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Ningún banco es «demasiado grande para ir a prisión»

El Credit Suisse podría afrontar el peso de las leyes de EEUU. Keystone

La amenaza inminente de que EEUU presente cargos penales contra el Credit Suisse ha puesto nuevamente de manifiesto el peligro que representa para la economía suiza la posibilidad de que algún gigante bancario vaya a la quiebra.

Este lunes, el fiscal General de EEUU, Eric Holder, aseguró que ninguna empresa es “demasiado grande para ir a cárcel”  (too big to jail) y refrendó el compromiso de su país de perseguir a toda empresa que viole su legislación. La advertencia, expresada por Holder a través de un juego de palabras –aludiendo a los bancos “demasiado grandes para quebrar” (too big to fail) – despertó el persistente rumor de que el ultimátum fue enviado a Credit Suise, banco investigado en EEUU por presuntos delitos de evasión.

Pero Credit Suisse parece haberse adelantado al tomar la previsión de reformar su estructura interna para desviar los daños penales que podrían recibir el grupo como conjunto. En diciembre pasado, fundó una nueva compañía llamada CS International Advisor, que concentra todas las cuentas de ciudadanos estadounidenses que están bajo investigación.

“Bajo esta nueva estructura, el grupo (Credit Suisse) tendrá que pagar multas, pero la nueva subsidiaria estaría en capacidad de resistir el embate de cualquier acusación penal”, explica a swissinfo.ch Peter V. Kunz, especialista en Derecho Corporativo Internacional de la Universidad de Berna.

“Este movimiento es muy importante porque si la compañía matriz fuera objeto de una acusación penal, sería altamente previsible que EEUU prohibiera la operación de toda subsidiaria del Credit Suisse en Estados Unidos”, dice.

Y para Kunz, CS International Advisor ha sido creada pues como el posible chivo expiatorio que necesita el Departamento de Justicia de EEUU.

“Además de emitir sanciones económicas severas, el DoJ necesita arrancar una cabellera simbólica para demostrar que está aplicando mano dura”, dice Kunz y añade que Credit Suisse le pone este trofeo enfrente para que lo utilice.  

Dicho de otra manera, el grupo matriz del Credit Suisse parece haber construido de forma precipitada un cobertizo que ubicó en el fondo del jardín y cuya única misión es ser destruido durante la próxima tormenta para proteger la construcción principal.

Esfuerzos de reestructuración

Si bien han transcurrido seis años ya desde la crisis, y siete desde que comenzaron a correr los primeros rumores trasatlánticos de que una disputa fiscal se avecinaba, la realidad es que los gigantes bancarios suizos siguen en su batalla interna de reestructuración para convertirse en empresas mejor preparadas para enfrentar todo tipo de embates.

Presionados en gran medida por la exigencia de los reguladores, UBS y Credit Suise no han escatimado esfuerzos o una buena disposición para desprenderse de los activos más riesgosos de sus carteras aunque esto les ha costado miles de millones de francos. Y tampoco han vacilado en asumir pérdidas a nivel contable y en fortalecer sus reservas de capital.

Por ejemplo, tras el escándalo de operaciones irregulares que protagonizó en 2011 un agente bursátil del UBS, el banco decidió recortar radicalmente su banca de inversión y fue más lejos al comprometerse a reducir de 300.000 a 150.000 millones de francos la cartera de activos riesgosos del grupo para finales del 2016.

Pese a ello, tanto el UBS como Credit Suisse se mantienen como empresas “demasiado grandes para quebrar” y representan un riesgo importante para le economía suiza.

De ahí que se inimaginable que alguno de estos dos bancos, o el Banco Cantonal de Zúrich (ZKB) –cuya importancia también es sistémica- pudiesen ir a una quiebra eventual.

Los llamados bancos sistémicamente relevantes son aquellos caracterizados por un gran tamaño y que ofrecen servicios financieros vitales a la población. Su colapso supondría pues un daño potencial grave para el resto de la economía.

Los servicios financieros vitales con aquellos que incluyen las cuentas de ahorro, créditos hipotecarios y financiamiento para empresas fundamentalmente. Es decir, son las operaciones que permiten engrasar la maquinaria que mueve las economías de empresas y familias.

Cuando una institución concentra una gran parte del mercado financiero doméstico, su caída puede provocar un caos. Un tema que siempre es inquietante para las autoridades.

Los gobiernos y reguladores también toman siempre en consideración el número de personas a las que dan empleo los grandes bancos, y la perspectiva de que una institución envíe simultáneamente al paro a miles de trabajadores suele ser un tema difícil de digerir.

