Nueva ley ‘secreta’ dirimiría la disputa fiscal con EEUU
Suiza anunció un proyecto de ley urgente que autorizaría a los bancos suizos a colaborar con la Justicia de EEUU para zanjar definitivamente la batalla legal que emprendieron en 2008. Los bancos están a favor, pero los parlamentarios y la prensa acribillaron un proyecto que obligaría al Legislativo a firmar un cheque en blanco.
El tan aguardado acuerdo fiscal global que habían prometido Suiza y EEUU para resolver sus diferendos fiscales no llegará.
A cambio, el Ministerio de Finanzas suizo confirmó este miércoles que habrá una ley federal para facilitar que la añeja diputa trabada entre los bancos suizos y EEUU llegue a su fin, para lo que se requerirá del respaldo del Legislativo suizo durante junio.
“La urgencia se debe a que los EEUU no están dispuestos a esperar más por la regularización de las actividades pasadas de los bancos”, anunció el ministerio.
Los detalles del compromiso que prevé EEUU aún son secretos. Pero las autoridades confirman que, en líneas generales, prevén la transmisión de información bancaria confidencial al IRS -fisco estadounidense- de las cuentas de ciudadanos de americanos evasores, aunque sin revelar sus nombres.
Ante la prensa, la ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, precisó que la transferencia de información duraría solo un año y la consideró la mejor alternativa para “restaurar la confianza”.
“El tiempo apremia”, justificó “hay 14 bancos suizos que son investigados y EEUU se prepara para seguir a algunos más”.
Una intensa batalla fiscal se desató entre Suiza y Estados Unidos desde cinco años, cuando se hicieron públicos los primeros casos de evasión masiva de ciudadanos estadounidenses con cuentas helvéticas.
JUNIO DEL 2008. Las autoridades de EEUU sospechan que directivos del UBS incitan a los clientes de origen estadounidense a evadir impuestos, razón por la que presenta una solicitud de asistencia judicial a Suiza. En ella, exige coordenadas bancarias de alrededor de 29.000 clientes.
Ese mismo mes, el ex banquero Bradley Birkenfeld confiesa ante la justicia que ayudó a un número importante de clientes a defraudar al fisco de EEUU cuando trabajaba en el UBS.
FEBRERO DEL 2009. Para poner fin a los enfrentamientos fiscales, la Autoridad Supervisora del Sistema Financiero suizo (FINMA) autoriza a UBS a liberar las coordenadas bancarias de 300 clientes estadounidenses. El banco paga también una multa de 780 millones de dólares a la Justicia de este país.
Justo después del pago de la multa, Washington exige la liberación de información de 52.000 clientes. El UBS se niega.
AGOSTO DEL 2009. Suiza y EEUU firman un acuerdo en el que Berna se compromete a liberar, en un plazo de un año, datos sobre 4.450 cunetas de ciudadanos estadounidenses con cuentas en el UBS. A cambio, Washington renuncia a presentar una demanda civil para forzar al banco a entregarle el nombre de los 52.000 clientes.
ENERO DEL 2010. El Tribunal Administrativo Federal (TAF) acepta el recurso interpuesto por un contribuyente estadounidense cuyo dossier e información confidencial forma parte de los 4.450 casos que Berna se comprometió a entregar a Washington. El TAF estima que no existe sustento legal suficiente –en el acuerdo del 2009- para entregar dicha información. Se frena la entrega de coordenadas bancarias.
JULIO DEL 2010. El Parlamento se ve obligado a avalar un nuevo acuerdo con Washington tras varios tropiezos legislativos en las dos cámaras.
JULIO DEL 2011. Credit Suisse recibe una carta del Departamento de Justicia según la cual está en la “mira” de una investigación penal. Se presume que manejó miles de cuentas secretas de clientes americanos entre 1953 y 2008, por un valor aproximado de hasta 3.000 millones de dólares (2.600 millones de francos suizos)
FEBRERO 2012. Por primera vez en la historia, EEUU acusa formalmente aun banco suizo por encubrir la evasión, y se trata del banco privado suizo Wegelin. La presión y las multas que impone son de tal envergadura que la entidad se ve obligada a la venta, siendo recomprado por el Raifessen.
