Las tasas de interés negativas amenazan la economía
Al abandonar el tipo de cambio mínimo del franco frente al euro, el Banco Nacional Suizo también anunció tasas de interés negativas, en un intento por reducir el atractivo de su moneda nacional. Una medida poco común cuyos efectos sobre la economía, el ahorro y las pensiones se cuestionan cada vez más.
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Periodista y jefe adjunto de la redacción que agrupa los tres idiomas nacionales de swissinfo.ch (alemán, francés e italiano). Anteriormente trabajó en Teletexto y rts.ch.
Pagar por colocar su dinero en una cuenta de depósito del Banco Nacional Suizo (BNS) es una medida que se adoptó por primera vez el 18 de diciembre de 2014 y se reforzó el pasado 15 de enero, cuando el banco central decidió abolir el tipo de cambio mínimo entre el franco y el euro. Su objetivo central: ahuyentar a los inversores que consideran la divisa helvética como un valor refugio y evitar así una apreciación excesiva del franco.
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Por qué el banco central detesta tener un valor refugio
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La crisis bancaria de 2008 sumió a varios países en el estancamiento o en la recesión. Los inversores buscaban un lugar donde preservar el valor de los activos que les quedaban. Muchos abandonaron el dólar y el euro por el franco suizo, lo que generó un dramático impacto en los tipos de cambio. A finales…
Pero las tasas de interés negativas, fijadas en -0,75% para la transferencia de activos que superan un monto determinado, son objeto de crecientes críticas en Suiza, tres meses después de la introducción de la medida. ¿Quiénes son los verdaderos ganadores y quiénes los perdedores de esta política monetaria que no se practicaba en el país alpino desde los años 70?
Los propietarios inmobiliarios: Contraer un crédito para adquirir la vivienda de sus sueños jamás había sido tan barato en Suiza como lo es ahora. En el caso de una hipoteca a 10 años con tasa fija, los compradores potenciales pueden conseguir un crédito a un tipo de interés de entre 1,5 y 2%. Sin embargo, pese a las medidas tomadas por el BNS y el Gobierno suizo (como limitar la retirada de activos de las pensiones o un mayor requerimiento de fondos propios para los créditos a la vivienda), el riesgo de sobrecalentamiento del mercado hipotecario es una realidad, según nuestros dos economistas.
“Por ahora, las necesidades de vivienda aún son elevadas y los capitales fluyen por doquier. Pero de presentarse una coyuntura negativa, o si se reduce el crecimiento demográfico como resultado de la votación del 9 de febrero de 2014 con respecto a la inmigración, los precios podrían caer rápidamente”, se inquieta Samuel Bendahan.
“Al obligar a los distintos actores del mercado a deshacerse de sus posiciones líquidas, se está corriendo el riesgo de alimentar burbujas. En este caso, la inmobiliaria”, añade Paul Dembinski. Las cajas de pensiones, en particular, dice, están volviendo la mirada masivamente hacia la inversión en ladrillos por considerarla una alternativa segura y rentable, pero la cuestión es hasta cuándo lo será.
Colectividades públicas: En Suiza es posible ganar dinero endeudándose. Según una investigación de la agencia ATS, los bancos extranjeros que operan en el país alpino proponen a los cantones pagarles intereses al solicitar préstamos de corto plazo. Y al menos siete de ellos ya se habrían dejado seducir por tal oferta. “La carga de la deuda se reduce, y esto es una buena nueva para el Estado”, destaca Samuel Bendahan, quien también es diputado socialista en el Parlamento del cantón de Vaud.
Paul Dembinski recuerda que las colectividades públicas “también se están viendo afectadas por las tasas de interés negativas que pagan los bancos”, ya que poseen recursos líquidos.
Las Pyme: En principio, el acceso barato a capital debería beneficiar a las pequeñas y medianas empresas suizas, pero la realidad es otra. “La incertidumbre que sobrevuela la economía mundial inhibe la inversión de las empresas. El verdadero problema no es el costo del capital, sino los riesgos que pesan sobre este”, afirma Samuel Bendahan.
