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Prueba de fuego para la fusión Holcim-Lafarge

El presidente de Holcim, Wolfgang Reitzle, revela quién será el consejero delegado del nuevo grupo que nacerá de la fusión con Lafarge: Eric Olsen (dcha). Reuters

El ‘matrimonio’ previsto entre los dos gigantes del cemento se somete este viernes al veredicto de la Asamblea General Extraordinaria de Holcim. Varios de los principales accionistas apoyan la fusión, pese a su escepticismo inicial.

Desde que se planteó hace un año, la propuesta de crear el que será previsiblemente el líder mundial del cemento ha recorrido un camino escarpado. Y es lógico considerando que se trata de una operación con un valor de 40 000 millones de francos suizos (43 000 millones de dólares). Tras obtener el aval de los accionistas y de las autoridades reguladoras suizas, parece que el proyecto llegará a buen puerto de aquí a finales de julio. En los albores de 2015, sin embargo, todo lucía mucho más complicado.

Tanto, que en algún momento pareció que jamás podría desenmarañarse la negociación. Primero, porque Holcim tiene un desempeño financiero superior al de su homóloga francesa. Segundo, porque la decisión del Banco Nacional Suizo (BNS) de eliminar el tipo de cambio mínimo franco-euro estropeó muchos planes, así como el acuerdo inicial al que habían llegado los principales accionistas de la cementera helvética.

Las partes interesadas tuvieron que regresar a la mesa de negociación y parece que el 20 de marzo consiguieron insuflar nueva vida a  un pacto que estaba en riesgo. No obstante, hubo que cambiar los antiguos términos de la negociación que concedían el mismo valor a las acciones de los dos grupos. Si la fusión se concreta, los accionistas de Lafarge tendrán que ofrecer 10 acciones de su compañía, mientras los de Holcim aportarán exclusivamente 9 al fondo central que permitirá crear una nueva firma.

Lafarge también tendrá que ceder en otros frentes. Su director ejecutivo, Bruno Lafarge, vio recortadas sus alas recientemente, cuando supo que deberá conformarse con una vicepresidencia, junto con Wolfgang Reitzle de Holcim. También se dio a conocer que Eric Olsen, actual vicepresidente ejecutivo de la cementera francesa, será el consejero delegado de la nueva empresa, que tendrá su sede en Zúrich.

Accionariado dividido

Pero para que esto suceda, al menos dos tercios de los accionistas de Holcim deberán aprobar la fusión en la Asamblea General Extraordinaria que se celebrará en Zúrich este viernes. Los ejecutivos de Holcim han convencido a Thomas Schmidheiny, Eurocement y Harris Associate –que concentran más del 30% de las acciones–  de que el acuerdo permitirá ahorrar 1 500 millones de euros (1 460 millones de francos) derivados de las sinergias que se obtendrán, así como fortalecer la capacidad innovadora y el alcance global del nuevo titán cementero.

La ‘Institutional Shareholder Services’, que asesora a una parte de los accionistas de la compañía y que tiene potestad para representarlos a la hora de votar, también se ha manifestado favorable a la fusión de las dos empresas.

Aun así, el ‘matrimonio’ entre Holcim y Lafarge está lejos de generar total consenso. La Fundación Ethos y una coalición de pequeños inversores llamada Comunidad de Intereses a Favor de Holcim, están en contra de la fusión y han hecho públicas sus objeciones. Advierten de que la mermada posición de Lafarge, las diferentes culturas de negocios en ambos grupos y la presencia de Lafarge en regiones inestables como África y Oriente Medio podrían convertirse en un problema para Holcim.

“A Ethos no le convence la lógica estratégica de esta fusión y considera que ciertos activos de Lafarge perjudicarían la rentabilidad del nuevo grupo. Holcim estaría mejor si pagara dividendos a sus accionistas y se quedara como empresa independiente”, afirmó la fundación el mes pasado.

