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Las multas dan escalofríos a los bancos pequeños

Tras el desafortunado desenlace del Wegelin, el grueso de sus operaciones fueron adquiridas por el banco privado Nottenstein Keystone

La inminente amenaza de que Washington aplique onerosas sanciones económicas por ayudar a los clientes estadounidenses a evadir impuestos, multiplica los temores de los bancos a sufrir la misma suerte que el Wegelin, el banco privado más antiguo de Suiza que se vio aniquilado por la justicia norteamericana.

Rahn & Bodmer, el banco privado más antiguo de Suiza desde la extinción del Wegelin, confirmó este miércoles (11.09) que el Departamento de Justicia de EEUU (Doj) ha iniciado una investigación penal formal en su contra.

Tras este anuncio, la lista de bancos helvéticos en la mira de las autoridades estadounidenses asciende a 16 instituciones.

Rahn & Bodmer informó que desconoce si su nueva situación le impedirá acogerse al programa de no testificación que pactaron recientemente Suiza y EEUU como parte de un acuerdo para poner fin a su disputa fiscal.

Dicho programa permitirá a aquellos bancos que aún no son objeto de investigación en EEUU, pero sí sospechosos de haber aceptado fondos no declarados de clientes estadounidenses, pagar una multa y evitar los tribunales.

Fundando en 1750, Rahn & Bodmer, tiene sede en Zúrich y cuenta con 200 empleados. Se estima que administra fortunas por 12.000 millones de francos suizos (13.000 millones de dólares), de las cuales una parte mínima pertenece a estadounidenses, según la propia institución.

Agobiados por una creciente carga de costos regulatorios e impositivos que se combinan con menores ingresos, algunos bancos boutique se hallarían al borde del abismo ahora que Suiza y Estados Unidos han firmado un acuerdo para zanjar definitivamente la prolongada disputa fiscal que protagonizaron.

Pero su panorama ya era pesimista de todas formas. En 2012, un total de 13 bancos suizos cerraron sus puertas. Y una encuesta elaborada por la consultora KPMG y la Universidad de San Gall reveló hace unos meses que la cuarta parte de los 103 bancos privados helvéticos podría quebrar en los próximos tres años. Una perspectiva que esbozó antes de saberse que Estados Unidos multaría a los bancos helvéticos que apoyaron a los evasores estadounidenses.

De acuerdo con el estudio, los principales afectados por la desalentadora perspectiva son los llamados bancosboutique, es decir, aquellos que gestionan activos de menos de 5.000 millones de francos.

En la actualidad, nadie conoce a cuánto ascenderá el monto global que deberán pagar los bancos suizos para evitar persecuciones penales en Estados Unidos. Las primeras estimaciones hablan de entre los 5.000 y los 10.000 millones de dólares (entre 4.700 y 9.400 millones de francos suizos).

Los grandes bancos pagarán las multas más onerosas, pero son entidades que tienen constituidas reservas de capital que les permitirían absorberlas. En contrapartida, los pequeños jugadores del mercado serán probablemente los que más sufran, opina Martin Janssen, profesor del Instituto de Banca y Finanzas de la Universidad de Zúrich.

“Veremos a varios bancos en problemas, porque incluso el pago de una multa relativamente pequeña, como 50 millones de dólares, podría dejar a algunos de estas entidades fuera de batalla. Y si finalmente consiguen pagarla, el problema vendrá con los reguladores, porque las instituciones quedarán descapitalizadas”, señala a swissinfo.ch.

El pasado 3 de septiembre, Suiza y Estados Unidos firmaron un acuerdo que busca poner fin a una disputa por evasión fiscal que duró cinco años y que protagonizaron bancos suizos que aceptaron activos de contribuyentes estadounidenses no declarados en su país de origen.

El acuerdo permite a los bancos solicitar a EEUU una “carta de no testificación” (non-target letter) que les compromete a pagar una sanción económica para evitar un juicio.

Los bancos interesados deberán notificar voluntariamente que recibieron fondos no declarados y revelar el volumen de fortunas que acogieron, así como la fecha de apertura de las cuentas correspondientes.

Para las cuentas que ya existían antes del 1 de agosto de 2008, la multa será equivalente al 20% de los activos no declarados que administraba el banco.

Para las que se abrieron entre el 1 de agosto del 2008 y 28 febrero de 2009, el castigo financiero será del 30%.

Y para las cuentas abiertas después del 28 de febrero de 2009, el impuesto a pagar será del 50%.

La Asociación de Banqueros Suizos (ABS) considera que es un acuerdo “doloroso”, pero que permitirá resarcir “la certidumbre en el seno del sector financiero suizo”.

Costos adicionales

Christian Hintermann, experto de KPMG y coautor del estudio bancario antes citado, coincide en que incluso multas de entre 10 y 20 millones de dólares pueden ser consideradas como “significativas” para los llamados bancos boutique.

Todo se reduce al volumen de los activos no declarados –de ciudadanos estadounidenses- que los bancos tienen en sus bóvedas y a si disponen del capital suficiente para absorber las multas que les impongan las autoridades de estadounidenses, añade.

A ello se suman costos adicionales derivados del tiempo que pasarán tamizando la información de sus clientes para identificar los haberes no declarados. Una tarea que podría resultar especialmente costosa para los bancos que renovaron recientemente sus sistemas informáticos, ya que les será más difícil rastrear este tipo de datos específicos.