Dinero en efectivo: Uno de los objetivos que se fijó el BNS fue incitar a los ahorradores e inversores suizos a depositar su dinero en el extranjero para restarle presiones al franco. No obstante, la eliminación del tipo de cambio mínimo produjo el efecto inverso y reforzó la confianza en la divisa suiza. Para evitar pagar más impuestos, algunas instituciones, entre ellas las cajas de pensiones (el denominado segundo pilar), han vislumbrado opciones como retirar sus posiciones más líquidas para depositarlas en cajas fuertes, según reveló una investigación de la televisión suiza de habla alemana SRF.
Una tendencia que inquieta al banco central. «Los intentos de eludirlastasas de interés negativasno ayudan a Suiza, van en contra de la intención de la política monetaria actual”, afirmaba recientemente Thomas Jordan, presidente del banco central.
“Esta prisa por hacer líquidos los activos es muy tentadora pero, aunque no lo reconozcan oficialmente, los bancos ya están comenzando a poner piedras en el camino a quienes realizan retiradas masivas. Y no puede descartarse la posibilidad de que en el futuro se apliquen límites o impuestos a las retiradas en efectivo que se realicen”, advierte Paul Dembinski.
LOS PERDEDORES
Los trabajadores: A principios de marzo, el UBS publicó un estudio con tono alarmista en el que afirma que, de continuar la debilidad de las tasas hasta el año 2017 –lo que se sumaría a la fortaleza del franco suizo–, habrá un repunte importante en el desempleo que afectará sobre todo a la mano de obra no cualificada. Con un costo de capital tan barato, refieren los economistas del UBS, el factor trabajo se encarecerá de forma automática.
“Y los efectos de las tasas de interés negativas podrían ser aún más graves a largo plazo que la abolición misma del tipo de cambio mínimo por parte del BNS”, alerta Lukas Gähwiler, del UBS Suiza. “Este tipo de cambio mínimo protegía la economía interna; las tasas negativas actuales golpean sin distinción a todos los actores que operan en francos suizos”, denuncia Paul Dembinski.
Las cajas de pensiones: Administran fondos líquidos por un valor de 40 000 millones de francos suizos, lo que equivale a entre el 5 y 6% de la fortuna total que gestionan: 730 000 millones de francos, según estimaciones de Hanspeter Konrad, director de la Asociación Suiza de Fondos de Pensiones (AsipEnlace externo). De repercutir sobre la totalidad de estos activos líquidos, la existencia de tasas de interés negativas podría arrebatar a las pensiones de los suizos rendimientos por unos 300 millones de francos.
Sin embargo, el principal problema que enfrentan las administradoras de pensiones es otro. La perspectiva de que las tasas de interés bajas se mantengan a largo plazo y que dichos rendimientos negativos aceleren la necesidad de reformas para este sector. “Estamos frente a una verdadera bomba de efecto retardado que supone un riesgo real sobre el nivel que tendrán los ingresos futuros (de los jubilados)”, dice Samuel Bendahan.
Paul Dembinski estima que el BNS ha creado un contexto “malsano” para las cajas de pensiones. “Vulneradas por esta decisión (del banco central), las cajas se ven obligadas a tomar decisiones de inversión que podrían ser negativas para el futuro. Por ejemplo, comprar obligaciones de largo plazo que, en caso de un cambio de tendencia, podrían provocarles grandes pérdidas”.
Los pequeños ahorradores: Actualmente, las raquíticas tasas de interés (entre 0,2 y 0,05%) que ofrecen los bancos suizos a sus clientes no son suficientes para pagar siquiera las comisiones que los propios bancos les cobran por gestionar fondos. “Así, los pequeños ahorradores ya están viviendo ‘de facto’ bajo un régimen de tasas de interés negativas”, anota Samuel Bendahan.