Estos bancos “demasiado grandes para caer” son relevantes también porque sus actividades realizan una aportación significativa al Producto Interno Bruto (PIB) nacional y al pago de impuestos.

Durante la crisis, UBS y Credit Suisse eran los únicos bancos inscritos en la categoría de “demasiado grandes para caer”, pero el Banco Nacional de Suiza integró al ZKB a esta lista a partir de noviembre del 2013.

El 7 de mayo, Finma anunció estimaciones del nivel de reservas de capital que UBS y el Credit Suisse deberán tener para el año 2019, que es cuando la legislación dedicada específicamente a los bancos “demasiado grandes para caer” entrará en vigor completamente, y detalló también que parte de sus operaciones pueden ser financiadas con deuda (el llamado radio de apalancamiento).

De acuerdo con el estado actual de sus balances, UBS tendría un radio de capital mínimo del 19.2%  un radio de apalancamiento del 4,6%, mientras Credit Suisse –una institución ligeramente menor- debería establecer su radio de capital en 16,7% y su radio de apalancamiento en 4%.

Finma aclaró, no obstante, que estas estimaciones podrían revisarse en  la medida en la que los bancos sigan reduciendo sus carteras de riesgo.

Valor para la economía

UBS se enorgullece de que uno de cada tres hogares suizos maneje su cuenta bancaria, crédito hipotecario o cualquier otro tipo de financiamiento con esta institución. Más del 40% de los negocios suizos, y uno de cada tres fondos de pensiones, también han depositado su confianza en los servicios que ofrece el principal banco del sistema financiero helvético.

Credit Suisse, por su parte, tiene 1,8 millones de clientes nacionales que son titulares de una cuenta bancaria o de algún otro esquema de inversión de patrimonios financieros. Y la cartera hipotecaria del grupo tiene un valor de 95.000 millones de francos suizos (108.000 millones de dólares), una tajada importante en un mercado hipotecario cuyo valor nacional es de 690.000 millones de francos.

ZKB, por su parte, se vanagloria de administrar entre el 6 y el 8% de los créditos hipotecarios de Suiza, lo que equivale a unos 70.000 millones de dólares. Y si se les analiza conjuntamente, los tres bancos citados generan más de 50.000 empleos directos en Suiza y un número muy importante de empleos indirectos.

Antes de la crisis iniciada en 2008, la suma de los balances contables del UBS y el Credit Suisse era 6 veces superior al valor total del PIB suizo, es decir, a toda la riqueza que la economía del país es capaz de generar en un año. Actualmente, la proporción se ha reducido al 2,5% del PIB, pese a lo cual la quiebra potencial de cualquiera de estas instituciones aún provocaría un gran agujero a la economía nacional.

Nuevas medidas

De ahí que, además de reducir sus carteras riesgosas y aumentar sus reservas de capital, los dos principales gigantes del sistema bancario suizo sigan adelante con sus procesos de reestructuración interna.

Los detalles aún son escasos, pero se sabe que la idea de estas instituciones es aglutinar por un lado los servicios financieros que ofrecen al mercado de Suiza y que son vitales para que esta economía funcione.Y por el otro, manejar la banca de inversión más riesgosa y el negocio de gestión patrimonial estadounidense desde estructuras legales basadas en EEUU y Gran Bretaña.

Con lo anterior, cada compañía podría ser eventualmente liquidada sin arrastrar a la catástrofe a las demás. Los bancos esperan también que la Autoridad Supervisora del Mercado Financiero (Finma), el regulador de la plaza financiera suiza, aprecie sus esfuerzos y reduzca los requerimientos de capital que les ha impuesto.

Pero Finma no cederá fácilmente y por el momento se ha limitado a expresar que cada banco deberá enfrentar aún nuevas pruebas y requisitos antes de tener un beneficio de este tipo (menos capital obligatorio).


“El  hecho de que un banco haya creado este nuevo tipo de estructura empresarial no va traducirse de forma automática en un alivio en materia de requisitos de capital”, aclara a swissinfo.ch el portavoz de Finma, Vinzenz Mathys y explica que dicha estructura puede ser considerada como una solución parcial para los desafíos que enfrentan los bancos “demasiado grandes para caer”, pero hay más medidas que deberán ser cumplidas.

Por ahora, el ZKB -el más pequeño de los gigantes bancarios- no parece estar estudiando cambios para su estructura interna dado que su actividad internacional es mínima. Al igual que el Credit Suise, el banco zuriqués es objeto de investigación en EEUU por presuntos delitos de evasión. Sin embargo, por el momento, prefiere guardar secreta su propia estrategia legal.

Traducción del inglés, Andrea Ornelas

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