‘Labels’, una referencia en el comercio equitativo
Cada vez más mutinacionales se preocupan por obtener certificaciones para los productos que comercializan. Un reciente simposio en Berna analizó sus alcances en el comercio justo.
Pese a los ‘Labels’ o sellos de calidad y los estándares ISO, las críticas continuan, especialmente desde el Sur.
Tomando como ejemplo el plátano, el encuentro en Berna puso los ‘labels’ bajo la lupa y discutió sobre si las transnacionales hacen realmente mejoras en los estándares medioambienteles y sociales en los sitios de producción, o si sus declaraciones son sólo de la boca para afuera.
Al evento asistieron directivos de la transnacional Chiquita, investigadores y representantes de los trabajadores de las plantaciones bananeras, de los consumidores, de los comercializadores, de las ONGs y más de 300 participantes.
Guido Palazzo señaló que la globalización ha liberado a las transnacionales de regulaciones nacionales estatales. «Esta libertad empresarial, que desde los 90 ha acumulado daños a personas y al medioambiente, ha provocado un movimiento contrario en la sociedad civil que presiona a las empresas a desarrollar modelos económicos alternativos más justos».
En este proceso, agregó el profesor de Etica Empresarial en la Universidad de Lausana, los ‘labels’ cumplen dos tareas: representan una señal de calidad para formas alternativas de comercio y desde hace poco inducen hacia la equidad.
«En este paralelismo se trata de elegir entre cooperación y confrontación, entre altos estándares y gran difusión, se trata del conflicto de ideologías sobre economía de mercado y especialmente sobre sus actores globales».
‘Labels’: lo que cuenta es la credibilidad
Más allá de eso, dijo Palazzo, los ‘labels’ deben situarse entre una competencia creciente y credibilidad, en la cual se trata de determinar quién tiene los conceptos, los mecanismos de control y los socios más convincentes. Aquí los consumidores tienen el poder de inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
A su turno, George Jaksch, director de responsabilidad empresarial y asuntos públicos de Chiquita-Europa, afirmó que esta transnacional de alimentos en los últimos diez años «ha reaccionado a la creciente crítica en la opinión pública respecto a los aspectos sociales y medioambientales en sus plantaciones bananeras».
Hemos introducido medidas marcadas por la responsabilidad empresarial frente al ser humano y al ambiente. Entre esas medidas, sostuvo, están la aplicación del éstandard social SA8000, internacionalmente reconocido y certificado.
«Hasta 2005 todas nuestras plantaciones fueron certificadas también por la organización medioambiental Rain Forest Alliance, de la que recibimos la distinción con su Label de la Rana Verde».
Los resultados prácticos de estas certificaciones son la reducción en el uso de agroquímicos y la mejora de la situación social de los trabajadores en las plantaciones, apuntó Jaksch, aunque reconoció que «todavía hay mucho por hacer».
Los dos oradores que sucediron a Jaksch, los costaricenses Gilbert Bermúdez y Hernán Hermosilla, desmintieron sus afirmaciones (ver nota aparte) y manifestaron que después de 100 años de presencia de Chiquita en Centroamérica, siguen las confrontaciones.
Comercio equitativo evita caída de los precios y…
En su conferencia ‘Retos para el comercio’, Martin Rohner, gerente de la Fundación Max Havelaar (Suiza) describió el caso de José Teneseca, campesino bananero de Ecuador, afiliado a El Guabo, cooperativa certificada con el label del comercio equitativo.
Gracias a esta afiliación, Teneseca tiene asegurado un precio mínimo para su producto, independiente de fluctuaciones estacionales, seguro social y su numerosa familia se beneficia de proyectos comunitarios financiados con recompensas del comercio equitativo.
«El comercio equitativo ha logrado mejorar sosteniblemete la posición de los productores en el comercio mundial y su independencia económica, a través de la garantía de precios mínimos, recompensas equitativas y el fortalecimiento de las comunidades locales»‘ señaló.
Johann Züblin, jefe de Estándares y Conformidad Social de la cadena de supermercados Migros, destacó el grado de popularidad y credibilidad que han alcanzado los productos de Max Havelaar.
«Durante varios años ha impulsado un mercado diferenciado. Esta presión ha dado lugar a un cambio de ideas y a que aparezcan otras iniciativas en este campo».
Züblin aseguró que en los próximos años llegarán a los mercados cada vez más productos elaborados de acuerdo a criterios claramente definidos en las esferas social, ética y ecológica.
Hay que separar la paja del trigo
Jacqueline Bachmann, jefa de la Fundación para la Protección de los Consumidores Suizos (SKS) mencionó a supermercados y otros negocios que han descubierto la ecología y la justicia social como estrategia de mercado.
«En principio, no hay nada criticable en ello en tanto lo apliquen y no se queden en palabras. Lamentablemente casi no se puede esperar que las multinacionales actúen sólo por responsabilidad y amor al hombre y a la naturaleza, o que paguen salarios justos».
Los consumidores, enfatizó, no quieren apoyar cualquier campaña de imagen, sino contribuir a mejoras concretas en las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores. La disposición para ello es grande en Suiza.
Por eso hay que separar la paja del trigo mediante los labels. «Una evaluación nuestra, hecha con WWF y Vier Pfoten, ha demostrado que los labels de comercio equitativo en Suiza son ‘muy recomendables’ o ‘recomendables’, solamente la Rainforest Alliance tuvo ‘relativamente recomendable’.
El mejor resultado lo obtuvieron Max Havelaar y Bio-Knospe, según Bachmann. «Para muchos consumidores que compran conscientemente, lo mejor sería una combinación de lo biológico con lo social».
swissinfo, Rosa Amerlia Fierro
– El comercio de productos agrícolas ha aumentado mucho en los últimos 30 años.
– En 1970, los consumidores empezaron a preguntarse por qué los plátanos son tan baratos.
– Fue el comienzo de una historia que condujo al comercio equitativo y al movimiento medioambientalista.
– En 1992 varias organizaciones de ayuda fundaron la Fundación Max Havelaar, que se ocupa de la certificación de productos comercializados equitativamente.
– Con la participación de los grandes distribuidores en el comercio equitativo, la venta mundial de productos con equidad: café, azúcar, chocolate, plátanos, flores, etc. alcanzó a 1.800 millones de francos.
– A pesar de las ganancias crecientes, el comercio equitativo representa apenas el 0.01% del comercio mundial total.
– Los suizos gastan, per cápita, 30 francos al año en productos del comercio equitativo. Con esta cifra están a la cabeza en el mundo.
– A nivel mundial, el 2005 se vendieron productos del comercio equitativo por un valor de 1.100 millones de euros.
– Organizadores del simposio: Pan para el Prójimo, Caritas, claro, Declaración de Berna, Fastenopfer-Acción Cuaresmal Suiza, Sociedad para los Pueblos Amenazados, Greenpeace.
– También HEKS, Helvetas, Pro Natura, Fundación para la Protección de los Consumidores, Swissaid y Terrafair.
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