Paul Dembinski no descarta que los bancos vayan aún más lejos. “No veo ninguna razón que impida a los bancos facturar las tasas de interés negativas a sus clientes pequeños”. Aunque en el plano político y psicológico sería algo muy difícil de aceptar en un país que presume ser el campeón mundial del ahorro.
Los bancos: Además de los costos directos intrínsecos a la remuneración negativa de los depósitos a la vista en el BNS –que podrían sumar 1 000 millones de francos suizos, según el UBS–, las tasas de interés extremadamente bajas también afectan a los propios bancos. “Con todas las instituciones que viven del otorgamiento de crédito, la banca al detalle ve cómo se reducen sus márgenes”, subraya Samuel Bendahan.
“Los intermediarios financieros están obligados a cobrar comisiones y no es sostenible esta carrera en descenso que estamos observando”, añade Paul Dembinski.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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El franco fuerte pone en aprietos al este europeo
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Muchos ciudadanos de Europa del Este contrataron créditos en francos suizos en los últimos años debido a los beneficios que prodiga la estabilidad de esta divisa. Tras la reciente apreciación de la moneda helvética, sus deudas son una fuente de angustia.
En 2009, la polaca Agniezska Gagala contrató en su país un crédito hipotecario por 260 000 eslotis (64 000 francos suizos). Una deuda que en enero pasado –cuando el Banco Nacional Suizo (BNS) abandonó el tipo de cambio mínimo franco-euro – escaló a 500.000 eslotis. Toda una fortuna para ella.
Así, la joven de 32 años pasó de consagrar 1 200 eslotis mensuales al pago de su hipoteca a 2 000 eslotis, tras lo cual solo le quedan 600 eslotis para el resto de sus gastos. “No pueden imaginarse lo angustiada y enojada que estoy en este momento”, confiesa a swissinfo.ch.
“Mucha gente que contrató créditos en francos suizos no era consciente de los riesgos que implicaba esta elección. No se les explicó bien la situación. Los banqueros no pueden esperar que los clientes tengan los mismos conocimientos que un economista”, añade.
Y Gagala no es la única en esta situación. En los últimos años, unas 500.000 familias polacas contrataron préstamos en francos. El Banco Nacional Suizo (BNS) estima que los créditos hipotecarios de clientes de Polonia ascienden hoy a 230 000 millones de francos. Una suma menos significativa que la registrada en 2009 (cuando sumaban 397.000 millones), pero que se ha convertido en un problema desde enero pasado.
En su momento, varios países de Europa del Este contrataron créditos en francos para beneficiarse de la estabilidad de esta moneda y de los bajos tipos de interés suizos. Pero estas ventajas se esfumaron a partir de 2008, cuando estalló una crisis financiera global y el franco suizo se convirtió en un valor refugio.
No más créditos en francos
Ante la formación de la ‘burbuja monetaria’ antes descrita, algunos gobiernos optaron por reducir su exposición al franco. Hungría obligó a los bancos a convertir las hipotecas denominadas en francos suizos en créditos en florines húngaros. Y Serbia prohibió la contratación de créditos hipotecarios en francos suizos a partir de 2011.
Sin embargo, los hogares polacos siguieron endeudándose en francos para financiar inmuebles, automóviles y otros bienes. Actualmente, se estima que los créditos morosos de clientes polacos suman 36 000 millones de dólares (32 500 millones de francos).
El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) deja claro, no obstante, que el problema que enfrenta hoy el este europeo con estos pasivos no es tan grave como el de 2008. Hace poco más de seis años, el 97% de las hipotecas húngaras se hallaban contratadas en francos, según Piroska Mohácsi Nagy, economista del BERD. Y la mayor parte de estos créditos se habían firmado a partir de 1991, después de la caída de la Unión Soviética.
