¿Quién es el culpable de la desaparición del Credit Suisse?
Los últimos meses de operación del desafortunado banco Credit Suisse han sido un tema de acalorado debate en Suiza. ¿Quién es el culpable de la debacle? Los principales sospechosos se exoneran a sí mismos.
La adquisición de urgencia del Credit Suisse en marzo pasado, por parte de su rival bancario UBS, fue un desastre para las relaciones públicas del supuestamente seguro sector financiero suizo.
Aunque la debacle del banco helvético causó menos estragos que la quiebra del estadounidense Lehman Brothers en 2008, la caída del Credit Suisse ha generado muchas preguntas incómodas.
Las más relevantes: ¿Por qué se pasaron por alto las señales de alarma? ¿Cómo fue que se llegó a decidir una compra de urgencia por parte del UBS en el transcurso de un fin de semana? ¿Qué ocurriría si UBS llega a verse en apuros en el futuro?
SWI swissinfo.ch analiza el papel de los principales sospechosos de la crisis del Credit Suisse.
Los sospechosos
Los inversores perdieron la fe en el Credit Suisse tras una serie de escándalos y errores empresariales, lo que llevó a una catastrófica corrida bancaria entre el otoño de 2022 y la primavera de 2023.
Pero qué hicieron los actores estatales responsables de asegurar el orden en los bancos considerados como «demasiado grandes para quebrar», concretamente, la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros de Suiza (FINMA), el Banco Nacional de Suiza (BNS), el Ministerio de Finanzas y los legisladores.
La autoridad reguladora
FINMA publicó un reporte detallado sobre sus negociaciones con el Credit Suisse, que bien podría resumirse en la siguiente frase: “Hicimos todo lo que pudimos, pero nuestros poderes fueron demasiado limitados para ser eficaces de verdad”.
La autoridad reguladora ha solicitad en retiradas ocasiones tener el poder de imponer multas, nombrar y exhibir a los malos elementos del sector, acotar los salarios excesivos y disciplinar de una forma efectiva a los directivos de alto ramo bancario.
Pero un informe realizado por la agencia de noticias Reuters le reprocha a FINMA haber vetado un plan del banco central para nacionalizar al Credit Suisse alrededor de seis meses antes de que tuviera lugar la compra forzosa de esta del UBS.
FINMA no ha respondido frontalmente a esta acusación, pero ha ofrecido algunas pistas sobre su posición a través de un informe que realizó sobre la gestión de la crisis del Credit Suisse.
«En general, una solución privada es preferible a las medidas impuestas por el Gobierno», porque resulta una vía «más apropiada, selectiva y proporcionada», refirió el informe.
Pero añade que la decisión final la tuvo el Consejo Federal, que optó por el camino de la compra por parte del UBS.
Algunos medios de comunicación han sido incisivos también con la presidenta de FINMA, Marlene Amstad, porque la consideran dictatorial y excesivamente crítica con su personal. Se ha culpado a Amstad de la partida de varios empleados clave, incluidos dos directores generales desde que ella asumió el cargo en 2021: Mark Branson (2021) y Urban Angehrn (en 2023, seis meses después de la compra del Credit Suisse).
FINMA está operando con un director general interino justo en un periodo en el que solicita tener mayores potestades como autoridad.
El banco central
El Banco Nacional de Suiza asegura, en su turno, que hizo todo lo que estaba a su alcance al ofrecer préstamos de emergencia al Credit Suisse por cientos de miles de millones de francos y facilitar la adquisición del UBS.
Su trabajo también fue decisivo para conseguir que los bancos centrales de otros países respaldaran la compra emergente por parte del UBS.
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A diferencia de FINMA, el BNS no solicita facultades adicionales. Por lo contrario, pide acotar las que tiene. El presidente del banco central, Thomas Jordan, desea limitar la implicación directa que tiene el BNS en las quiebras de los bancos comerciales, especialmente en lo relativo a asumir riesgo de pérdidas durante los rescates bancarios.
El mensaje es claro: se pueden proporcionar fondos de emergencia, pero sólo si están respaldados por los activos del banco comercial o por dinero de los contribuyentes.
El BNS declinó ofrecer comentarios sobre la afirmación de Reuters de que FINMA vetó su recomendación de nacionalizar temporalmente el Credit Suisse en el otoño del 2022.
El Ministerio de Finanzas
Los últimos meses de operación del Credit Suisse vieron desfilar a dos ministros de Finanzas: Ueli Maurer (hasta el cierre del 2022) y Karin Keller-Sutter (a partir del inicio del 2023).
De entre ambos, Maurer ha sido por mucho el más criticado. La razón: estuvo al frente del Ministerio de Finanzas desde el 2016, así que es el único que hubiera podido detener el proceso de descomposición del Credit Suisse.
La prensa ha acusado a Maurer de haber ocultado al Consejo Federal la gravedad de la situación del banco y de haber cancelado una reunión que estaba prevista en noviembre del 2022 para debatir el problema.
Los medios especulan sobre qué tanto se opusieron, tanto Maurer como Keller-Sutter, a que el Estado tomara el control del banco -aunque fuera temporalmente- dada la inminencia de las elecciones federales de octubre del 2023.
Los legisladores
El Parlamento también ha sido criticado por no haber establecido el marco adecuado para hacer frente a la quiebra de un banco de esta magnitud.
Algunas medidas fueron aprobadas, como reforzar las reservas de capital de los grandes bancos. Pero no previeron fondos estatales de urgencia (conocidos en inglés como Public Liquidity Backstop) para cuando resultaran necesarios. Solo se aprobó a toda prisa, en marzo del 2023, una legislación emergente y provisional.
También se les ha reprochado a los legisladores haber escuchado demasiado a los grupos de presión del sector bancario, que solicitaban siempre moderación a la hora de establecer medidas contra los bancos “demasiado grandes para quebrar” y de fijar el alcance de las potestades de FINMA.
Falta de coordinación
Existen dudas también sobre la forma en la que cada una de las partes mencionadas ha participado en el trabajo conjunto a lo largo de la crisis.
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Tanto FINMA como el BNS y el Ministerio de Finanzas «miraron cada uno por sus propios intereses», escribió Dirk Schütz, redactor en Jefe de la revista económica Bilanz, en su libro “Demasiado cerca del viento: por qué Credit Suisse tuvo que cerrar” (Too Close to the Wind: Why Credit Suisse Had To Go Down).
«Es importante que la crisis del Credit Suisse sea tratada con la mayor transparencia posible por parte de los implicados. Pero es aún más relevante que se asuman las responsabilidades necesarias en la próxima crisis bancaria. Por lo tanto, debe mejorarse la cooperación entre FINMA, el Departamento Federal de Finanzas y el Banco Nacional de Suiza», expresó una editorial del periódico Tages Anzeiger.
La Asociación de Banqueros Suizos (ABS) coincidió en que «es importante seguir optimizando la cooperación entre el Departamento Federal de Finanzas (DFF), el BNS y FINMA, y que se distribuyan claramente las responsabilidades en caso de crisis».
Solucionar los problemas que hay actualmente es imperativo para evitar que nuevos casos se salgan de control en el futuro. A Suiza le queda un solo banco internacional, UBS, cuyo balance suma 1,6 billones de dólares, esto es, casi dos veces el tamaño de la economía suiza en su conjunto.
Texto adaptado del inglés por Andrea Ornelas/Carla Wolff
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