Propuesta para acabar con el turismo sanitario en Suiza
A Suiza le cuesta mucho dinero el tratamiento médico de la población helvética que reside en el extranjero y para recibir cura regresa al país. Esta situación, según la diputada del Partido de Centro Elisabeth Schneider-Schneiter, podría cambiar. Su idea cuenta con amplio apoyo político.
La población suiza se queja de que la atención sanitaria cada vez cuesta más. Este es el problema más urgente al que la política suiza se enfrenta, tal y como indica una encuesta que a finales de julio realizó el grupo de medios de comunicación Tamedia. Para Elisabeth Schneider-Schneiter, parte de la solución se encuentra en la población suiza que reside en el extranjero.
Muchas de estas personas están jubiladas y necesitan tratamientos caros con mayor frecuencia. A menudo vuelven a Suiza para recibir tratamiento. Algo que ocurre, sobre todo, cuando se prevé una operación o una terapia importante.
“La población suiza residente en el extranjero se inscribe durante seis meses y se opera aquí con un gasto considerable. Y esto supone un verdadero reto para el sistema”, dice la consejera nacional Elisabeth Schneider-Schneiter, que también es miembro del Comité de la quinta Suiza.
El problema de este turismo sanitario es que estas personas reciben de los seguros suizos servicios que en realidad no han pagado.
Aprovecharse de manera legal del sistema
Y es que las personas que emigran —inevitablemente— también abandonan el sistema sanitario suizo, con sus obligaciones y derechos. Puede ser que ya no se paguen las primas del seguro de enfermedad, pero también se pierde el derecho a recibir tratamiento médico en Suiza.
Sin embargo, esta situación es fácil de sortear: en cuanto se vuelve a vivir en Suiza el seguro de enfermedad obligatorio tiene efecto inmediato y la cobertura de la póliza se reactiva por completo.
Trasladándose a Suiza durante un breve periodo de tiempo se puede, por tanto, incorporarse —prácticamente gratis— a uno de los sistemas sanitarios más caros y eficientes del mundo. Es algo perfectamente legal. El error —si es que existe algún error— reside en el sistema.
“Si alguien se trata en Tailandia, los costes del tratamiento son mucho más bajos”
Elisabeth Schneider-Schneiter
No es fácil saber con qué frecuencia ocurre esto. Pero hay un indicio claro de que esta práctica —un tanto dudosa— está muy extendida. El seguro de enfermedad suizo CPT —el que tradicionalmente suscribe la mayoría de las pólizas de seguro médico internacional de la población suiza residente en el extranjero— constata que en los costes cubiertos no hay diferencias significativas si quienes toman el seguro viven en países caros —como Japón— o en países donde el tratamiento es más barato, como Túnez o Brasil.
Esto sugiere que la población suiza residente en el extranjero que vive en un país en el que la asistencia sanitaria es cuestionable suele acudir a Suiza para recibir asistencia médica, como ya mostró swissinfo.ch en 2019 (artículo en alemán).
El caso especial de Tailandia
Si preguntamos en la comunidad, rápidamente nos damos cuenta de que el turismo médico está muy extendido entre la población suiza que vive en Tailandia —y a veces también en Filipinas—.
Esto se debe a tres razones. En primer lugar, el problema solo se plantea cuando el sistema sanitario y de seguro médico del país de residencia es tan diferente que fomenta el turismo médico.
En segundo lugar, Tailandia es especial porque es muy popular entre los jubilados y prejubilados suizos (aquí el masculino se utiliza de manera deliberada). ¿Por qué es popular Tailandia? Por el bajo coste de la vida, por el clima cálido y por la facilidad para obtener visados. Y probablemente la prostitución también sea otro factor. Unos 6.000 suizos viven en Tailandia como jubilados o prejubilados.
En tercer lugar, mucha de esta gente se enfrenta a un problema derivado de la pandemia: para poder permanecer legalmente en Tailandia, desde diciembre de 2022, se les exige un seguro médico que cubra los gastos de tratamiento de hasta 100.000 dólares estadounidenses. Con la COVID-19, el sistema sanitario tailandés no solo ha llegado a su límite, sino que también ha tenido que hacer frente a un gran número de facturas impagadas.
Los seguros médicos privados en el extranjero —necesarios en Tailandia— en principio suelen ser caros para las personas mayores de 70 años. Cuanto mayor es la persona asegurada, mayores son las primas. Así, las primas para una persona de 80 años pueden alcanzar los 40.000 francos al año.
