¿Cómo saldrá la economía suiza de la crisis del coronavirus?
Esta pandemia sumirá a la economía mundial en una recesión, al menos en el primer semestre del año. ¿Con qué herramientas cuenta Suiza para minimizar el impacto económico y social de esta crisis? Y por otro lado, ¿qué factores podrían poner en peligro las perspectivas de recuperación económica?
La ayuda de emergencia de 10 000 millones de francos que el Gobierno suizo anunció el 13 de marzo pasó a ser 40 000 millones de francos, el 20 de marzo; y 60 000 millones, el 3 de abril. Con esta cantidad (que está lejos de ser definitiva) el Consejo Federal se propone aplicar medidasEnlace externo para intentar controlar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia de coronavirus. Ese dinero se utilizará, sobre todo, para dar liquidez a las empresas, evitar (en la medida de lo posible) los despidos y cubrir la pérdida de ingresos de los trabajadores autónomos.
Se trata del mayor programa de ayuda jamás lanzado por el Gobierno helvético. Los 60 000 millones previstos equivalen casi a lo que la Confederación gasta en un año –71 000 millones en 2019– y al 8,5% del producto interior bruto (PIB), cuyo volumen es de 700 000 millones. Aunque probablemente esto no será suficiente para hacer frente a las enormes pérdidas económicas que la pandemia está causando. Según varias estimaciones, la economía suiza está perdiendo entre 4 000 y 5 000 millones de francos por semana. Una cantidad que podría aumentar considerablemente si continúa la situación actual y muchas empresas se ven obligadas a cerrar.
Suiza superó la crisis de 2008 mejor que muchos otros países europeos, aunque afectó directamente a uno de los pilares de su economía: al sector bancario. Y, para hacer frente a este desafío histórico, tiene al menos tres bazas, aunque también tres debilidades. Veamos cuáles.
Los miembros del G20, responsables del 85% de la producción económica mundial, han declarado que, con el objetivo de minimizar el daño económico y social de la pandemia, estimular el crecimiento y mantener la estabilidad de los mercados, van a destinar 5 billones de dólares. Otros gobiernos tienen la intención de inyectar en sus economías enormes cantidades de dinero. Unas contribuciones que son esenciales para hacer frente a la actual emergencia, pero que no harán sino aumentar una deuda pública cada vez más insostenible para muchos países.
Según los datos de la OCDE, en 2018 la carga de la deuda era aplastante para Japón (el 240% del PIB), Italia (el 147%), Estados Unidos (el 136%), Francia (el 122%), Gran Bretaña (el 117%) y España (el 115%), por citar solo algunos países. La deuda pública en Suiza (Confederación, cantones y municipios) representa únicamente el 27% del PIB.
Esta baja proporción se debe sobre todo al “freno del endeudamiento”, un mecanismo que la Confederación puso en marcha en 2003 para evitar los desequilibrios financieros estructurales y poner fin a los continuos déficits acumulados desde la década de 1990. Desde 2006, las cuentas públicas casi sistemáticamente registran excedentes, que se utilizan para aliviar la deuda. El freno del endeudamiento, que también han adoptado los cantones, ahora da a Suiza un buen margen de maniobra financiero para atenuar el impacto de la inevitable recesión económica.
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Ueli Maurer tiene los millones que ahora se necesitan
Otro instrumento importante para mitigar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia es la indemnización por reducción de la jornada laboralEnlace externo, que se ha establecido para hacer frente a la disminución temporal de la actividad empresarial y preservar los puestos de trabajo. Las empresas, en tiempos de crisis, en lugar de hacer despidos, pueden reducir la jornada laboral durante un cierto período de tiempo y utilizar esta indemnización para cubrir parte de los salarios.
+ ¿Cómo funciona en Suiza el desempleo parcial?
Gracias a este mecanismo, los empresarios mantienen en su empresa personal formado capaz de reanudar rápidamente las operaciones. Los empleados, por su parte, no pierden su trabajo y mantienen intacta su protección social. En Estados Unidos, por ejemplo, en las últimas tres semanas hasta 10 millones de trabajadores se han quedado sin empleo.