Un grupo de alrededor de 50 empleados de Holcim se manifestaron delante del inmueble en el que el grupo helvético celebró su Asamblea Anual General hace unas semanas para exigir garantías de que ningún trabajador será despedido, al menos durante los próximos dos años.

Culturas diferentes

Según algunos observadores, existe una clara lógica industrial en la decisión de fusionar los dos grupos, ya que se crearía una entidad más eficiente. Otros cuestionan si dicha unión puede funcionar en el terreno práctico.

“Aún existen grandes interrogantes sobre si una fusión de esta envergadura funcionará. Suele ser en los procesos operativos y en los pequeños detalles, que no pueden plasmarse en papel, donde suelen producirse choques de culturas. Lafarge posee una cultura francesa; Holcim tiene sólidas raíces culturales en la Suiza de habla alemana”, explica Christian Stadler, profesor de Administración Estratégica de la Escuela de Negocios Warwick.

Son problemas que han afectado a otras grandes fusiones, como las de Daimer y Chrysler, o de BP y Amoco, explica. No toda gran fusión es sinónimo de conflictos, pero las complejas negociaciones entre Holcim y Lafarge a principios de 2015, se debieron justamente, en opinión de Stadler, al choque de personalidad entre los ejecutivos de las dos firmas.

El actual presidente de Holcim, Wolfgang Reitzle, estaba preparado para afrontar dichas preocupaciones cuando se anunció a los medios el nombre del futuro consejero delegado: Eric Olsen. Solo le quedó decir a la prensa: “Tenemos que crear una nueva cultura lo antes posible y trabajar con energía para superar las fricciones naturales que se crean en estos casos, ya que pueden ser un obstáculo para generar sinergias”.

Olsen también se mostró optimista sobre las posibilidades que existen de que la fusión sea armoniosa. «Observo que hay entusiasmo y compromiso para hacer las cosas, no desconfianza”, declaró tras las primeras reuniones con el personal de ambas compañías.

La adquisición

Si la fusión llega a buen puerto, como se espera, será la operación de ‘fusiones y adquisiciones’ más importante en el último año entre una empresa suiza y una extranjera. Y los últimos 12 meses han sido generosos en este ámbito, pues se han registrado 604 transacciones de esta naturaleza, con un valor financiero de 175 800Enlace externo millones de francos.

Como dato comparativo, el empresariado helvético celebró 580 acuerdos de fusión o adquisición durante 2013, con un valor total de 20 800 millones de francos, según Ernst & Young Suiza.

En lo que va de año ha bajado el ritmo de este tipo de operaciones. Durante el primer trimestre se celebraron 137 acuerdos (13% menos que durante el mismo periodo de 2014) con un valor cercano a los 16 100 millones de francosEnlace externo (un 30% menos que en los tres primeros meses de 2014).

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Ronald Sauser, jefe de Fusiones y Adquisiciones en Ernst & Young Suiza, atribuye esta desaceleración a la decisión del Banco Nacional Suizo (BNS) de eliminar el tipo de cambio mínimo entre el franco y el euro.

Sin embargo, asegura que esta no será forzosamente la tónica del resto del año, a pesar de que el tipo de cambio actual no favorece a las empresas helvéticas.

“Es demasiado pronto para hacer predicciones. En este momento podrían anticiparse lo mismo efectos positivos que negativos en materia de fusiones y adquisiciones relacionadas con empresas suizas”, declara Sauser a swissinfo.ch.

El súbito fortalecimiento del franco frente al euro redujo los márgenes de ganancia de muchas compañías, explica, lo que podría llevarlas a buscar la adquisición de empresas extranjeras para reducir sus costos de operación y para diversificar sus portafolios. “Pero para otros grupos, los márgenes son ya tan bajos que no están en condiciones de pensar en adquisiciones. Y si no pueden sobrevivir por sí mismos pueden convertirse, en contrapartida, en el objetivo de otros grupos compradores”.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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