Los gestores de las cajas de pensiones suizas están preocupados
Parecía una mañana de enero normal en Zúrich, cuando el director ejecutivo de una aseguradora suiza presentaba los resultados financieros de su compañía. Súbitamente, los móviles de los presentes comenzaron a vibrar. Muchos miembros del auditorio se precipitaron hacia la salida.
Perplejo, el directivo continuó con su presentación y solo desistió cuando casi no quedaban asistentes en la sala.
El Banco Nacional Suizo (BNS) acababa de anunciar – en lo que ha sido calificado como la intervención de un banco central más dramática en décadas – la eliminación del tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro, mientras el directivo desglosaba cifras de su aseguradora. Y además, el banco central impulsaba tasas de interés negativas del –0,75%.
Las implicaciones serían considerables para los 800 000 millones de francos (830 000 millones de dólares) invertidos en los fondos de previsión profesional, conocidos en Suiza como ‘segundo pilar’. Recursos que son complementarios al ‘primer pilar’ integrado por las pensiones básicas estatales (AVS). En unas horas, el franco suizo se apreciaba un 39% frente al euro, y el principal índice bursátil del país, el SMI, caía un 10%.
Peter Zanella, director de Soluciones de Jubilación de la consultora Towers Watson, en Zúrich, declara: “La apreciación del franco tuvo un impacto negativo inmediato (sobre los fondos de pensiones nacionales). Se registró una caída en el mercado de la renta variable y las inversiones extranjeras sin cobertura que hay en los fondos de pensión cayeron en picado”.
Los administradores y otros negociantes internacionales de estos fondos intentaron actuar lo mejor que pudieron para minimizar las pérdidas y la exposición al riesgo implícito en los fondos de renta variable. Por su parte, los responsables suizos de fondos de pensiones iniciaron una intensa labor de cabildeo para convencer al BNS de exentar de tasas negativas a este tipo de depósitos para mitigar los daños.
Pero el BNS rechazó la petición. «La industria de los fondos de pensiones se encuentra en una posición crítica desde que se adoptó esta decisión. Y todos los administradores de pensiones están preocupados por lo que está pasando” en Suiza, dice Zanella.
¿Quiebra dentro de 10 años?
Los profesionales de los fondos de pensiones en Suiza estiman que la inestabilidad monetaria y las tasas negativas están creando un problema crítico dentro de un sistema de jubilación que ya estaba bajo presión. Algunos sugieren incluso que el esquema de pensiones actual terminará en la bancarrota antes de 10 años debido a los recientes acontecimientos.
Y eso pese a que, según las normas internacionales, hoy el sistema suizo de pensiones profesionales luce bastante robusto en términos financieros.
El problema es que los gestores de los fondos de jubilación dudan sobre su capacidad para pagar en el futuro a los pensionados el índice de conversión del 6,8% al que están obligados por ley (una renta anual que equivale al 6, 8% del valor de los fondos totales que tiene invertidos un jubilado, que deberá pagársele en mensualidades hasta que llegue el día de su deceso).
Dicho índice de conversión genera un acalorado debate político en Suiza porque es insostenible. Se estableció en 2003, en un momento en el que la esperanza de vida era menor y las perspectivas económicas mucho más atractivas.
Pero el nerviosismo de los administradores sobre el segundo pilar se tornó en miedo cuando el banco central hizo su anuncio en enero.
Los mercados de renta variable suizos ya se han recuperado, pero uno de los problemas hoy son los fondos que se mantienen en efectivo.
Para evitar el pago de intereses negativos sobre las cuentas en efectivo, los fondos de pensiones están examinando alternativas extremas, que van desde la transferencia de dinero a bóvedas o búnkeres hasta el arrendamiento de equipo médico, o la oferta de hipotecas baratas para jubilados.
Venta de bonos
Para exacerbar aún más la presión que pende sobre este sector, en abril pasado, el Gobierno suizo se convirtió en el primero en la historia en vender deuda a 10 años a una tasa de interés negativa. Jérôme Cosandey, economista del laboratorio de ideas Avenir Suisse, asegura que “la situación ya era mala antes de enero y que desde entonces solo ha empeorado”.
Todos estos desafíos son punto de partida de un intenso debate sobre el tipo de activos en los que deben invertirse los fondos de pensiones. Zanella afirma que “todos estos factores generan un gran desafío. ¿Deberían los fondos de pensiones mantener (en su portafolio de inversión) bonos gubernamentales a 10 años cuando ofrecen rendimientos negativos? Más aún, me pregunto si es legal tener estos bonos del Gobierno suizo. Pero, ¿qué alternativas hay?”
