Las empresas influyen la «vocación» de los suizos
Nueve de cada 10 suizos cuenta con un nivel de formación que rebasa el límite obligatorio. Pero… ¿estudian los suizos realmente lo que quieren o solo lo que pueden?
La OCDE reconoce que el sector privado dicta en gran medida la pauta. La estadística evidencia que esto ha colado a Suiza en una escasa elite de países sin desempleo..
Si Suiza fuera una nación de 100 habitantes, ¿a qué se dedicarían?
De acuerdo con las cifras extrapoladas de la Oficina Federal de Estadística (OFS), habría 10 obreros de baja o nula calificación y 15 más que trabajarían en la industria tras obtener un diploma de formación secundaria.
Diez personas se dedicarían a labores administrativas; 13 serían docentes, intelectuales o trabajarían en la ciencia y la investigación; y 10 más tendrían un empleo como vendedores.
Once serían artesanos dueños de su propio negocio; 5 suizos serían parte de la función pública (en el gobierno o el Parlamento); 13 más se especializarán en dar servicios a otros, especialmente en ámbitos como el cuidado de enfermos, ancianos, niños, limpieza, mantenimiento, etcétera.
Tres suizos o suizas consagrarían su tiempo y energía al campo y los 10 habitantes restantes se dedicarían a actividades diversas que comprenden lo mismo la música o el arte que las asesorías legales, financieras o el deporte.
Pero no hay economía perfecta. En ningún país del mundo el 100% de la población se dedica a la actividad que estudió o que prefiere.
Suiza no es excepción, el enlace entre el sistema educativo y el productivo genera una de las tasas de paro más bajas del continente.
Las ventajas
“Las características del sistema educativo suizo contribuyen en gran medida al éxito formidable que tiene la economía y, especialmente, a la integración de los jóvenes al sistema productivo; un tema que otros países de Europa viven de forma muy distinta”, explica a swissinfo.ch Andrés Fuentes.
Desde París, el experto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en temas de educación y autor del estudio “Mejorando los resultados Educativos en Suiza (2011)” añade que “la formación profesional, a nivel secundario, está muy bien desarrollada en Suiza. Ofrece opciones a quien quiere seguir estudiando, pero también permite adquirir competencias a quien no tiene un particular interés académico”.
En España, contrasta el experto, existe un abandono escolar prematuro muy alto, y muchos jóvenes entran al mercado de trabajo sin calificación, algo que no sucede en Suiza.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Estado de Economía (Seco), Suiza destina alrededor de 28.000 millones de francos suizos anuales a la educación, un monto equivalente a 5,5% del PIB.
Un dato en línea con el promedio de los países de la OCDE. En naciones como Dinamarca, se destina 7,8% del PIB a educación, pero en naciones como España, el dato es de 4,3%.
¿Conexión entre teoría y práctica?
En Suiza solo una de cada 10 personas abandonó las aulas únicamente con la educación obligatoria sobre la espalda. Los nueve restantes tienen algún grado de calificación mayor.
Y las generaciones más jóvenes son las más preparadas. Un fenómeno que se repite en toda Europa, pero no con los mismos en el terreno laboral.
En países como España, los últimos 15 años han gestado una generación de “mileuristas” que salen de las universidades niveles de maestrías y doctorado, pero sin empleo. Aquellos que encuentran una plaza, han de conformarse con salarios de 1.000 euros mensuales o menos.
Andrés Fuente refiere a swissinfo.ch: “La formación profesional a nivel secundario es muy variada en Suiza y contempla todo tipo de actividades, incluidos aquellos nichos de producción en los que el país se especializa y tiene éxito, como la industria farmacéutica o la relojería”.
Pero… ¿estudian los suizos lo que quieren o lo que pueden?
Al interior de la formación profesional, cita, es verdad que son las empresas las que dirigen las formaciones y, como consecuencia, ofrecen aquello en donde necesitan personal. Los estudiantes pasan una parte del tiempo en el colegio, en donde profundizan su educación general, pero otra parte transcurre en las empresas.
Sin embargo, pese a la conexión que existe entre la educación y las necesidades del sector productivo, Suiza es uno de los países con más escasez de talentos.
Obreros calificados y directivos
En 2011, una de cada dos empresas suizas se queja de no encontrar el personal que requiere, según las más reciente encuesta del grupo de recursos humanos Manpower.
Y lo que más hace falta en la actualidad son, según su encuesta anual de escasez de talentos es, en este orden: obreros calificados, directores de empresa, ingenieros, especialistas en tecnologías de la información, técnicos, médicos y personal dedicado al a salud, chefs y cocineros, especialistas en administración y finanzas, colaboradores de servicio externo y chóferes.
Una visión que el sindicato helvético Travail.Suisse confirma. De hecho, según sus previsiones la tendencia se agudizará y “para el año 2030 habrá alrededor de 400.000 puestos de trabajos libres en Suiza por falta de mano de obra”.
Así, la “vocación” de los suizos frecuentemente es dictada por las necesidades de las empresas, pero sólo tres de cada 100 habitantes en edad productiva vive hoy la agudeza de un paro que en países como España en el presente es siete veces mayor.
De acuerdo con la OFS, de la totalidad de la población suiza de entre 25 y 64 años, sólo 11% de los hombres y 17% de las mujeres carece de formación post-obligatoria.
Pero la educación universitaria sigue siendo un privilegio de unos cuantos: 27% entre los hombres y 21% de las mujeres.
Actualmente, la tasa de paro es de 2,9% en Suiza y de 10% en la zona euro. Los países más afectados por este problema son España (21,2%), Irlanda (14,5%), Eslovaquia (13,4%) y Portugal (12,3%).
En Suiza, la educación se basa en el federalismo. Cada cantón define sus prioridades, programas y financiamientos. No existe un Ministerio de la Educación, los esfuerzos se coordinan a través de la Conferencia de los Departamentos Cantonales de la Educación (EDK).
Actualmente existen alrededor de 2 millones de estudiantes de entre 4 y 25 años en Suiza. La educación se divide en cinco escalones ascendentes:
1)Preescolar: Inicia entre los 4 y 5 años, y puede durar uno o dos, según el cantón.
2)Primario: Comienza alrededor de los 6 años de edad y durará entre 4 y 6 años, según el cantón. Es la primera parte de la educación obligatoria.
3)Secundario I: Transcurre entre los 12 y 16 años de edad, aproximadamente, y constituye la segunda parte de la educación obligatoria suiza. Otorga cultura general y comienza a prepararlos para la formación profesional.
4)Secundario II: Dura entre 3 y 4 años y se desarrolla en escuelas de formación general (gimnasios, escuelas de madurez y escuelas de diploma); y en escuelas de formación profesional.
5)Terciario. Comprende la formación profesional superior, las escuelas especializadas de alto nivel, las escuelas pedagógicas y los politécnicos federales
La OCDE sostiene que Suiza posee un sistema de educación eficaz y bien relacionado con el sector productivo.
El 90% de los suizos jóvenes de entre 25 y 34 años tiene un nivel de educación secundaria y una formación que le permite desempeñarse satisfactoriamente en el mercado productivo.
Un porcentaje que se ubica en 70% en el caso de los hijos de inmigrantes.
Un problema que tendría que corregirse desde las etapas más tempranas de la formación desarrollando dispositivos –en guarderías y educación preescolar- que permitan cerrar la brecha en materia de oportunidades y formación para todos aquel que esté en formación.
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