Los bancos extranjeros empiezan a ‘hacer maletas’
En Suiza, el número de bancos extranjeros pasó de 162 en 2009 –su nivel máximo- a solo 121 instituciones a finales de mayo del 2014, luego de confirmarse que Lloyds, ABN Amro, Santander e ING ‘hacían maletas’ para partir.
La tendencia se acentuó en julio, cuando se anunció que el Bank Leumi, de origen israelí, sería vendido a Julius Baer y que el banco privado portugués Espirito Santo pasaba a nuevas manos. Posteriormente, fue el banco británico Standard Chartered quien notificó que buscaba comprador para su división helvética.
Y esta cifra de 121 bancos no incluye todas las operaciones que han realizado otros bancos para “recortar” sus operaciones en el mercado suizo, aunque no abandonen el país. Ejemplo de ello es el HSBC, que decidió vender activos de su clientela por 10.000 millones de francos suizos (11.000 millones de dólares) a nuevos jugadores internacionales.
En opinión de la Asociación de Bancos Extranjeros en Suiza (Enlace externoAFBS), los bancos provenientes de Brasil, China y Singapur están listos para llenar los vacíos que dejan entidades de Estados Unidos y Europa. La tendencia del mercado parece confirmar esta predicción.
El grupo brasileño Safra –que en 2011 compró el banco Sarasin a sus propietarios holandeses-, anunció en abril la adquisición de las operaciones suizas de banca privada del gigante estadounidense Morgan Stanley. Y en julio pasado, el también brasileño BTG Pactual informó sobre la compra de las operaciones de banca privada del BSI, que estaban en manos de accionistas italianos.
“También hemos escuchado rumores de que los bancos chinos y singapurenses están haciendo planes para venir”, dice a swissinfo.ch Martin Maurer, secretario General del AFBS. “Algunos bancos de economías emergentes han alcanzado ya la talla necesaria para expandirse a nuevos mercados. Y Suiza es un sitio atractivo para quienes buscan diversificar sus operaciones dentro de la banca privada”.
Un futuro incierto
La especulación sobre la posibilidad de que haya más bancos chinos en Suiza cobró especial fuerza luego del reciente Acuerdo Bilateral de Swap de Renminbi pactado por los bancos centrales de Suiza y de China. Y el siguiente paso en la ambición de Suiza por convertirse en el nuevo hub internacional para los renminbis sería justamente el establecimiento de un banco chino en tierra helvética.
Pero mientras este tema se define, Martin Shilling, director de Servicios Financieros de PricewaterhouseCoopers SuizaEnlace externo, estima que habrá nuevas víctimas dentro de la banca extranjera con operaciones en Suiza.
La consolidación de los bancos foráneos avanza a un ritmo más acelerado que el que observan los jugadores domésticos, afirma.
“Siempre se habló de una gran oleada de consolidaciones al interior del sector bancario suizo, pero no ha sido realmente el caso”, dice Shilling a swissinfo.ch “Por mucho, el principal proceso de contracción ha tenido lugar entre los bancos foráneos, un grupo que superó toda predicción. Aún podrían verse nuevas transacciones (ventas o fusiones) durante las semanas, meses y años por venir”, añade.
Independientemente de ello, tanto los bancos extranjeros como los domésticos se enfrentan a los mismos retos: los efectos de la crisis que aún se dejan sentir en el mercado y en el apetito de los clientes; la cruzada global contra la evasión fiscal que ha generado una marejada de problemas legales; y el creciente costo de instrumentar nuevas regulaciones que buscan que los bancos sean menos riesgosos para las economías en caso de quiebra.
Dificultades externas
Muchos de los bancos extranjeros que se han visto afectados pagan en realidad el precio de haber utilizado el secreto bancario en el pasado para ofrecer a clientes evasores un resguardo para sus activos no declarados.
La rama zuriquesa de Leumi, por citar un ejemplo, es uno de los 14 bancos que son investigados por el Departamento de Justicia de EEUU por encubrir el incumplimiento fiscal de su clientela.
