La tormenta azota una flota acostumbrada a la mar en calma
A pesar de carecer de litoral, Suiza posee una flota en alta mar. El trasporte de mercancías jamás ha sido su objetivo. Desde sus orígenes fue concebida como una suerte de seguro para el país. Hoy, sin embargo, se ha convertido en un seguro riesgosamente caro.
La idea surgió durante la Segunda Guerra Mundial: en aquel tiempo era fundamental asegurar que Suiza contara con provisiones en cualquier situación de crisis, incluidas las crisis en la mar. Así nació la flota suiza de alta mar.
Actualmente, 49 buques de carga tienen bandera suiza. Pero hace más de una década que estos navíos no se desplazan cargados al máximo de su capacidad. Es un sector que tiene cada vez menos trabajo. La situación es tan mala, que hay interés por vender 13 embarcaciones.
El problema actualmente es que el Estado es el responsable de cubrir garantías de crédito por 254 millones de francos suizos por los 13 buques que están en venta. Pero cuando se materialice esta operación, obtendrá por ellos solo 72 millones de francos. Por su parte, los avales que otorga a toda la flota suman 1 100 millones de francos. Un mal negocio que genera pérdidas al Gobierno, o sea, a los contribuyentes que son quienes pagan.
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El orgullo de los mares
Este modelo de aval es una reliquia del pasado. En 1959, Suiza se comprometió a cubrir garantías financieras a las compañías marítimas. En contrapartida, Suiza ganó el derecho a utilizar estos buques en periodos de crisis para asegurar las provisiones del país.
Gracias a este sistema, las compañías marítimas helvéticas se han asegurado durante mucho tiempo las condiciones para financiar y mantener embarcaciones perfectamente conservadas. Buques que eran una insignia para Suiza y para su pueblo, que admiraba la profesionalidad de una rama productiva exótica para un país que carece de litorales. Pero en aquel periodo nadie buscaba una utilidad económica, esta no revestía importancia.
Hoy, la administración, los legisladores y los contribuyentes no dan crédito. ¿Cómo es posible que los contables de la Oficina Federal para el Aprovisionamiento Económico del país, siempre tan escrupulosos, no hayan visto venir un desastre que asciende a varios centenares de millones de francos? “El monto es enorme y cada millón perdido duele. Sin duda, los controles realizados no fueron óptimos. Partimos del principio de que este negocio iba bien, pero nos equivocamos”, confesó recientemente el ministro de Economía, Johann Schneider-Ammann en la radio pública de expresión alemana SRF.
Sistema fuera de control
Sin embargo, el sector marítimo no es el único que genera un agujero en las arcas estatales. Otra parte del problema proviene del interior. El dinero se distribuía con demasiada generosidad y sin control.
Fue apenas en 2016 que el más alto órgano supervisor de las cuentas en Suiza interpuso una demanda penal contra un armador –que se beneficiaba con las garantías otorgadas por el Estado– y contra un funcionario federal. Los supervisores financieros reprochaban al armador haber sobrevaluado el costo de un buque para obtener una garantía más alta.
Simultáneamente, el funcionario público permitió que el armador dejara de pagar los compromisos financieros del buque. Una investigación administrativa sacó a la luz todos estos problemas. Sin embargo, hasta hoy las personas incriminadas han conseguido que esta investigación se mantenga como confidencial.
Pero el Gobierno ha aprendido la lección. No quiere seguir operando este sistema de avales. No obstante, dichas garantías estatales aún cubren a una cuarentena de buques. Así pues, unos 500 millones de francos están destinados a hundirse, sin derecho a la menor balsa salvavidas.
En 2008, el Parlamento aprobó aumentar de 500 millones a 1 100 millones de francos suizos las garantías de crédito destinadas a asegurar la renovación y ampliación de la flota mercante suiza de aquí al año 2017.
Las garantías de crédito se conceden a barcos de un máximo de 32,30 metros de ancho, con objeto de asegurar que puedan atravesar el Estrecho de Panamá.
Su capacidad debe ser superior a las 10 000 toneladas de peso muerto (dwt) e inferior a 80 000 dwt. La capacidad de los tanques está limitada a 40 000 dwt y deben contar con un doble casco. No se otorgan garantías de crédito a barcos de más de 8 años.
Bajo este sistema, las garantías pueden cubrir hasta el 85% del precio de adquisición en un periodo de 15 años para navíos recién construidos.
Los propietarios de los barcos deben asumir el 50% del crédito durante la primera mitad del plazo del crédito. El esquema también facilita el pago de tasas de interés preferenciales.
Fuente: Oficina Federal para el Aprovisionamiento Económico
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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