Sobre su capacidad para enfrentar multas y nuevos gastos, un sondeo realizado por swissinfo.ch entre media docena de bancos pequeños dejó claro que la mayoría de ellos se abstiene de comentar  o afirma que apenas está evaluando las implicaciones que tendrá para su tesorería el acuerdo firmado entre Berna y Washington.

Junio de 2007. El fisco estadounidense (Internal Revenue Service, IRS) inicia una discreta investigación sobre las gestiones del UBS y la potencial evasión que promovió entre sus clientes estadounidenses entre 2001 y 2007.


Junio de 2008. El ex directivo del UBS, Bradley Birkenfeld, confiesa que asesoraba a clientes acaudalados de EEUU para evadir al fisco y reconoce que era una práctica frecuente en el banco.

Febrero de 2009. El IRS consigue que el UBS le entregue una lista con 250 nombres de clientes sospechosos y multa con 780 millones de francos al banco por su proceder indebido.

Agosto de 2009. El Departamento de Justicia de EEUU (Doj) toma las riendas del caso y exige al UBS que le entregue información confidencial de 4.500 cuentas de clientes de EEUU. El Gobierno suizo interviene en la negociación y autoriza al banco a entregar los datos, entrega que debe aprobar el Parlamento.

Julio de 2011. El DoJ notifica al Credit Suisse sus sospechas de que ha encubierto fondos no declarados de clientes estadounidenses por 3.000 millones de dólares. Se conoce que EEUU investiga a más bancos suizos.

Enero de 2012. EEUU acusa a Wegelin, el banco privado más antiguo de Suiza, de conspiración y apoyo a contribuyentes estadounidenses para evadir impuestos por 1.200 millones de dólares. Acorralado, el banco se ve obligado a liquidar su negocio de gestión de fortunas y cesan sus operaciones, mientras el proceso penal sigue su curso.

Julio-septiembre de 2012. Al menos una docena de bancos suizos son sospechosos de formar parte de una red que promovió la evasión fiscal entre clientes de EEUU. HSBC, Julius Baer y algunos bancos cantonales, entre otros, temen sufrir la misma suerte que Wegelin.

Febrero del 2013. Wegelin se declara culpable ante un tribunal de Nueva York. Su fin se confirma.

Abril de 2013. Berna autoriza la entrega de información bancaria confidencial a EEUU que incluye datos sobre el recorrido que hicieron las cuentas de estadounidenses de un banco a otro.

Abril de 2013. El Parlamento rechaza la iniciativa del Gobierno y la entrega de información sensible.

Julio de 2013. Presionada por EEUU, Berna opta por un Plan B que permitirá la autorización “caso a caso” de la entrega de información bancaria confidencial a EEUU.

“Todos” los pequeños en riesgo

Christian Rahn, socio de Rahn & Bodmer –un banco privado mediano que opera en Suiza desde 1750- confía en que para su institución será “manejable” cualquier multa potencial que reciba, ya que cuenta con fondos reservados para el pago de las cuentas legales.

Y aclara que su banco, en particular, dio la espalda desde 2008 a todos los activos estadounidenses no declarados ante el fisco y aconsejó a los clientes que tenían presentarse ante las autoridades de su país para asumir sus responsabilidades.

Pese a ello, Rahn declara a swissinfo.ch que “probablemente todos los bancos suizos de gestión mercantil (bancos privados) han tenido y siguen teniendo clientes estadounidenses que no han declarado sus activos. Así que creo que serán muchos los bancos suizos que deberán adherirse al acuerdo”.

Firmado el 3 de septiembre, el acuerdo entre Berna y Washington incluye un programa dirigido a un centenar de bancos que aún no son sujeto de ninguna investigación por parte del Departamento de Justicia de EEUU (DoJ), pero sí sospechosos de haber recibido activos de clientes norteamericanos que querían escabullirse del fisco.

Los bancos que están en este supuesto tienen la oportunidad de pedir a EEUU una “carta de no testificación”, documento que les permitirá pactar una multa a cambio de evitar los tribunales.

Muchos de estos bancos habrían cazado a los clientes estadounidenses que abandonaron al UBS cuando este gigante fue acusado en 2008 de apoyar la evasión de impuestos entre contribuyentes norteamericanos. En aquel momento, muchos bancos pequeños acogieron los activos de los defraudadores, porque consideraron –erróneamente- que no serían investigados por el DoJ al no temer operaciones en Estados Unidos.

El caso tristemente más célebre es el del Wegelin. En 2012, el banco privado más antiguo de Suiza fue acusado en Nueva York de haber provocado un daño al fisco estadounidense por 1.200 millones de dólares. La institución debió pagar una multa de 74 millones de dólares, pero este proceso le afectó de tal forma –en lo económico y en la reputación- que el banco se vio obligado a cerrar sus puertas.

Lo peor, aún por venir

La desaparición del banco privado más antiguo de Suiza fue una descarga eléctrica para todas las entidades del sector. Pero el panorama se ensombreció aún más en julio, cuando el Gobierno suizo autorizó a la banca suiza a entregar a las autoridades de EEUU información sobre el recorrido que hicieron de una institución crediticia a otra los fondos pertenecientes a defraudadores estadounidenses.

Este proceso de rastreo de evidencias incriminatorias, conocido como la entrega de listas de fugitivos, deja claro que ya no hay sitio para esconderse en la banca suiza, incluidos los pequeños y discretos bancos boutique que no tienen presencia fuera de Suiza.

Y más de un observador vaticina que los nuevos casos Wegelin están a la vuelta de la esquina.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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