Las madres suizas no consiguen ‘tenerlo todo’
Conciliar las exigencias de un cargo directivo con la maternidad es un tema que generó debate en EEUU, después de que una alta funcionaria afirmara que para la mayoría de las mujeres aún es cosa imposible. Un debate del que se hizo eco la prensa suiza.
Respeto, poder, influencia y para rematar con broche de oro, también una familia. Visto desde fuera, Anne-Marie Slaughter, hoy ex directora de Planificación de Políticas de la Secretaría de Estado que encabeza Hillary Clinton, lo tenía absolutamente todo. Todo, excepto tiempo para compartir con su familia, algo que muchas mujeres suizas suelen tener en relativa abundancia.
En julio pasado, Slaughter publicó en una revista estadounidense un ensayo que llamó a un cambio radical en la organización laboral: más horas de trabajo fuera de la oficina, horarios que coincidan con los escolares, y desplazar la cima los años de ejercicio productivo a periodos que no coincidan con los años pico en la crianza de los hijos.
En un artículo posterior -sindicado por varios medios de comunicación internacionales, incluidos algunos suizos- Slaughter expresó su sorpresa ante la apabullante respuesta que generó su artículo original (¿Por qué las mujeres aún no pueden ‘tenerlo todo?, que registró más de un millón de lecturas en el mundo y fue origen de diversas entrevistas que concedió la ex funcionaria a la prensa internacional.
“Las reacciones fueron distintas en cada país”, escribió. “El artículo resultó un test que refleja en qué sitio se encuentra cada país y cuáles han sido sus progresos en materia de igualdad entre hombres y mujeres”.
Entre los medios suizos que dieron cobertura a este trabajo, el Tages-Anzeiger destacó que el debate que llegó a su apogeo en EEUU también se convirtió en Europa en “material explosivo… porque se dirige al talón de Aquiles del feminismo: la maternidad”. Por su parte, el dominical NZZ am Sonntag afirmó que los textos no llevarán el debate mucho más allá del nivel actual, porque en el terreno práctico ningún sexo consigue realmente tenerlo todo.
Cambio de cultura
El trabajo a jornada parcial suele ser la norma para las mujeres suizas que compaginan familia y profesión. El 61% de las que tienen hijos menores de 25 años eligen preponderantemente este tipo de esquema laboral. Una de cada cuatro es madre a tiempo completo y solo el 16% trabaja la jornada íntegra.
Pero, ¿qué tan libres son de tomar estas decisiones? ¿Eligen realmente as mujeres trabajar media jornada o las circunstancias las empujan a ello?
La politóloga suiza Regula Stämpfli tiene claro que las barreras son externas. “Siempre me ha resultado ridículo el debate en torno a la elección, sobre el hecho de que las mujeres se autoimponen barreras. La realidad es que no tenemos alternativa, no contamos con otro modelo laboral viable, ni los hombres ni la mujeres, de hecho”.
En su ensayo, Slaughter escribió que los varones deben disponerse a compartir una mayor proporción de las cargas domésticas. En Suiza, actualmente solo el 7,6% de los padres trabajan jornadas parciales.
Son metas loables, en opinión de Stämpfli. “Pero en el largo plazo, lo que realmente necesitamos es una amplia discusión en materia de familias, maternidad, paternidad, mercado laboral y sobre la forma en la que debemos organizar nuestras sociedades”.
Paradójicamente, aunque Slaughter decidió renunciar a su posición de poder, en sus publicaciones sostiene que se necesita incluir a más mujeres en dichos círculos para reestructurar la sociedad de una forma positiva.
“Solo cuando el número de mujeres que ejerza el poder sea más significativo, crearemos una sociedad que funcione genuinamente para la totalidad de la población femenina… y será una sociedad que resultará funcional para el mundo entero”.
Stämpfli considera que es lamentable que las mujeres deban comportarse como hombres -en términos de horarios laborales y compromisos familiares- si quieren acceder a posiciones importantes de poder.
Siendo la única columnista política que existe en la Suiza alemana, Stämpfli se muestra escéptica respecto al verdadero alcance de la influencia femenina en el país.
“Cuanto más poder esté en juego en una institución, menos mujeres habrá. Si no, miremos lo que sucede en los bancos, los medios, entre los redactores jefe”.
Mujeres en la cima
Sin embargo, el sexo femenino ha escalado visiblemente hacia la cima de la política suiza. Actualmente, tres de los siete miembros del Gobierno son mujeres.
En el Parlamento, la cifra es menos impactante, pero respetable para un país donde la mujer adquirió el derecho al voto hace solo 40 años. El 29% de los representantes del Consejo Nacional (cámara baja) son del sexo femenino, y el dato asciende al 19% en el Consejo de los Estados (cámara alta).
El panorama es menos alentador en el mundo de los negocios, donde el peso de las mujeres en los niveles directivos es menos razonable.
En 2010, exclusivamente el 4% de los cargos directivos estaban en manos de mujeres. Y en los consejos de administración, solo el 8,3% de los miembros pertenecían al género femenino. Estas proporciones se han mantenido estables durante la última década, según la Secretaría de Estado de Economía (Seco).
