisen el ensamblaje y el servicio postventa (para los complicados mecanismos que permiten agregar nuevas aplicaciones a un reloj, como el cronógrafo o las indicaciones astronómicas», declara Ralph Zürcher, responsable del servicio de la formación de la Convención Patronal de la Industria Relojera.
«Es muy difícil encontrar personal calificado. Las oportunidades son múltiples y no hay relojeros libres», confirma Sara Mariuzzo, responsable de recursos humanos de Paul Picot, una empresa que fabrica relojes de lujo y que ocupa unas tres decenas de personas en Noirmont, en el cantón de Jura.
Un oficio que vuelve a estar de moda
Durante varios años, las profesiones del sector (relojero, diseñador, microtécnico, mecánico de precisión…) perdieron su atractivo. Hoy día, la tendencia parece haberse invertido. Unos 140 jóvenes salen cada año de las escuelas profesionales con un diploma de relojero en la bolsa.
«En las regiones relojeras esa falta de interés pertenece al pasado, afirma Ralph Zürcher. Actualmente, lo que faltan son los puestos de formación. Pareciera que el año próximo las clases estarán más que llenas», afirma Ralph Zürcher.
Sin embargo, un joven que termina sus estudios no tiene aún las competencias necesarias para dominar todos los aspectos del oficio.
Formación continua
«Si no nos ocupamos desde ahora en continuar la formación de los jóvenes, chocaremos contra una pared», dice Maarten Pieters. El director de Wostep, el Centro Suizo de Formación y Perfeccionamiento Relojero de Neuchâtel, por ello se muestra confiado: «Las empresas –en particular, las grandes- están perfectamente conscientes de ello y cada vez hacen más a favor de la formación.»
Gracias al desarrollo de estas competencias, la industria relojera suiza evitó y podrá seguir evitando el fenómeno de las deslocalizaciones, «hasta ahora, relativamente limitadas en el sector», comenta Ralph Zürcher.
La relojería helvética tiene aún un gran futuro ante sí, pero teniendo cuidado ante la posibilidad de sucumbir a tentaciones, advierte Maarten Pieters. Su temor radica en que los fabricantes volteen la mirada hacia Asia –sobre todo hacia China- para hacer fabricar allá los componentes de sus piezas de relojería. Si Suiza sólo conserva el embalaje y el sello «made in Switzerland», la industria perderá toda su sustancia.
swissinfo, Daniele Mariani
(Traducido por Patricia Islas Züttel)
En 2005, la industria relojera suiza registró una cifra de negocios equivalente a 12.300 millones de francos suizos, un nivel jamás antes alcanzado.
Suiza es el tercer productor mundial de relojes.
En 2005, Suiza fabricó 24.300.000 unidades a un precio promedio de 377 dólares.
El primer productor de relojes en el mundo es China con 884.600.000 piezas en 2005. El precio promedio de un reloj chino es de un dólar.
El segundo puesto de los mayores productores del mundo lo ocupa Hong Kong con 627.300 unidades.
La industria relojera suiza se encuentra implantada básicamente en los cantones de Neuchâtel, Berna, Ginebra, Solothurn, Jura y Vaud.
Tras haber vivido el apogeo de los años 60, con alrededor de 90.000 empleados repartidos en 1.500 empresas, el sector se redujo, debido principalmente a la llegada de los relojes de cuarzo, producidos en Asia.
A principios de la década de los años 80, existían aún 500 empresas que ocupaban a 30.000 empleados.
Un nuevo crecimiento surgió gracias a la producción en masa de relojes, particularmente de la marca Swatch.
En los últimos años, el sector de la relojería de lujo ha registrado un fuerte crecimiento.
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