Pesquisa del celular, nueva etapa en el camino del exilio
En el futuro, Suiza podría controlar los teléfonos celulares de las y los solicitantes de asilo para verificar su identidad. Si a nivel internacional este método está de moda, no deja de crear controversias. Alemania, pionera en su empleo, podría verse obligada a renunciar.
La mayoría de las personas que solicitan asilo en Suiza llegan al país con un teléfono celular, pero sin documentación que les permita comprobar su identidad.
Si se tratara del único medio para asegurar la identificación, la Secretaría de Estado de Migraciones (SEM) podrá, dentro de muy poco tiempo, controlar los datos móviles. Teléfonos, computadoras, tabletas o relojes conectados podrán de esta forma ser pesquisados por las autoridades. Las informaciones recolectadas con el apoyo de un programa computarizado especial se guardarán durante un año en un servidor seguro.
El pasado 15 de septiembre, el Poder Legislativo aceptó una iniciativa parlamentaria Enlace externo que le otorga a la SEM esta nueva competencia. Gregor Rutz, autor del texto y diputado de la Unión Democrática del Centro (UDC/ derecha conservadora) considera que “es absurdo que las autoridades que tratan de establecer la identidad deban proceder a ciegas, sin tener el derecho durante el procedimiento, de acceder a los aparatos que contienen una importante cantidad de informaciones”.
Durante los debates, Karin Keller-Sutter, ministra de Justicia y Policía, aseguró que este nuevo método solo podrá ser empleado para la identificación de la persona. “Se han establecido diversas medidas de control para evitar el abuso y asegurar el respeto de la esfera privada», agregó.
Un ataque al derecho a la privacidad
Las organizaciones de defensa del derecho de asilo no están de acuerdo con esta nueva práctica. “La medida es desproporcionada y constituye un ataque grave contra el derecho al respeto de la vida privada”, afirma críticamente Eliane Engeler, portavoz de la Organización Suiza de Ayuda a los Refugiados (OSAR). Dicha organización sostiene que, además, su aplicación no está controlada por un tribunal, como es el caso cuando se vigila a sospechosos de infracciones graves en el marco de un procedimiento penal.
La nueva ley provoca la reacción del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), quien reconoce el interés de los Estados en identificar a las personas que se encuentran en su territorio. La agencia de la ONU, sin embargo, subraya que el acceso completo a las informaciones personales constituye una importante violación al derecho a la vida privada, protegido tanto por el derecho internacional como por la Constitución suiza. «Este tipo de intrusión solo es admisible en condiciones especiales que el proyecto de ley no contempla», precisa Anja Klug, responsable de la oficina de ACNUR para Suiza y Liechtenstein.
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Según ACNUR, el control de los teléfonos celulares no es un medio apropiado para establecer la identidad, la nacionalidad y el itinerario de las personas que solicitan el asilo. “Durante la fuga, los móviles pueden ser utilizados por mucha gente, incluso los contrabandistas de seres humanos. Esto puede dificultar la atribución de los datos a una persona en particular. Las pruebas electrónicas también son susceptibles de ser alteradas o destruidas”, explica Anja Klug.
Controvertida tendencia mundial
En el marco de la crisis migratoria de 2015, varios Estados europeos comenzaron a inspeccionar la información de los teléfonos celulares de las personas que iniciaban una demanda de asilo. Sin embargo, el método es ampliamente criticado. En Bélgica y Austria nunca se aplicó, entre otras causas, por las razones relativas a la protección de datos.
En Alemania, el control de los teléfonos móviles de las y los migrantes legalizado a partir de 2017, es cuestionado por la justicia. En junio pasado, un tribunal administrativo de Berlín juzgó esta práctica como ilegal en el caso de una demandante de asilo de nacionalidad afgana. La mujer no contaba con su pasaporte cuando solicitó el asilo en ese país en 2019. Para verificar que realmente era de origen afgano, los agentes de migración se apoderaron de su celular y analizaron los datos del dispositivo mediante un programa especial. Un mes después, su solicitud de asilo fue rechazada.
Con el apoyo de militantes del respeto a la vida privada, Farahnaz S. decidió presentar una denuncia ante la justicia que le concedió la razón. El presidente del tribunal consideró que la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF) había violado la ley al almacenar innecesariamente la información obtenida durante su investigación. El caso podría llegar ahora al Tribunal Constitucional Federal Alemán, que tendría la facultad de anular la ley de 2017. Otros dos migrantes de Siria y Camerún también han presentado denuncias similares.
Matthias Lehnert, abogado de Farahnaz S. y especialista en derecho de migración, estima que estos diversos casos podrían obligar a las autoridades alemanas a revisar sus métodos. “Tengo la esperanza que sea prohibida la pesquisa de teléfonos móviles, que constituye una violación grave a los derechos fundamentales”, señaló.
Por otra parte, esos controles son desestabilizadores para las personas concernidas.
«No recuerdo si lo desbloqueé para que accedieran o si les di mi código PIN, pero tenían acceso a todo», dijo Farahnaz S., entrevistada por la radio internacional alemana Deutsche Welle. La mayoría de la gente teme sentirse obligada a abrir el contenido de su teléfono a las autoridades, constata Matthias Lehnert. «A veces tienen miedo de que las conversaciones o las fotos intercambiadas con sus familiares pongan en peligro a los que se han quedado en el país de origen», señala el abogado.
Controles costosos e ineficaces
Más allá del aspecto jurídico y ético, también es cuestionada la eficacia de este tipo de controles. “Las evaluaciones realizadas en Alemania muestran que el beneficio es débil en relación con el esfuerzo exigido para el examen de los datos”, comenta Anja Klug.
Las y los solicitantes de asilo son usados como cobayos para probar con ellos las nuevas tecnologías de control y vigilancia
Matthias Lehnert, abogado
Un estudio publicado en diciembre de 2019 Enlace externo por la Sociedad pro Libertades Civiles de Alemania confirma estos argumentos: las informaciones recolectadas permitieron comprobar que solo un uno o dos por ciento de los casos las personas habían mentido sobre su identidad. En una cuarta parte de los casos la pesquisa del teléfono o de otros aparatos fracasó por algún problema técnico. En el resto, los datos recogidos no hicieron más que confirmar las declaraciones de la persona aspirante al asilo.
Dicho estudio analiza también los costos ligados al material y al programa necesario para el análisis de los datos. Entre 2017 y 2018, Alemania gastó 7,6 millones de euros, es decir el doble de lo que inicialmente se había previsto.
¿Cobayos para evaluar la tecnología de vigilancia?
Para Matthias Lehnert, la conclusión es clara: la pesquisa de los teléfonos numéricos de las y los migrantes es inútil. “Los gobiernos la utilizan como un instrumento para intimidar a las personas que solicitan asilo”, subraya.
El abogado teme que dichas tecnologías sean empleadas con otros fines y para otros grupos de la población. “Las y los solicitantes de asilo juegan el rol de cobayos para ensayar nuevas tecnologías de control y vigilancia”, sostiene.
Comparten sus temores la periodista Anna Biselli y la jurista Lea Beckmann, autoras del estudio realizado en Alemania. “La perspectiva del BAMF corresponde a una tendencia internacional que consiste en probar las muevas tecnologías de control y vigilancia con los refugiados”, escriben en su conclusión. Afirman también que “la expansión del uso de esas tecnologías con otros fines y para otros sectores de la población constituye una amenaza”.
Traducido del francés por Sergio Ferrari
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