Legisladores reticentes
La nueva ley exprés que daría sustento jurídico a la transmisión de datos será discutida durante el periodo de sesiones veraniego, que inicia en junio, con miras a su entrada en vigor el 1 de julio. El proyecto –cuyo contenido ha sido diseñado por EEUU- no admite referéndum.
La aceptación por parte de las dos cámaras suizas no será fácil. Especialmente porque Washington ha pedido que los detalles de la nueva base legal se revelen solo después del aval parlamentario. Una decisión equivalente a firmar un cheque en blanco en materia legal.
La noticia provocó estupefacción entre los distintos grupos políticos. La izquierda del PS se declaró en contra porque considera que el debate debe centrarse más bien en una verdadera transición hacia el intercambio automático de información.
En tanto, la derecha radical de la UDC –siempre crítica con respecto a las ofensivas extraterritoriales estadounidenses en materia financiera-, calificó el proyecto como una “debacle” y enfatizó que está lejos de la solución global que había ofrecido inicialmente el gobierno suizo.
El Partido Demócrata Conservador (PBD) es, en principio, el único que se manifiesta favorable a avalar una ley que ponga fin a los enfrentamientos fiscales entre la plaza financiera suiza y las autoridades norteamericanas.
Los bancos dicen ‘sí’
Los bancos suizos están contra la pared en EEUU, un mercado del que no pueden prescindir. Actualmente, 14 instituciones, entre las que se encuentran el Credit Suisse, UBS, Julius Baer, Pictet, los bancos cantonales de Zúrich y Basilea, y la división suiza del HSBC, son investigados por cobijar la evasión entre sus clientes de origen estadounidense.
Ante una presión que sube de tono año tras año, la Asociación Suiza de Banquero (ASB) manifestó su apoyo ante la nueva ley que debatirá el Legislativo suizo, a pesar de que esta podrá implicar el pago de multas multimillonarias.
El Credit Suisse, uno de los bancos investigados por Washington, también se dijo a favor de un acuerdo.
La prensa acribilla
Pero la prensa fue mucho más dura con el anuncio. “Todo lo que Washington quiere, lo obtiene”, encabezó este jueves el diario ginebrino Le Temps, y consignó que “no puede hablarse de acuerdo cuando Estados Unidos no está otorgando garantía alguna”.
La publicación añadió que el gobierno helvético intenta cuidar las apariencias proponiendo una ley excepcional y rehusándose a encubrir a aquellos bancos que, para muchos, son de hecho indefendibles.
Una visión que comparte el diario L’Agefi, que destacó que no existe ningún marco ni garantía para la plaza financiera suiza en este proyecto. Es claro, añade “que EEUU podrá manejar unilateralmente el programa para resolver las diferencias fiscales a favor del derecho americano”.
La Tribune de Genève concentra sus críticas en la ministra de Finanzas, al afirmar que Washington ganó lo que buscaba, pero “¿Qué obtuvo la Sra. Widmer-Schlumpf? Nada”, citó y añadió que “en lugar de un acuerdo, el gobierno suizo propuso una modificación a la legislación suiza que solo tiene una virtud: autorizar a los bancos a otorgar a EEUU la información necesaria para dejarse atrapar”.
También en la portada, el Tages-Anzeiger editorializó con imágenes al publicar un gigantesco bloque negro frente al Parlamento para representar la misión que tienen frente a sí los legisladores.
El tabloide Blick destacó que “los americanos están dejando a los suizos en la oscuridad. Solo revelarán sus planes para los bancos- y cuan estrictos serán- cuando el parlamento haya aceptado el acuerdo”.
Para el británico Financial Times, Suiza no tenía otra alternativa. Bajo el titular “Rompiendo el silencio”, afirma que los bancos suizos están desesperados por eliminar una de las muchas espinas que tienen clavadas en los costados, y lo aceptarán incluso aceptando el pago de multas elevadas. La publicación aclara que la iniciativa ayudará a limpiar la reputación de los bancos suizos, pero no les traerá más negocios.
Y finalmente, del otro lado del Atlántico y con la mirada de casa, el Wall Street Journal afirmó que se trata de una “victoria contra los evasores” y añadió que los bancos suizos buscan salvarse por lo que está claro que “dejó de estar en su interés encubrir clientes americanos con cuentas no declaradas”.
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