Miles de empresas han recibido las prestaciones de desempleo parcial durante las crisis recientes. Pero nunca a niveles comparables a los actuales. Desde mediados de marzo, alrededor de 1,3 millones de empleados, es decir, la cuarta parte de la población activa de Suiza, han solicitado prestaciones.
Tras la crisis internacional de 2008 y bajo el liderazgo de Mario Draghi, el Banco Central Europeo ha desempeñado un papel fundamental en la estabilización de la situación económica de la zona euro. Pero las disputas actuales en torno a la emisión o no de eurobonos demuestran una vez más las expectativas contradictorias de los Estados europeos. El Banco Nacional SuizoEnlace externo (BNS), por su parte, puede aplicar una política monetaria adaptada a las necesidades específicas de una economía determinada.
Si la crisis del coronavirus agotara los recursos de la Confederación, el BNS podría intervenir inyectando grandes cantidades de dinero. La idea de estas intervenciones del BNS ha horrorizado siempre a los partidos y a los economistas más liberales. Pero, de hecho, el BNS fue quien salvó al mayor banco de Suiza (UBS) en 2008. En caso de cambios sociales importantes, se intensificaría la presión sobre el banco central (que el pasado año obtuvo un beneficio de 50 000 millones de francos).
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¿A dónde van los miles de millones del Banco Nacional Suizo?
Suiza no tiene un gran mercado interno, comparable a países como Alemania o Japón, por ejemplo, y gana en el extranjero aproximadamente uno de cada dos francos. Más de dos tercios de sus exportaciones son absorbidas por la UE y los Estados Unidos. Si estos países cayeran en una larga y profunda recesión, Suiza tampoco podría salir de ella a bajo coste, como ocurrió tras el colapso de la economía mundial en 2008.
La fuerza del franco suizo ha simbolizado la estabilidad de la economía suiza durante décadas. Ha contribuido a atraer inversiones en empresas y capital a los bancos. Sin embargo, a más tardar desde la introducción del euro, el franco fuerte también se ha convertido en uno de los puntos débiles de Suiza: cualquier fortalecimiento del franco frente a la moneda europea debilita la competitividad de la industria exportadora y del sector turístico. En las dos últimas semanas, el BNS varias veces ha tenido que intervenir para evitar una nueva apreciación del franco, considerado un refugio seguro en tiempos de crisis.
Pero, si en la zona euro se dan nuevas turbulencias, incluso estas intervenciones pueden no ser suficientes.
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El franco fuerte aún pesa sobre la economía suiza
Tras la crisis de 2008, los Estados Unidos y los principales países europeos se vieron obligados a financiar importantes rescates bancarios y de recuperación económica, que dejaron atrás una montaña de deudas. Con el fin de devolver el dinero a las arcas del Estado, los gobiernos de estos países decidieron adoptar una estrategia común para eliminar los vacíos utilizados por las empresas y los particulares para eludir al fisco.
Bajo la dirección del G20, la OCDE y la UE, se han introducido importantes reformas fiscales internacionales, que han dado lugar al intercambio automático de información sobre cuentas bancarias y a nuevas normas sobre la fiscalidad de las empresas transnacionales. Suiza, que está completamente aislada, es uno de los países más afectados por las nuevas normas internacionales.
+ Suiza en la era del intercambio automático de información fiscal
Un escenario que con esta nueva crisis corre el riesgo de repetirse. En las actuales negociaciones del G20 y la OCDE sobre un nuevo sistema internacional de tributación de las empresas, el Gobierno suizo poco podrá decir en defensa de sus intereses, por ejemplo. Esto debería permitir a los países con un gran mercado recaudar una parte mucho mayor de los impuestos que pagan los gigantes de internet y otras empresas transnacionales. Según las primeras estimaciones, la Confederación corre el riesgo de perder 5 000 millones de ingresos fiscales al año.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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