Todo esto a pesar de que el debate en torno al equilibrio de géneros dentro de los equipos de alta dirección dejó de ser solo una cuestión de justicia e igualdad, para convertirse en un asunto de rendimiento financiero.
Durante los últimos seis años, los resultados de las acciones de las empresas en cuyos consejos de administración figura al menos una mujer fueron un 26% superiores a los que registraron compañías equivalentes que carecen de representación femenina a este nivel. Es lo que revela un reciente del Instituto de Investigación del Credit Suisse.
En 2011, Seco emitió un conjunto de buenas prácticas para alentar a las empresas a nombrar más mujeres en las altas jerarquías, una iniciativa respaldada por dos asociaciones de empleadores. Sin embargo, aún existe una gran falta de voluntad política en la incorporación de una mayor cuota femenina en este ámbito.
Cuidar a los hijos
La sociedad helvética aún concede una gran importancia al papel de la mujer en el cuidado de los hijos, como lo evidencian las directrices de acuerdos de divorcio.
Producto de un fallo emitido por el Tribunal Federal, la más alta instancia judicial de Suiza, las mujeres que no desempeñen trabajos remunerados en el momento del divorcio pueden insistir en permanecer en casa al cuidado de los hijos hasta que el menor de ellos tenga 10 años. Antes de ese momento, nadie puede obligarlas a trabajar, ni siquiera a tiempo parcial.
Son las líneas directrices que los jueces toman como referencia al decidir quién debe generar el ingreso familiar. Es solo cuando el menor de los hijos cumple los 16 años que se espera que la madre trabaje nuevamente jornadas completas.
Pero es abiertamente difícil ponerse al día en términos de salario y antigüedad, cuando se regresa a un empleo a tiempo completo tras una ausencia de varios años o un largo periodo de trabajar jornadas parciales. Y no solo por el tiempo transcurrido, sino también por el factor salarial.
En Suiza, las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres. En las esferas ejecutivas, la brecha se amplía al 30%. Y el 40% de esta diferencia salarial se debe a la discriminación, según la Oficina Federal para la Igualdad de Género.
«Incluso en mi generación, que estaba absolutamente convencida de que las mujeres ganaríamos más que los chicos que estudiaron con nosotros, no nos acercamos a ellos”, sentencia Stämpfli. “Podemos disfrutar de carreras interesantes, pero no son nada comparadas con lo que nuestros colegas, con la mitad de nuestro talento, han podido conseguir”.
Lo que motivó a Slaughter a escribir un amplio ensayo en el que justificaba su decisión de renunciar al puesto de directora de Planificación de Políticas de la Secretaría de Estado de EEUU fue la poco empática respuesta que recibió de algunas mujeres cuando anunció su decisión.
El artículo de portada ¿Por qué las mujeres aún no pueden ‘tenerlo todo’? apareció en la edición julio/agosto de la publicación The Atlantic y desató un profundo debate internacional a través de los medios sociales y tradicionales.
Slaughter, quien regresó a su puesto de profesora en la Universidad de Princeton, afirmó que antes decidir esa razonada renuncia, trabajaba en Washington a cientos de kilómetros de sus hijos (de 12 y 14 años), a quienes solo veía los fines de semana.
“La mujer que ha conseguido ser madre y a la vez una profesional de alto nivel es sobrehumana, adinerada o su propio jefe”, sostuvo Slaughter.
“Sin ser consciente de ello, he experimentado ese sentimiento de culpa que comparten millones de mujeres si no consiguen escalar profesionalmente tan rápido como los hombres y tener al mismo tiempo una familia y una vida hogareña plena”.
Un estudio de la Universidad George Washington –realizado con el apoyo de la embajada de EEUU en Berna- entrevistó a 1.100 profesionales con experiencia laboral en Suiza. El 85% de los encuestados eran mujeres, de las cuales el 70% con estudios universitarios.
Las conclusiones más destacadas del trabajo son:
El 79% de las mujeres considera que el género sí es un factor importante en el ascenso de las carreras profesionales. Solo el 50% de los varones opina lo mismo.
El 73% de las mujeres considera que existen barreras para que el sexo femenino escale a niveles directivos en Suiza; el 61% de los hombres está en desacuerdo.
Ambos sexos apoyan que exista un permiso por paternidad, pero no están de acuerdo en que se extienda a más de 14 semanas la baja por maternidad vigente (una de las más cortas en Europa).
El 18% de los hombres considera la paternidad como un contratiempo para sus carreras. Solo el 3% de las mujeres estima que la paternidad opera realmente en perjuicio del crecimiento profesional de sus colegas masculinos.
El 89% de las mujeres y el 67% de los hombres afirman que tener hijos afecta negativamente la carrera de las mujeres.
El 86% de los encuestados asegura que se necesita cambiar los horarios escolares para hacerlos compatibles con las jornadas laborales de los padres.
El 89% de los varones y el 54% de las mujeres rechaza un sistema de cuotas para asegurar una representación femenina en los consejos directivos.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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