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50 años del reloj suizo que llegó a la Luna

Astronauta en la Luna
Buzz Aldrin y su Speemaster, cuya correa se cierra con cinta de velcro, el único elemento modificado para la Luna. sp

Los primeros pasos que se dieron en la Luna también fueron una aventura de la industria relojera. Los astronautas llevaban un Omega Speedmaster, que la NASA había seleccionado cuidadosamente. Cincuenta años después, este modelo tiene sus incondicionales: rendidos coleccionistas que, en ocasiones, se vuelven expertos.

La NASA prevé que en 2024 una mujer pise el suelo lunar. ¿Pero qué reloj llevará en su muñeca? Mientras se responde a esta gran pregunta, el mundo celebra el primer paso que el 21 de julio de 1969 un hombre dio en este satélite. Exactamente a las 2:56 GMT, según el astronauta del Apolo 11.

“Es, sin duda, uno de los mayores acontecimientos asociados a un reloj”
Grégoire Rossier, coleccionista

del Apolo 11.

“Es, sin duda, uno de los mayores acontecimientos asociados a un reloj”, dice el coleccionista Grégoire RossierEnlace externo. Coautor de diversas obras sobre el mundo de la relojería, este erudito es un enamorado del Omega SpeedmasterEnlace externo. Al menos tiene veinticinco. El primero, desde que tenía trece años.

Hay buenas razones para ello. “Es la historia que transmite, su clasicismo y, al principio, el hecho de ser un modelo no muy popular lo hacía más asequible para empezar una colección y escribir libros sobre ella”, explica.

Aquel famoso día de julio del 1969, el Speedmaster Moonwatch vio la Luna desde la muñeca de Buzz Aldrin. El de Neil Armstrong se había quedado en el vehículo espacial para duplicar la instrumentación a bordo.

Una proeza

A la hora de seleccionar a los primeros astronautas, la NASA todavía no había elegido el reloj, cuenta Grégoire Rossier. Cada uno tenía el suyo, y varios llevaban un Speedmaster, un modelo producido desde 1957.

Al parecer, los astronautas propusieron a sus jefes la idea de contar con un modelo único para todos. Uno que les permitiera realizar sus propias mediciones y paliar las deficiencias de otras tecnologías, si fuese necesario.

Un reloj Speedmaster
La referencia ST 105.012 del Speedmaster es la misma de los relojes utilizados durante las misiones Apolo. sp

Durante el otoño de 1964 la NASA sometió los modelos de tres marcas suizas a drásticas pruebas. El único que no falló fue el Speedmaster. Y en 1965 se convirtió en el reloj oficialmente avalado por la NASA para los estadounidenses (“Flight Qualified By NASA For All Manned Space Missions”).  

“Una hazaña tecnológica”, afirma Nathalie Marielloni, conservadora adjunta del Museo Internacional de Relojería de La Chaux-de-Fonds. Las pruebas sobre todo se centraron en los materiales y la resistencia a la presión, la humedad y los golpes. Para la aviación y para ir a la Luna era esencial que soportara bien las variaciones de la gravedad”.

La Luna de los relojeros

El ingeniero que en aquella época era responsable de seleccionar el material de los astronautas, el veterano de la NASA James H. Ragan, ahora trabaja para Omega. En términos de historia y marketing esto es un “plus”, según el coleccionista Grégoire Rossier. “Es una situación excepcional. Omega trabaja con el tipo que convirtió el Speedmaster en el Speedmaster, el legendario reloj que conocemos”.    

“La Luna es una de las primeras complicaciones que aparece en los relojes de los siglos XV y XVI. En todas las épocas, hay relojes y péndulos que muestran las fases de la Luna”
Nathalie Marielloni, Museo Internacional de Relojería

Un modelo que Nathalie Marielloni califica de icono. “Este reloj ocupa un lugar muy importante en la historia de la relojería. Se trata del primer modelo validado para ir a la Luna”. Y desde siempre, los relojeros han girado alrededor de este satélite.

“La fase lunar fue una de las primeras complicaciones en aparecer en los relojes de los siglos XV y XVI. En todas las épocas, hay relojes que muestran las fases de la Luna”, cuenta la conservadora adjunta Nathalie Marielloni.

Omega, que hoy es filial del Grupo Swatch, ha sido capaz de mantenerse en la cresta de la ola de la historia espacial, pero no ha convertido su Speedmaster en una vaca lechera”, asegura Grégoire Rossier. “Es un modelo deportivo y chic, muy clásico, y ha evolucionado sin perder su ADN, un poco como el Porsche 911”.

Un “imprescindible”

Omega ha multiplicado las variantes, ediciones limitadas y otras piezas conmemorativas ligadas al espacio. Este año ha incluido un nuevo movimiento manual (el Calibre 3861). Al mismo tiempo, la marca de Biel ha decidido relanzar su Calibre 321, el movimiento original del Speedmaster de los primeros tiempos. Este movimiento que se dejó de fabricar en 1968 es particularmente apreciado por los coleccionistas.

Pero la marca “sabiamente no hizo desaparecer el Speedmaster en los años setenta ni cedió a las tentaciones de tecnologías más avanzadas, como el automatismo. El reloj Moonwatch sigue siendo un reloj de cuerda manual, al que hay que dar cuerda aproximadamente cada dos días”, dice Grégoire Rossier.

“Paralelamente, Omega –explica el coleccionista– ha desarrollado una segunda línea [el Speedmaster modernizado] añadiendo el automatismo, materiales actuales [como la cerámica o el carbono], movimientos coaxiales, etc. Una segunda línea para poder cambiar el modelo original”.

Ni que decir tiene que los más entusiastas prefieren el “auténtico” Moonwatch. Es uno de los “imprescindibles”, según Grégoire Rossier. “Cualquiera que coleccione solo Rolex, Royal Oak (Audemars Piguet) o Patek Philippe, en su colección probablemente tendrá un Speedmaster”.   

Si se compara con otros modelos equiparables de otras marcas, hasta hace cuatro o cinco años, el Speedmaster ha estado infravalorado pero –en palabras de Grégoire Rossier– su valor ha aumentado en los últimos años. Se han pagado más de 400 000 francos por una pieza de los primeros tiempos.

La moda vintage

“Los coleccionistas están encantados con este modelo y tienden a conservarlo. En gran medida se libra de la especulación. En las subastas se encuentran relativamente pocos, a diferencia de los Patek Philippe o Rolex, que son productos más de inversión”, señala Grégoire Rossier.

El diseño del Speedmaster “ha mantenido su coherencia desde 1957”, añade Nathalie Marielloni. “En el mercado de piezas vintage, Patek Philippe y Rolex están a la cabeza, seguidos de cerca por Heuer y Omega. Y el Speedmaster es claramente el modelo vintage icónico de Omega”, dice la antigua empleada de la casa de subastas Sotheby’s, Marielloni.

“Lo vintage y nostálgico está de moda. Para un reloj que se ha mantenido casi igual es una oportunidad”, apunta Nathalie Marielloni. El Speedmaster probablemente no ha dejado de volar… en el mercado de los coleccionistas.

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Traducción del francés: Lupe Calvo

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