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¿Necesita Suiza un fondo soberano?

Las siluetas de dos personas frente a un panel blanco del Banco Nacional Suizo
El Banco Nacional Suizo está en contra de inyectar recursos para la creación de un fondo soberano. Keystone

Singapur tiene uno; Noruega, también; e incluso Papúa Nueva Guinea cuenta con el propio. ¿Por qué Suiza no habría de tener un fondo soberano de inversión (FSI)? Los argumentos que lo alientan desde 2011 fueron sólidamente desmantelados el año pasado. Pero parece que el proyecto quiere levantar la cabeza nuevamente.

La diputada socialista, Susanne Leutenegger Oberholzer, intenta revivir un debate parlamentario sobre la conveniencia de que Suiza cree un fondo soberano. Según manifestó recientemente a los medios, el país necesita un FSI para invertir en empresas emergentes tecnológicas que sean capaces de proteger las futuras ‘joyas de la corona’ de Suiza del insaciable apetito de los capitales chinos.

Aunque con un enfoque ligeramente distinto, el reconocido economista del UBS, Daniel Kalt, coincide en la conveniencia de que exista un FSI suizo. Pero a su juicio, los fondos deben provenir de las utilidades del banco central y no de las cuantiosas reservas internacionales que gestiona.

¿Necesita Suiza realmente un fondo soberano? Desde un punto de vista económico, posiblemente no. El país ha gozado de un crecimiento estable durante muchos años sin necesidad de un FSI, incluso en tiempos en los que el resto de Europa se tambaleaba. La experiencia dice que las convocatorias para crear un fondo soberano tienen un origen político, no económico.

El Banco Nacional Suizo (BNS) cuenta actualmente con reservas internacionales que rondan los 720 000 millones de francos suizos (743 000 millones de dólares). Estas dan solidez a la economía y aseguran que el país pueda hacer frente a cualquier apreciación indeseable del franco frente al euro y el dólar. La mayor parte de ellas se denomina en divisas extranjeras y bonos, pero hay una cantidad creciente de acciones y participaciones empresariales [de firmas como Apple o Facebook]. Un universo de inversión poco convencional para los bancos centrales.

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Oposición a la idea

El debate sobre la creación de un fondo soberano suizo surgió en 2011, al emerger el temor de que el BNS pudiera perder el control de la política monetaria [ante la diversificación de sus activos. Durante años, los partidarios de un FSI argumentaron que era mejor contar con una entidad controlada por el Gobierno y dedicada a gestionar activos que valen miles de millones de francos, que tener un BNS opaco y sin experiencia en la administración de estas inversiones.

Sin embargo, en un detallado análisis publicado en abril de 2016, el gobernador del BNS, Thomas Jordan,Enlace externo desmanteló esos argumentos y afirmó que crear un fondo soberano suizo era un sinsentido solo sustentado en “motivaciones políticas”.

Aunque se cita con frecuencia el exitoso caso del fondo soberano noruego, explicó entonces, no existen bases reales de comparación. El FSI de Noruega se nutre con recursos provenientes de los ingresos fiscales y de las ganancias petroleras.

En el caso de Suiza, “para su constitución, el gobierno tendría que comprar reservas internacionales al banco central. Y no está claro de dónde provendrían los recursos necesarios para ello. Posiblemente, de los mercados financieros, lo que llevaría al gobierno a un endeudamiento inconveniente. Por otra parte, si el banco central necesitara esas reservas internacionales en el futuro por razones monetarias [como frenar una apreciación excesiva del franco], ya no estarían disponibles, provocando desórdenes cambiaros”, declaró Jordan.

“El BNS gestiona las reservas internacionales de una forma profesional y está considerado como un banco central líder en la gestión de activos”, añadió el gobernador del BNS. Además, un fondo soberano exigiría asumir “riesgos importantes porque uno de sus objetivos es generar rendimientos, lo que entra en contradicción con el mandato fundamental del BNS que es mantener una inflación estable”, refirió.

En diciembre pasado, el Gobierno también rechazó la idea de un fondo soberano al considerar que interferiría en la autonomía del BNS. En el caso del planteamiento de Daniel Kalt, de que el fondo soberano se constituya con las ganancias del banco central –y no con las reservas internacionales–, se verían afectados los intereses de los cantones, el Estado y otros accionistas, que hoy son beneficiarios de las utilidades que genera cada año el BNS.

Por ello, aunque el interés político en la creación de un fondo soberano sigue intacto, también se mantienen firmes los argumentos en contra por parte de algunos círculos políticos, económicos y mediáticos. Además, las recientes noticias negativas sobre el fondo soberano de Malasia (1MDB) y su homólogo catarí (Qatar Investment Authority) frenan el entusiasmo y llevan a pensar que, al menos por el momento, las posibilidades de que un fondo soberano suizo deje de ser una quimera aún son escasas.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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