Otros bancos se han visto forzados a vender más bien porque un mercado adverso les ha dejado sin utilidades. Espirito Santo está atrapado entre ambos fuegos: dañado por sus malos resultados financieros y también por la detención en Portugal de su ex presidente (y miembro de la familia fundadora) Ricardo Espírito Santo Silva Salgado por cargos vinculados a la evasión fiscal.
Pero si hay que definir una razón central por la que los bancos extranjeros están ‘haciendo maletas’–o recortado sus operaciones- es porque Suiza representa para ellos solo una pequeña porción de su negocio global, advierte Martin Schilling.
“Con presiones regulatorias y económicas crecientes, algunos grupos bancarios internacionales han decidido deshacerse de la parte de sus portafolios que no está relacionada con sus operaciones principales”, dice a swissinfo.ch
Un panorama cambiante
La crisis financiera global ha obligado a todos los bancos internacionales a replegarse y reevaluar estrategias. Las instituciones se han visto confrontadas a una caída en las utilidades (o a pérdidas considerables en algunos casos); y a la exigencia de los reguladores de mejorar el control de riesgos y de aumentar las reservas de capital, lo que para muchos grupos ha implicado suprimir los negocios cuyos ingresos no justifican su existencias.
Por otra parte, en el selecto mercado de los bancos privados, algunos propietarios comenzaron a considerar sus instituciones un lujo que no podían permitirse debido a los riesgos legales y de reputación que supuso para muchos de ellos la existencia de investigaciones de carácter fiscal.
Pese a ello, Martin Maurer está convencido de que la banca extranjera se estabilizará en Suiza e, incluso, volverá a florecer.
“Si se observa la tendencia de consolidación registrada durante los últimos dos años sería fácil pensar que en cinco años ya no habrá ni un solo banco extranjero en Suiza y eso, simplemente no sucederá”, afirma Maurer.
“Ciertamente, habrá menos instituciones financieras foráneas que antes, pero serán más grandes y provendrán de distintas regiones geográficas”, puntualiza.
Los bancos árabes se fortalecen
Los bancos árabes avanzan a contracorriente del resto de la banca extranjera en Suiza, que actualmente cierra sus puertas o recortan operaciones.
De las 10 entidades de este origen árabe que operaban en 2008 –antes de que estallara la crisis- solo desapareció en 2012 el Faisal Private Bank, que operaba en Ginebra. Los costos derivados de una malograda incursión en Estados Unidos y en Europa del Este fueron la principal razón de su desaparición en Suiza.
En contrapartida, entidades como el Falcon Private Bank –originaria de Abu Dabi y también con presencia ginebrina- expanden sus operaciones. Este banco adquirió activos del Hyposwiss Bank y compró las operaciones europeas de Clariden Leu (entidad perteneciente a Credit Suisse).
Hasta ahora, los bancos árabes -especializados en la banca de inversión- no se han visto afectados por escándalos fiscales.
Nasri Mulhamé, consultor bancario y ex directivo de una de estas instituciones, dice a swissinfo.ch que “los clientes árabes no están en Suiza para evadir impuestos ya que las tasas impositivas son muy bajas, o incluso inexistentes, en sus países de origen”.
“Vienen a aprovechar la estabilidad política de Suiza. Si se quiere un destino seguro para las inversiones en tiempos de incertidumbre, Suiza sigue siendo a mejor opción”, afirma.
La banca suiza ha tenido particular éxito en Ginebra ya que muchos propietarios de fortunas valoran la comodidad de comunicarse en francés, así como el elevado nivel de vida del país y la creciente importancia que Suiza adquiere como centro de comercialización mundial de materias primas.
Una tendencia que tiene su origen los 70’s, cuando Medio Oriente comenzó a vender petróleo al mundo, pero carecía de un sistema financiero lo suficientemente avanzado y sofisticado como para realizar las transacciones correspondientes.
Traducido del inglés por Andrea Ornelas
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