Una crisis moderada
“En el presente, la exposición al franco suizo se ha reducido”, escribía el BERD en su web el pasado 26 de enero. “El riesgo sistémico es limitado, o casi inexistente, si se compara con la situación que prevalecía en 2008”.
Sin embargo, aunque la reciente apreciación del franco no amenaza la solvencia de los Estados o de los bancos, si hace mella en las finanzas de los ciudadanos y genera nuevos riesgos de inestabilidad en países que ya viven problemas sociales. De ahí que los gobiernos de Polonia y Rumanía hayan recibido exhortos para apoyar a sus ciudadanos con deudas en francos.
Repercusiones en cadena
Al igual que en 2008, la reciente e intempestiva apreciación del franco suizo ha generado nuevas víctimas. Se trata esencialmente de personas que contrataron créditos en francos.
El gobierno francés estudia la posibilidad de inyectar recursos frescos a un fondo que se creó tras la crisis de 2008, cuando algunas ciudades y distritos se vieron atrapados por créditos que se habían encarecido repentinamente (por ajustes cambiarios).
La repentina apreciación que experimentó el franco en enero pasado aumenta la presión sobre los deudores de aquella etapa que aún tienen pasivos por 10 000 millones de euros (10 400 millones de francos), según Reuters.
Los medios alemanes informaron de que diversas comunidades han tenido problemas para pagar deudas contratadas en francos, en un momento en que consideraban que la divisa suiza menos volátil que el euro.
Los polacos con créditos en francos están inconformes, sobre todo, con los bancos comerciales –muchos de ellos propiedad de inversores extranjeros– porque les ofrecieron créditos en francos como su primera opción.
“Estamos muy indignados y convencidos de que los bancos nos engañaron, estafaron a nuestras familias, a nuestros hijos. Los bancos están por encima de la ley”, expresó por escrito a swissinfo.ch un deudor polonés que pidió ser identificado como W.S.
“Queremos que los bancos conviertan nuestras deudas (en francos) en eslotis y que se utilice el tipo de cambio vigente cuando contratemos los créditos. No puede ser que el consumidor asuma el 100% del riesgo y los bancos ninguno”, sentencia Gagala.
“También le reprochamos al Banco Nacional Suizo no habernos advertido jamás sobre la probabilidad que había de que renunciara al tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro. Ha sido un gran ‘shock’ para muchos de nosotros. La gente ha entrado en pánico y es el tipo de estrés que afecta la salud”, puntualiza.
Las soluciones son complicadas
A pesar de que hubo advertencias en los últimos seis años sobre los riesgos que traían consigo las fluctuaciones cambiarias, hoy, muchos deudores se dicen engañados. Algunos afirman que los bancos los llevaron a tomar créditos en francos sin hablarles claramente de los riesgos en los que incurrían.
Frecuentemente se quejan de que, tras la crisis que estalló en 2008, las instituciones de crédito animaban a la clientela a invertir y endeudarse en francos vía esquemas complejos que no entendían a cabalidad.
El Gobierno polaco, que se enfrenta a un proceso electoral este año, intenta encontrar una solución que le permita preservar la credibilidad de su plaza financiera y la opinión favorable de medio millón de electores.
Se ha descartado la posibilidad de que Polonia replique la decisión de Hungría de realizar una conversión obligatoria de préstamos denominados en francos a pasivos denominados en la moneda local. Pero se espera que los bancos sí hagan concesiones a sus clientes, como el beneficio de las tasas de interés negativas en francos y prórrogas en el pago de sus créditos.
Hay países que ya tomaron cartas en el asunto. Poco después del anuncio del banco central suizo, el Parlamento croata votó a favor de imponer un tipo de cambio artificial para los bancos (en beneficio de los clientes). Y Rumanía revisa qué medidas puede tomar para atenuar las consecuencias de los créditos en francos suizos de alrededor de 75.000 ciudadanos.
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La decisión del banco central de abandonar el tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro será una verdadera prueba de supervivencia para muchas pymes.
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