Aunque, en general, parece que no existe demasiada prisa por adquirir otro tipo de instrumentos o por vender los bonos suizos, algunos fondos de pensiones han comenzaron a tomar acciones. Por ejemplo, Axa Winterthur ha vendido bonos gubernamentales para sustituirlos por fondos de cobertura y bienes raíces.
El Migros Pensionskasse, caja pensiones de la cadena de supermercados que administra fondos por 21 000 millones de francos suizos, también vendió los bonos suizos y europeos que le reportaban rendimientos negativos, tras el anuncio del BNS. Y la Pensionskasse Stadt Luzern, que administra 1 300 millones de francos, ha aumentado la proporción de recursos que destina a adquirir propiedades hasta el 38% de sus activos totales, desplazando con ello a los bonos.
Zanella considera que, aunque con reservas, hay otros fondos que están asumiendo riesgos al invertir más en los bienes raíces, a pesar de que “todos los administradores de las pensiones dudan sobre el verdadero valor del mercado inmobiliario”.
El BNS está “muy preocupado” sobre un potencial sobrecalentamiento del mercado nacional de los bienes raíces, refiere Cosandey.
Aunque el mercado de valores suizo ha recuperado desde enero, añade, hay una creciente inquietud por la posibilidad de que «la fortaleza del franco suizo contraiga la producción económica y repercuta negativamente en la renta variable“.
Martin Eling, profesor de Economía en la Universidad de San Gall, se muestra muy escéptico sobre las bondades de olvidarse de los bonos en favor de activos alternativos.
Por ello, pide al Gobierno que reduzca la tasa obligatoria fijada para la renta vitalicia del Segundo Pilar, y aumente las cotizaciones sociales que aportan los empleados y eleve la edad de jubilación, propuestas que los suizos podrían votar en 2018. Eling estima que sin dichas reformas, las pensiones de la previsión profesional corren el riesgo de quebrar en los próximos 10 años.
«Los nuevos tipos de activos en los que invierten los fondos de pensiones son potencialmente más rentables, pero también más arriesgados. Esta es mi principal preocupación“, añade el académico.
“No estoy al 100% seguro de que [un mayor riesgo] es lo óptimo para los clientes cuando se trata de fondos de jubilación. Creo que la gente va a pagar cara la decisión del BNS”.
Copyright The Financial Times Limited 2015
El segundo pilar
La seguridad social en Suiza se sustenta en tres pilares que buscan garantizar un nivel de vida conveniente a los jubilados. El seguro de vejez y supervivencia (AVS/AI o primer pilar), el plan de previsión profesional (o segundo pilar) y planes de inversión privada (tercer pilar).
El primer pilar corresponde a un esquema estatal de pensiones que protege a los suizos al alcanzar la jubilación y en caso de invalidez o desempleo.
El segundo pilar se sustenta en planes de previsión profesional y comprende un seguro de accidentes. Actualmente genera controversia la forma en la que se invierten estos fondos, ya que cuenta con activos por 800 000 millones de francos suizos.
Desde que se estableció en 1985, el segundo pilar se financia con las aportaciones del empleador y el empleado. Tras la jubilación, el ahorro acumulado se convierte en una renta vitalicia anual que se calcula a partir de una tasa de conversión del 6,8%. Esto es, el 6,8% de los activos totales que se tienen en este fondo se dividen entre 12 mensualidades. El resultado es la renta mensual que el beneficiario recibirá hasta el fin de su vida.
Pero consultores, actuarios y administradores de fondos de pensiones han sostenido durante mucho tiempo que esta tasa de conversión es demasiado alta y amenaza la estabilidad del sistema. Los temores se han acrecentado en los últimos meses debido a las tasas de interés negativas.
En un intento de mejorar la situación, el ministro del Interior Alain Berset ha lanzado un paquete de reformas de las pensiones, llamado Previsión para la Vejez 2020, lo que reduciría la tasa de conversión al 6% y aumentaría a 65 años la edad de jubilación para las mujeres.
El Gobierno está afinando la propuesta que los suizos votarán, previsiblemente, en 2018. Muchos expertos dudan que los suizos respalden un paquete de esta índole en las urnas, pues en los últimos 15 años han rechazado todas las propuestas para reformar el sistema de pensiones.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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