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«Solo las inversiones no harán de Níger una segunda Suiza»

Niamey, la capital de Níger, un país en el que se encuentra activa la fundación Swisscontact. Afp Or Licensors

La ayuda al desarrollo también funciona con Nestlé, el libre comercio y la creación de valor añadido. El director ejecutivo de la ONG Swisscontact habla de capital, mercados e inversiones como otros de pozos y sequías. Entrevista.

Swisscontact es una ONG “diferente”. Mientras muchas organizaciones suizas de ayuda se oponen a viva voz a cualquier colaboración con el sector privado y asumen posiciones más bien críticas frente a la economía, la fundación Swisscontact, cercana a esta última, se dedica desde hace años a realizar exactamente este tipo de proyectos. Hemos conversado con su nuevo director ejecutivo Philippe Schneuwly.

Retrato de Philippe Schneuwly
Philippe Schneuwly es director general de Swisscontact desde el 1 de junio de 2021. Doctor en economía, ha trabajado para la fundación desde 2009, incluso como Director Regional para América Central y en la división de Socios y Clientes. / Daniel Buser


swissinfo.ch: ¿Qué le molesta en los actuales debates sobre la cooperación al desarrollo?

Philippe Schneuwly: Últimamente, ha resurgido el debate sobre la inutilidad de la cooperación al desarrollo. Algunos piensan que es posible apoyar a las empresas locales a través de la “inversión de impacto”. Es decir, la inversión en una compañía no solo se hace con la intención de generar beneficios, sino de producir efectos positivos en el hemisferio sur, por ejemplo, mediante la creación de empleo y la solución de problemas medioambientales.

Es un gran debate porque hay mucho capital que se quiere invertir de manera sostenible. Estos fondos superan los presupuestos de la cooperación pública al desarrollo por un factor de cien o incluso más. Por eso ha surgido la pregunta de si todavía es necesaria la cooperación al desarrollo y si no es mejor reconducir estos capitales en beneficio de iniciativas locales capaces de sostener el desarrollo y la transformación económica en lugar de la cooperación al desarrollo, que se considera un modelo a todas luces agotado.

Algunos creen realmente que es posible transformar un país como Níger en una especie de segunda Suiza a través de las inversiones. Pero lo cierto es que nadie invierte en Níger porque no ofrece las condiciones marco necesarias.

¿Es demasiado arriesgado?

¡Sí, es demasiado arriesgado! Pero como hay tanto dinero, todos creen que se deben utilizar estos fondos. La gente no ha comprendido que la cooperación al desarrollo está para llenar un vacío hasta que lleguen los inversores. Es una idea totalmente descabellada pensar que en un país en vías de desarrollo puedan crearse empresas como en el Silicon Valley. Esto no va a suceder.

Swisscontact apuesta por el empresariado. ¿Tiene más sentido invertir en empresas locales en pregonar la caridad?

La cuestión decisiva es: ¿puede un empresario en un país como Níger tener tanto éxito empresarial como lo tendría en Suiza? La respuesta es: no, tiene que superar obstáculos que no encontrará en Suiza.

Estos obstáculos existen en distintos niveles: en el acceso al capital, a los conocimientos, a las redes y a los mercados internacionales. Es necesario despejar estos obstáculos. No damos limosnas, sino que intentamos influir en el sistema para que surjan oportunidades para la población local.

Este enfoque parece apto para países emergentes o en vías de desarrollo con estabilidad política. Pero ¿qué ocurre con aquellos países más frágiles o en conflicto? Swisscontact evita intervenir en esos países, ¿verdad?

No, esto no es cierto. Por el contrario, somos activos en esos países, por ejemplo, en el Sahel, en Níger, Chad, Malí, Burkina Faso y en muchos países de otros continentes con contextos difíciles.

Para ayudar en esos países hay que ser más modestos. Y de este modo se consigue aproximarse a la ayuda humanitaria. La ayuda humanitaria es, por definición, una obra de caridad con la finalidad de garantizar la supervivencia de las personas.

Si se lleva a cabo un proyecto en Níger no se puede pretender crear un tejido empresarial que permita a las personas alcanzar un nivel de vida igual al de Suiza, para ello faltan las condiciones. Por tanto, hay que hacer concesiones. Sin embargo, esto no significa que debamos abandonar el principio de la “ayuda a la autoayuda”.

Muchas ONG en el sector de la ayuda al desarrollo son críticos con el libre comercio. ¿Tiene el libre comercio ventajas o desventajas para un pequeño empresario en el hemisferio sur?

Depende del tipo de convenio. Para los fabricantes de aceite de palma en Indonesia, el acuerdo de libre comercio con Suiza tiene ventajas porque les permite exportar en mejores condiciones. En cambio, para otros sectores existe el peligro de que las importaciones abaratadas compitan en precio con sus propios productos.