Las personas jubiladas que emigran porque no pueden permitirse vivir bien en un país caro como es Suiza rara vez pueden hacer frente a estos gastos. Apenas pueden permitírselos. Es más, si ya tienen enfermedades anteriores, a menudo no les es posible contratar un seguro médico.
Retorno involuntario
En Tailandia, estos jubilados muchas veces se ven abocados a residir de manera ilegal o a regresar a su país de origen de manera involuntaria.
Hace ya tiempo que la comunidad suiza en Tailandia aboga por una solución a nivel político. La consejera nacional Elisabeth Schneider-Schneiter ha aprovechado la oportunidad. Y, en una propuestaEnlace externo, sugiere que las personas suizas que residen en el extranjero y estén afectadas puedan seguir afiliadas al seguro básico suizo de manera voluntaria. No es barato, pero —frente a los seguros privados en el extranjero— tiene la ventaja de que no se encarece con la edad.
Según Schneider-Schneiter, el Consejo Federal (el Gobierno) debería marcar el camino en esta dirección, porque le parece “chocante” la situación de estas personas suizas residentes en el extranjero, “que probablemente llevan toda la vida pagando primas básicas a un seguro de enfermedad suizo, quizá incluso sin nunca haber recibido prestaciones”.
Los seguros se benefician
El argumento que esgrime la consejera puede incluso valorarse: los jubilados suizos en Tailandia aportan unos 250 millones de francos a los seguros de enfermedad suizos.
El cálculo lo ha realizado Josef Schnyder, vicepresidente de la Sociedad Suiza en Bangkok. Josef Schnyder aclara que los asegurados más jóvenes, en principio, pagan un anticipo de solidaridad a los asegurados de más edad. Pagan primas por prestaciones que no utilizan, o que solo utilizan cuando se jubilan.
Pero si alguien emigra antes de llegar a la edad en la que los costes sanitarios son más elevados —en torno a los 60 años— esa persona habrá contribuido, pero nunca se beneficiará. “Hasta ese momento, los datos estadísticos permiten calcular un superávit de beneficio para el seguro de casi 42.500 francos por persona asegurada”, explica Josef Schnyder. Con 6.000 pensionistas emigrados a Tailandia, ese beneficio llega a 250 millones de francos.
Josef Schnyder habla de suizos que, por motivos de salud, han tenido que dejar a sus familiares en Tailandia, porque han regresado a Suiza a recibir tratamiento. También conoce a personas a las que ya no se les expiden visados para estancias de larga duración porque ya no pueden presentar un justificante de seguro.
Tratamientos más baratos
Como miembro del comité de la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE), Elisabeth Schneider-Schneiter mantiene vínculos estrechos con la diáspora, pero con su propuesta se refiere fundamentalmente a los costes sanitarios en Suiza. “Si alguien se trata en Tailandia, los costes del tratamiento son mucho más bajos”, afirma.
Así, Elisabeth Schneider-Schneiter ha convencido a la clase política de todos los partidos implicados. Su propuesta la han firmado treinta y cinco representantes del Parlamento: presidentes de partido y jefes de grupo de distintos partidos gubernamentales. “Todo el mundo se ha dado cuenta de que esto permitiría aligerar la carga del sistema sanitario suizo”, dice con convicción Elisabeth Schneider-Schneiter.
La parlamentaria de Basilea ahora espera impaciente la respuesta del Gobierno federal a su idea. Porque hay otro argumento de costes: si los suizos de la tercera edad y empobrecidos en Tailandia tienen que regresar a su país, también pueden caer en manos del sistema social.
El retorno forzoso entonces costará más, no solo al sistema sanitario, sino también a los contribuyentes de la Confederación.
Se exime al Estado
Cuando hace un año swissinfo.ch planteó esta cuestión al antiguo responsable de la diplomacia Joannes Matyassy, este respondió que “estas personas se van al extranjero, a países donde se vive muy bien con una pensión suiza, a sabiendas. Cuando eso no funciona, ¿debe de nuevo intervenir el Estado?”. En su momento, Joannes Matyassy calificó este tipo de expectativa como “problemática”.
Para Elisabeth Schneider-Schneiter es “al contrario, el Estado no tiene que ocuparse de ellos. Se libera de ellos”.
Texto adaptado del francés por Lupe Calvo
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