No se puede ser suizo solo por nacer en Suiza
El 'ius soli' (derecho de suelo) en Suiza es todavía una quimera. Como estaba previsto, el Consejo de los Estados (Cámara alta del Parlamento helvético) rechazó con un claro resultado (29 a 13) una moción del senador socialista Paul Rechsteiner que solicitaba la naturalización automática de los extranjeros nacidos en Suiza.
Para la mayoría del pleno, el actual sistema vigente que otorga a cantones y comunas la decisión de conceder la ciudadanía suiza – tras cumplir ciertas condiciones-, está arraigado en el pueblo, que lo ha plebiscitado en repetidas votaciones populares.
«Se trata de dar un paso hacia el futuro, como fue en su momento la concesión del derecho de voto a las mujeres»
Paul Rechtsteiner, senador socialista
Para el autor de la moción, firmada con su colega Lisa Mazzone (Verde/Ginebra), Suiza debe, simplemente, aceptar la realidad. Más de una cuarta parte de la población no dispone de derechos políticos a pesar de estar perfectamente integrada: nació aquí, estudió en escuelas suizas, cuenta con un empleo estable y está plenamente integrada en el tejido social y económico del país. Lo único que le falta es el reconocimiento formal de su ciudadanía.
Para el senador socialista, como lo explicó «se trata de dar un paso hacia el futuro», como fue en 1971 la concesión del derecho del voto a las mujeres. En aquel momento, Suiza era una democracia a medias, ahora somos una democracia para tres cuartas parte de su población, lamentó.
La obtención de la nacionalidad suiza, agregó, a menudo es muy difícil para los denominados extranjeros de segunda generación. De hecho, para algunos es imposible debido a un cambio de residencia, a la situación de dependencia de sus padres a la asistencia social o a otras razones.
Un mundo que cambia
Si bien la ciudadanía por filiación pudo tener un sentido en el siglo XIX para asegurarle un vínculo a los suizos que emigraban del país, ha perdido todo su sentido desde que la Confederación se convirtió en un país de inmigración, explicó el parlamentario socialista. Debemos cambiar del patriotismo étnico -Suiza nunca ha sido un país unido en términos de lengua y cultura- a un patriotismo constitucional, en el que prevalezcan valores como la libertad y la democracia.
Estos argumentos, sin embargo, no convencieron a una buena parte de los presentes en el pleno del Consejo de los Estados. Heidi Z’Graggen (Centro/UR) recordó que los extranjeros nacidos y crecidos en Suiza cuentan ya con facilidades para obtener la nacionalidad. Según la senadora del cantón de Uri, la incorporación del ius soli – que se aplica ahora en países como los anglosajones, con un alto nivel de inmigración-, supondría un cambio radical del sistema, ya que dejaría fuera a los cantones y municipios, que son precisamente las entidades que mejor conocen a los candidatos a la ciudadanía.
«La naturalización no representa el primer paso hacia la integración, sino que sería su coronación »
Marco Chiesa, ‘senatore’ UDC
El sistema actual, arraigado y aceptado, ya forma parte de una tradición que involucra a la población. Z’Graggen advirtió que el ius soli podría ser utilizado para eludir las normas de inmigración, promoviendo una forma de turismo de pasaportes.
Según Marco Chiesa, senador de la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora) por el cantón del Tesino, la moción representa una falsa solución e invierte el problema. En su opinión, la naturalización no es el primer paso hacia la integración, sino su coronación. Además, con el ius soli las personas que no cumplen con las condiciones para obtener la nacionalidad, así como aquéllas que no la desean, la recibirían automáticamente.
‘Ius soli’, tampoco aceptado en Europa
La ministra suiza de Justicia Karin Keller-Sutter también destacó en su intervención que el sistema actual está arraigado en la población. Un «sí» a la moción significaría también que el Consejo Federal (Gobierno) perdería el control sobre la inmigración y privaría de golpe a los cantones y comunas de sus prerrogativas actuales en este ámbito, dijo.
Ningún país de la Unión Europea, por cierto, conoce la práctica del ius soli en la forma pura y dura en que se aplica en Estados Unidos. También en Europa hay que cumplir ciertas condiciones, como por ejemplo contar al menos con un progenitor nacido en el país en el que la persona aspira a naturalizarse.
Traducido del italiano por Sergio Ferrari
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