Productos con aceite de palma
Mercado atractivo: Muchos productos alimenticios y de cuidado personal contienen aceite de palma. © Keystone / Christian Beutler

Le doy un ejemplo: supongamos que Europa subvenciona masivamente la pesca o los productos agrícolas y que liberaliza el intercambio comercial con estos productos mediante un acuerdo de libre comercio; en este caso, algunas empresas en los países más pobres dejarían de ser competitivas porque no reciben subvenciones o porque no son tan productivos como sus competidores europeos. 

La cuestión de la celeridad de esta liberalización a partir de la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio es un tema central. Si el proceso transcurre de forma demasiado rápida, se priva a las empresas de la posibilidad de adaptarse. En mi opinión, un acuerdo de libre comercio debe tener en cuenta el hecho de que los países se encuentran en distintas etapas de desarrollo. De este modo podrían surgir oportunidades para ambas partes. En otras circunstancias podrían resultar ventajas leoninas para un país en detrimento del otro.  

Además, si Europa establece acuerdos de libre comercio con un número cada vez mayor de países del hemisferio sur, la ventaja del precio para los productores locales podría reducirse progresivamente. En este caso nos deberíamos preguntar: ¿dónde queda el valor agregado? ¿Se queda con los consumidores europeos o queda algo también para los productores?

La teoría económica es muy clara: la competencia favorece la baja de los precios, con el resultado de que el beneficio se queda en manos de los consumidores. Por tanto, si el acuerdo de libre comercio debe ser un instrumento del desarrollo, debería ser utilizado estratégicamente para favorecer la exportación de productos y servicios, ofreciendo así al país productor una perspectiva de desarrollo. En el caso del convenio entre Suiza e Indonesia, por ejemplo, se ha logrado esto gracias a las ventajas arancelarias concedidas al aceite de palma sostenible frente al producto convencional. Es importante incluir la cooperación al desarrollo cuando se está negociando un acuerdo con un país en vías de desarrollo.

En Marruecos, Swisscontact puso los granjeros lecheros en contacto con Nestlé. ¿Cómo se negocia una colaboración que sea beneficiosa para el desarrollo de un país?

Se logra cuando se integra a los pequeños productores en la cadena de valor. Es preferible concentrarse en sectores en los que las exportaciones ofrecen a los productores locales la oportunidad de vender a mejores precios y en mayores cantidades. Hay que capacitar a los agricultores (as) locales para que puedan suministrar sus productos a un exportador o directamente a un importador en el extranjero, para lo cual necesitan apoyo.

Entonces, ¿grandes consorcios como Nesté no colaborarían con los pequeños productores locales si Swisscontact no les echara una mano a estos últimos para que cumplieran las condiciones?

Posiblemente, una empresa como Nestlé solo compra a los grandes agricultores porque los pequeños agricultores suponen un riesgo demasiado elevado para la calidad y la puntualidad de los suministros. También es posible que compre a los pequeños productores, pero que les paga un precio bajo. A partir del momento en que un pequeño agricultor es capaz de ofrecer buena calidad y fiabilidad, podrá exigir mayores precios. Y si los pequeños agricultores (as) se juntan, podrán en todo caso aumentar su poder de mercado.

¿Qué responde a los críticos de este tipo de colaboraciones público-privadas que afirman que grandes cantidades de capital van a parar a los grandes consorcios que no necesitan precisamente ayudas?

¿Supone esto un problema si al mismo tiempo se beneficia la población local? En mi opinión es una vía de solución si la situación es provechosa para todos, mientras no se subvencionen proyectos que el sector privado hubiese apoyado también sin estos subsidios.

Hemos realizado grandes proyectos en el sector del cacao en Indonesia que cofinanciaron grandes multinacionales como Nestlé, Mondelez, Mars y Barry Callebaut. Lo que paga el sector público y qué parte asume la economía privada, es un tema de negociación. También puede ocurrir perfectamente que paguen demasiado los consorcios. El meollo de la cuestión es: ¿qué beneficios sacan aquellos para los que está diseñada la colaboración?

 
Swisscontact es una organización líder en la realización de proyectos internacionales de desarrollo. La fundación independiente y de utilidad pública fue creada en 1959 por personalidades suizas de la economía y la ciencia. 

La fundación cuenta con un presupuesto anual de cerca de 100 millones de francos suizos. A diferencia de otras organizaciones de ayuda humanitaria no hace campañas públicas de colectas de donativos, sino que se financia a través de los proyectos que realiza. 

 Traducido del alemán por Antonio Suárez

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